El peligro de una inflación estructural: contracción del consumo y pérdida de competitividad
El Consejo General de Economistas mantiene su previsión de crecimiento en un 4,7% en 2021 y un 5,6% en 2022, y avisa de que ómicron está contrayendo la actividad económica por las bajas laborales y las restricciones
La preocupación por el aumento constante y en teoría coyuntural de la inflación al calor de la crisis energética y de suministros ha ido in crescendo en los últimos meses y los economistas alertan ya sobre el peligro e una inflación que al menos ya «en parte» es «estructural».
La escalada de los precios ha tocado su pico en diciembre, con un aumento de la tasa interanual del IPC hasta el 6,7%, la mayor de los últimos 30 años, con un alza mensual del 1,3% por la subida imparable del precio de la electricidad y, en menor medida, al aumento de los precios de la alimentación.
Este elevado incremento del IPC tendrá consecuencias económicas de distinta índole, ya que, unido a la falta de inercia del último trimestre de 2021, explica que el crecimiento del primer trimestre de 2022 vaya a ser «plano», según las previsiones del Consejo General de Economistas (CGE).
El último Observatorio financiero de los economistas mantiene un incremento del PIB en 2021 en el 4,7%, a pesar del crecimiento mayor de lo esperado del tercer trimestre, como consecuencia de la incidencia de la sexta ola de contagios en el cuarto trimestre, al tiempo que lo mantiene en el 5,6% en 2022 y alerta sobre el peligro de una inflación estructural en España.
Los efectos: contracción del consumo y pérdida de competitividad
Los economistas subrayan que preocupa el incremento que está sufriendo la inflación subyacente, que no tiene en cuenta en incremento de precios de los productos energéticos ni de los alimentos no elaborados, que ha sido de 2,1%, cuatro décimas más que en el mes anterior, acumulando subidas considerables desde el 0,2% de junio.
En este sentido, explican que el aumento de los precios de los productos energéticos está siendo repercutido por parte los productores, lo que está influyendo en los precios del resto de los productos. «Esto hace que el incremento de la inflación ya no sea coyuntural, sino que, en parte, sea estructural», alertan.
El problema del encarecimiento de los bienes, unido a que los salarios están creciendo a un ritmo inferior podría provocar una contracción del consumo interno y una pérdida de competitividad en las exportaciones, fundamentalmente si el diferencial con los principales mercados se ensancha. La advertencia del Consejo de Economistas se produce en un contexto en el que el crecimiento del IPC de la zona euro en noviembre fue del 4,9%, mientras que el de España fue de 5,5%, seis puntos más.
No a la subida del SMI y de cotizaciones
Dado que el tejido empresarial español está conformado fundamentalmente de pymes, muy sensibles al incremento de los costes energéticos y los costes a laborales, con apenas colchones para «sobrevivir a las incidencias», el CGE apunta que puede que no sea el mejor momento para afrontar una subida de los costes laborales, vía incremento del salario mínimo interprofesional o vía cotizaciones sociales, dado que «muchas de estas empresas tienen difícil su viabilidad».
A este respecto, recuerdan que la extensión hasta el 31 de junio de 2022 de la línea de avales del ICO para autónomos y empresas, la ampliación de la moratoria concursal, y la refinanciación de los préstamos avalados por el ICO, tiene como consecuencia diferir el cierre de una parte importante de estas pymes, con sus efectos en la estructura económica del país, y en el número de trabajadores empleados.
En cualquier caso, los economistas valoran que las exportaciones tuvieron a lo largo de 2021 un «buen comportamiento«, en torno al 11%, aunque parte de este incremento es debido al alza de los precios. Con todo, los expertos apuntan que una parte importante de las pymes están abriendo sus mercados al exterior, lo que hace que puedan ser más competitivas y les sea más fácil crecer, para lo que reclaman ayudas para facilitar ese proceso de internacionalización.
Los índices PMI indican una cierta ralentización de la actividad en el mes de diciembre. En el caso español, el índice manufacturero se ha situado en 56.2, por debajo de 57.1 registrado en noviembre, debido a un crecimiento más débil de los nuevos pedidos. No obstante, las expectativas de actividad futura en los próximos doce meses han mejorado ligeramente por la esperanza de nuevas mejoras en los suministros tanto en la zona euro como en España.
Mantenimiento de previsiones: ómicron contrae la actividad económica
Los economistas apuntan que la revisión al alza del INE de los datos de Contabilidad Nacional a finales de diciembre, cuando elevó en seis décimas el crecimiento del PIB en el tercer trimestre, no le sorprendieron.
De cualquier forma, el Consejo General de Economistas mantiene en el 4,7% su previsión de crecimiento para 2021 al calibrar el impacto positivo de la llegada de la vacuna y el alto índice de vacunación y la finalización de restricciones a la movilidad con factores negativos como la quinta ola en el tercer trimestre, el retraimiento del turismo, el incremento de los precios de la energía y los problemas en las cadenas de suministro, que llevaron a una rebaja de previsiones tras el verano.
A ello se suma que el «cierto repunte» previsto en el cuarto trimestre se ha visto afectado por la nueva variante Ómicron que ha provocado la «ralentización brusca de la incipiente recuperación» de la economía a nivel mundial y, en el caso español, esta sexta ola –con una incidencia de 1.775,27 contagios– está provocando bajas laborales, personal confinado, y la adopción de medidas restrictivas relacionadas con el ocio, que hacen que la actividad económica se esté contrayendo.
Por ello, augura que el crecimiento del último trimestre del año se sitúe entre el 1,8% y el 2%, y 2021 cierre con un crecimiento en torno al 4,7%. La falta de inercia y la alta inflación anticipan un crecimiento plano en el primer trimestre de 2022, ejercicio que registrará un crecimiento del 5,6%. Tanto en 2021 (4,7%) como en 2022 (5,6%) los crecimientos son inferiores al alza del PIB del 6,5% y el 7%, respectivamente, calculados por el Gobierno.
En cuanto a la tasa de paro, el CGE prevé que esta finalice en 2021 en torno al 14,7% y en 2022 disminuya al 14,2%, aunque subraya que de octubre de 2020 a octubre de 2021, cuatro de cada cinco empleos creados han sido en el sector público, lo cual ve «lógico» teniendo en cuenta los refuerzos que se han producido en el personal del sector sanitario y en menor medida en el sector de la educación.
Por último, la deuda pública en España, que en mayo de 2021 llegó a ser del 125% del PIB, ha ido moderándose en el tercer trimestre y se prevé, se sitúe en torno al 121% a finales de 2021, superior al objetivo del Gobierno (119,5%), y el déficit público entre el 7,8 y 8,5%, en línea con lo calculado por el Ejecutivo (8,4%).