Patronal y sindicatos ponen en duda que se acuerde la reforma laboral antes del 1 de enero
Bruselas ya advirtió al Gobierno de que no valora "la hipótesis de un retraso", pero ni la CEOE ni los trabajadores aprueban las propuestas del Ejecutivo
El reloj corre y la fecha límite del 31 de diciembre está cada vez más cerca sin que un acuerdo se vislumbre en las negociaciones de la reforma laboral. Bruselas exigió al Gobierno que el nuevo marco debía estar listo con la entrada de 2022, pero ni la patronal ni los sindicatos aceptan por el momento las propuestas del Ejecutivo. Las propuestas están muy alejadas y ambas partes piden un tiempo que Europa no parece estar dispuesto a otorgar.
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ya se mostraba pesimista durante la semana tras la entrada del Ministerio de Asuntos Económicos a las conversaciones. Este sábado, el vicepresidente de la organización, Íñigo Fernández de Mesa, apuntó en la misma dirección: «La reforma laboral es muy compleja, hay muchos puntos en la negociación y más vale llegar a un acuerdo de calidad con tiempo a que finalmente no haya nada».
El dirigente patronal estuvo presente en el XXVI Encuentro de Economía de S’Agaró para debatir sobre el futuro del marco laboral español y demostró la distancia que ahora misma separa a la institución de sindicatos y Gobierno. «La reforma laboral de 2012 estuvo auspiciada por Europa y ha tenido accesos muy positivos: ha facilitado el crecimiento y reducido la temporalidad», destacó.
Fernández de Mesa pidió «prudencia» a la hora de subir salarios en un contexto de inflación como el actual (+5,4% en octubre), que podrían producir efectos de segunda ronda. Renunciar a la flexibilidad no está en sus planes. Más en un contexto en el que las empresas españolas todavía dependen de las ayudas procedentes del Estado y muchas no comenzaron ni siquiera a devolver los créditos antipandemia avaladas por el Instituto de Crédito Oficial (ICO).
En conversación con Economía Digital, el directivo mostró predisposición a mantener hasta la campana las negociaciones, encalladas en la temporalidad y los nuevos expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). El Gobierno ya abrió la puerta el jueves a aprobar el texto sin el visto bueno de la patronal.
Tanto CCOO como UGT advierten que el acuerdo ahora mismo no se vislumbra
Sin embargo, las dudas están también al otro lado de la mesa. También los sindicatos piden prudencia a la hora de llegar a un acuerdo con prisas que termine por no satisfacer a nadie. «No nos viene de un mes; estas cosas, como el buen vino, hay que macerarlas, ejemplificó Camil Ros, secretario general de UGT en Cataluña.
Tampoco CCOO vislumbra un acuerdo cercano. «No compartimos la última propuesta del Gobierno en materia de contratación; ha habido un avance pero las situaciones a protegen no son las idóneas», advirtió el viernes. Y remató: «Habrá que seguir negociando con el objetivo de buscar un acuerdo, que hoy por hoy no se vislumbra».
A pesar de las reticencias, la Unión Europea no está dispuesta a esperar a España. «Todo el mundo sabe que ahora mismo hay que llegar lo mas rápido posible. El mensaje esta muy claro”, amenazó el comisario europeo de Empleo y Derechos Sociales, Nicholas Schmit, en una entrevista en RNE. «No valoro la hipótesis de un retraso; el Gobierno de España es absolutamente consciente de la situación y creo que va a hacer todos los fuerzas para terminar estas negociaciones y la preparación de las reformas en los plazos previstos», añadió.
El BCE y el Banco de España piden prudencia con los salarios
En las mismas jornadas, organizadas por la Fundación Internacional Olof Palme, Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, y Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, pidieron contención en los salarios para no abonar una inflación más duradera de lo previsto. Con el objetivo de estabilizarse alrededor del 2%, ambos dirigentes ya admitieron que se prolongará más tiempo de lo que se estimaba en un principio.
De Guindos señaló que España «debe mantener la competitividad», clave para crecer por encima de la media europea a partir de 2013. El ejecutivo era el ministro de Economía en el Gobierno que aprobó el último marco laboral. Y sacó pecho por su obra. «La reforma laboral de 2012 tuvo mucho que ver en el crecimiento y funcionó razonablemente bien».