La patronal exige a Colau mano dura contra los macrobotellones y saqueos en Barcelona
PIMEC y Foment reclaman un "planes de contención" para evitar nuevos disturbios como los vividos en la capital catalana durante las fiestas de la Mercè
Preocupación en la patronal catalana por los disturbios en Barcelona como consecuencia de los macrobotellones de este fin de semana, durante las fiestas de la Mercè. Petita i Mitjana Empresa de Catalunya (PIMEC) y Foment del Treball han exigido a Colau y Aragonès que se mantenga la «ley y el orden» para evitar nuevos altercados en la ciudad.
El presidente de PIMEC, Àlex Goñi, ha exigido al ayuntamiento y a la Generalitat que se ponga freno «a la violencia, los altercados, los saqueos de comercios y los restaurantes de la ciudad». Pequeños comercios, como restaurantes o tiendas, han sido víctimas de robos y altercados durante este fin de semana en Barcelona.
A través de un comunicado, la patronal ha expresado su malestar ante las dos administraciones públicas que se encargan de la seguridad de la ciudad «que actúen y prevean planes de contención eficaces para que no se repitan los lamentables altercados que tuvieron lugar, principalmente, alrededor de la Plaza de España, del Bogatell y otras zonas de la ciudad».
PIMEC ha destacado los destrozos ocasionados contra establecimientos comerciales de la zona, pero también ante las pérdidas de mobiliario urbano y la violencia ejercida contra los propios cuerpos policiales. La patronal de la pequeña y mediana empresa catalana exige que se intensifiquen «los espacios de participación institucional para conseguir máximos consensos».
«El consumo va ligado a la percepción de seguridad y el estado de ánimo de las personas, hecho por el cual, la sensación de impunidad y violencia ocurrida en las calles de la ciudad de Barcelona no sólo denigran el municipio y su proyección internacional, sino que también tiene consecuencias directas en el tejido productivo», lamenta PIMEC.
Foment: «Nivel de violencia de extrema gravedad»
Una línea parecida defiende el secretario de la Comisión de Seguridad de Foment, Salvador Sedó: «Hemos pasado a un nivel de violencia hacia el entorno privado y público de una extrema virulencia y gravedad». En conversación con Economía Digital, el representante de la patronal ha lamentado que se hayan desvalijado restaurantes y aparadores.
«Tiene un coste muy importante para los comerciantes, además de la imagen que se da de una ciudad donde todo está permitido y donde se puede hacer lo que sea». Sedó ha asegurado que el problema de los botellones, muy enraizado en la capital catalana, también se da en zonas industriales de toda Cataluña, y exigen máxima implicación de Colau y de la Generalitat.
Preguntado sobre las causas que han motivado estos comportamientos, Sedó ha explicado a título personal que «durante los últimos años ha habido una cierta permisividad de ciertas actitudes», en referencia al procés. «Se ha querido primar el derecho a manifestación, que nosotros defendemos, pero a veces no se ha dotado a las fuerzas de orden a actuar cuando debían».
El representante de la patronal ha asegurado que han expresado su «preocupación» tanto al consistorio gobernado por Ada Colau como a la consellería de Interior de la Generalitat, responsable de los Mossos d’Esquadra. Sedó ha explicado que ha habido reuniones con la comisión de seguridad del Ayuntamiento, del que han percibido «buena disposición» a reforzar la seguridad.
Los altercados durante la Mercè
Las fiestas de la Mercè se han convertido en el enésimo problema de orden público dentro de la capital catalana. Cerca de 40.000 personas se dieron cita esta madrugada en la plaza España para celebrar la segunda jornada de la festividad de la Mercè que acabó derivando en una turba violenta.
El macrobotellón se convirtió una batalla campal que ha dejado hasta 43 heridos, tres de ellos de carácter grave. Los equipos sanitarios han atendido a 13 personas por agresiones con arma blanca y sospechan que se ha podido producir una agresión sexual, según ha informado el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle.
Los enfrentamientos se acrecentaron después de que los agentes de policía tomaran posiciones en las calles para facilitar la asistencia de una ambulancia a una persona que había sido apuñalada. A partir de ahí, se generó una espiral de violencia que se ha ido salpicando a los participantes y al mobiliario público.
Tras los enfrentamientos, parecidos a las fiestas masivas que se produjeron tras el fin del estado de alarma, el Ayuntamiento y la Generalitat se han echado las culpas mútuamente. El Govern acusa a Colau de degradar la ciudad y a la Guardia Urbana, mientras que desde el consistorio señalan la pérdida de autoridad alentada por las instituciones catalanas.