Nuevos retos, desafíos y oportunidades para la banca europea
La banca europea se enfrenta a obstáculos importantes mientras surgen oportunidades para un sector que tiene un gran potencial de negocio y la ocasión de mejorar su reputación, según el informe “Unión Bancaria, ¿un negocio sostenible?”, de PwC
El Informe Unión Bancaria, ¿un negocio sostenible?, elaborado por PwC, desgrana la regulación que viene en el sector financiero y por qué en el aniversario de la puesta en marcha de la Unión Bancaria la fotografía del sector bancario europeo ofrece luces y sombras.
Según el estudio la banca europea se encuentra en una encrucijada de compleja solución. Las entidades financieras están más capitalizadas que nunca y menos expuestas al riesgo por la presión regulatoria y supervisora.
Sin embargo surge la duda sobre si, en el actual contexto de japonización de la economía, este escenario de alta capitalización es el más adecuado para la sostenibilidad del negocio bancario, pero, sobre todo, si puede ser también una rémora para la reactivación del crecimiento de la actividad en Europa.
Además, el estudio de PwC analiza cómo las entidades están afrontando la transición hacia un modelo de finanzas sostenible y cómo ha impactado la entrada de nuevos competidores que amenazan con un cambio radical de las reglas del juego: las fintech y las bigtech.
- Aunque las fintech suelen ser pequeñas empresas que intentan aprovechar determinados nichos rentables del negocio tradicional, también su número es cada vez mayor y atraen a los inversores.
- Mientras que las bigtech —representadas por compañías como Google, Apple o Amazon— cuentan con un extraordinario potencial para transformar el mercado, que se deriva tanto de sus recursos casi ilimitados como de su superior conocimiento de la experiencia del cliente y de la credibilidad de su marca.
Según PwC los nuevos competidores arrebatarán a la banca tradicional una parte de su mercado y de sus beneficios, aunque no es tan fácil determinar ni el quién, ni el cuánto ni el cómo ni el cuándo.
Pero la entrada de estos nuevos actores exige a la banca tomar medidas. Entre las propuestas sugeridas en el informe de PwC está transformar su organización interna para que el proceso de generación y distribución de servicios financieros sea más ágil y eficiente, y responda mejor a las preferencias de los clientes.
Otra opción —que ya han puesto en práctica algunos bancos— es asociarse con las compañías tecnológicas (tanto fintech como bigtech) para aprovechar su experiencia del cliente, su conocimiento del análisis de datos y su olfato para detectar las nuevas tendencias tecnológicas.
En caso de optar por ir por cuenta propia, PwC recomienda a los bancos tradicionales, entre otras medidas, el desarrollo de filiales especializadas en Internet y dispositivos móviles que sean complementarias a las redes físicas, a fin de distribuir digitalmente sus productos financieros y conectar con la generaciones de clientes más jóvenes, que es, además, la franja de edad más comprometida con la sostenibilidad.
La prioridad de las finanzas sostenibles
El estudio analiza la irrupción en el sector financiero del concepto de finanzas sostenibles, y cómo este va a cambiar, en un futuro próximo, la forma de hacer banca. También destaca el papel crucial del sector financiero para canalizar en Europa las inversiones en el desarrollo sostenible, que incluye proyectos medioambientales, sociales y de gobernanza. Sólo la Comisión Europea pretende movilizar 260.000 millones euros anuales en el ámbito de la sostenibilidad.
La realidad es que, en la actualidad, las instituciones europeas están presionando a las entidades de crédito para que se sumen a esta tendencia e incorporen la sostenibilidad a su forma de trabajar y promuevan la transición hacia una economía sostenible. Y los bancos centrales también están reevaluando su papel y han lanzado un debate sobre las consecuencias de los riesgos medioambientales en su política de supervisión. Por ejemplo, la convicción de que el calentamiento global acarrea importantes riesgos financieros ha abierto la puerta a que los criterios climáticos se incorporen a los test de estrés en 2022.
Para Alberto Calles, socio responsable de la Unidad de Regulación Financiera y Riesgos de PwC, “la situación del sector bancario en Europa sugiere dos preguntas interrelacionadas. Por una parte, es lícito cuestionarse si la Unión Bancaria, con todas sus virtudes, está generando una situación regulatoria que dificulta el reto de hacer sostenible el negocio bancario. De la misma manera, cabe preguntarse en qué medida este empuje internacional de la sostenibilidad en su triple dimensión —climática, social y sociedad mejor gobernada— puede ser para la banca una oportunidad en la búsqueda de su propia sostenibilidad o, por el contrario, provocará que al sector bancario se le exija la responsabilidad de ser el controlador de esa transición de forma similar a la que en su día se le exigió para prevenir el blanqueo de capitales. Probablemente, la banca tendrá que intervenir en ambos roles”.
Descargar el informe Unión Bancaria, ¿un negocio sostenible?