Oceanwood, atrapada en Liberbank
La gestora con base en las Islas Cayman tiene una participación del 17,1%, pero su valor se ha reducido un 40% tras la fracasada fusión con Unicaja
¿Qué hace una gestora de fondos semidesconocida con el 17% del capital de Liberbank? ¿Y un inversor mexicano con algo más de 7% de las acciones? Es un misterio o el resultado de que las cosas no salieron como estaban previstas por ambas partes. Oceanwood, una gestora de fondos de inversión con base en las Islas Cayman, un territorio británico situado el noroeste de Jamaica, mantiene en el banco una participación del 17,098% del capital, según los últimos datos declarados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La venta de su participación hoy le supondría unas minusvalías importantes. Es una situación muy parecida a la que podría estar viviendo Ernesto Luis Tinajero Flores, un inversor mexicano, presidente de Inmosan, que controla el 7,087%. A tenor de la evolución de las cotizaciones de los últimos años, concretamente desde que entraron a formar parte del accionariado, ambos están atrapados.
Oceanwood es una gestora relativamente pequeña, con base en las Islas Cayman, un territorio que siempre está en la frontera de los denominados paraísos fiscales. La participación en los fondos que controla tienen, sin embargo, la autorización de la SEC. En la actualidad y con los datos que obran en poder de la CNMV, Oceanwood Capital Management Limited controla el 17,089% del capital de Liberbank, a través de Oceanwood Financial Select Opportunities Master Fund (alrededor del 3%) y Oceanwood Oportunities Master Fund, titular del restante 14%. El primero de ellos está en fase de desaparición por sus malos resultados.
Es el segundo accionista de Liberbank, por detrás de la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias, que cuenta con el 24,310%, y por delante de Ernesto Luis Tinajero Flores, un inversor mexicano (7,087%), Fernando Masaveu Herrero (5,763%), la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Extremadura (4,805%), la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Santander y Cantabria (3,361%) y Norges Bank (3,132%). Las fundaciones bancarias de las cajas que dieron origen a Liberbank firmaron en febrero de 2015 un pacto de sindicación de acciones, por las que unificaban su voto sobre una participación conjunta del 32,476% del capital.
Oceanwood entró en el capital de Liberbank en el año 2005. El destino quiso que, curiosamente, lo hiciera el Día de los Santos Inocentes, según consta en los registros de la CNMV. Compró el 2,815% del capital. Dos años después, en 2017, superó el 10,2% y a finales de ese mismo año, alcanzó el 17,4%. ¿Qué le llamó la atención de Liberbank? La probabilidad de que fuera protagonista de una operación corporativa, eufemismo bajo el que se esconde una fusión con otra entidad, sombra que en los últimos años ha planeado sobre la más pequeña entidad bancaria que cotiza en Bolsa.
Los empleados de Oceanwood son los también los dueños de la compañía, cuyo objeto social no va más allá de aprovechar las oportunidades. En terminología de los propios mercados, unos “cazaopas”. Pero hay que estar en el sitio justo, en el momento oportuno. Y ahí es donde se juegan su cuenta de resultados. Son fondos que buscan entre miles de empresas la idónea donde poder rentabilizar a corto plazo la inversión realizada, aprovechando no la evolución del negocio sino operaciones de compraventa en las que sea sujeto pasivo.
Oceanwood entró en Liberbank en la ampliación de capital de 475 millones realizada en junio de 2014. Entonces, los títulos de la antigua caja asturiana cotizaban en Bolsa en torno a los 0,97 euros. En 2017, cuando la gestora reforzó su posición hasta el actual 17%, las acciones se pagaban en el mercado entre los 0,43 y los 0,45 euros. Hasta alcanzar la posición actual, el fondo ha tenido que desembolsar en torno a los 250 millones de euros, que esperaba rentabilizar mediante la operación de fusión con Unicaja.
Para ello tuvo que aguantar vientos fuertes y hasta temporales. En julio de 2018, las acciones subieron hasta 0,515 euros, pero en octubre de ese mismo años, cuando sólo seguían existiendo rumores de fusión, las acciones no aguantaron el paso del tiempo y cayeron a 0,38 euros.
Pero la paciencia (algo poco habitual en los mercados bursátiles) pareció que tenía su premio. El 12 de diciembre del pasado año, Unicaja y Liberbank reconocieron mediante sendos hechos relevantes el inicio de conversaciones tendentes a una fusión entre las dos entidades. Los títulos de Unicaja subieron un 15,93% y los de Liberbank, un 13,95%. La operación soñada por Oceanwood y algunos accionistas más. Los títulos iniciaron la correspondiente escalada y subieron hasta 0,46 euros. En febrero entró en escena Abanca, que dijo estar dispuesta a lanzar una opa a 0,56 euros. El momento ideal para salir sin hacer mucho ruido había llegado.
Pero ni lo uno ni lo otro. Abanca renunció ante la CNMV a presentar una opa y los peores augurios sobre el resultado de la fusión con Unicaja empezaron a sobrevolar. En mayo, los dos bancos decidieron de mutuo acuerdo dar por finalizadas las negociaciones. A partir de esa fecha, los títulos de Liberbank comenzaron a bajar y, en la actualidad, cotizan en el entorno de los 0,30 euros.
Lo más curioso es que, además de las tres fundaciones bancarias de las cajas de ahorros fundacionales, fue Oceanwood la que se negó a aceptar los términos de la fusión propuestos por Unicaja (60% para la antigua caja andaluza y 40% para Liberbank.
Ahora, con Liberbank siguiendo su plan de forma autónoma y sin urgencia alguna para encontrar novio, Oceanwood se encuentra empantanada en una inversión de la que no puede salir si no es con minusvalías importantes. La gestora invirtió alrededor de 250 millones de euros hasta alcanzar su posición accionarial actual y el valor de la participación no llega hoy a 160 millones a valor de mercado. Salir a estos precios parece que no está en su hoja de ruta.