Tanto el director general de La Caixa, Juan María Nin, como su presidente, Isidre Fainé, eran conscientes de que el Banco de España aprovecharía su fortaleza financiera para pedirles algún esfuerzo con el que contribuir a la reordenación del mapa de las cajas de ahorros. Y así ha sucedido finalmente: la primera caja de ahorros española absorberá Caixa Girona (que ayer aprobó la operación) después de haber descartado hacer lo propio con Caixa Laietana, según ha podido saber Economia Digital de fuentes conocedoras de los contactos.
Desde la madrileña calle de Alcalá, donde luce su despacho el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, se pidió a Nin y Fainé que se ocuparan de la absorción de las dos pequeñas cajas catalanas que se habían quedado fuera de las fusiones de manera voluntaria. Para reblandecer voluntades y reticencias, a la caja de Girona, que ya se había fugado antes de Unim (Terrassa, Sabadell y Manlleu), el Banco de España le llenó la sexta planta de su sede central en Girona de inspectores ocupados durante los últimos diez días en pedir todas y cada una de las cuentas y la documentación que las avalaba.
“Lo lógico era absorber una sola de las dos entidades; y, puestos a elegir, preferimos la de Girona por la riqueza de la provincia y el balance de la caja; parecía excesivo hacer de coche-escoba del mapa financiero catalán”, ironiza un experto vinculado a La Caixa. Y bajo esa premisa, Fainé, flamante presidente de la CECA, fue el encargado de comunicar que sólo engullirían una de las dos. “Es una contribución suficiente”, agrega la misma fuente.
Idéntica presión se le aplicó a la caja del Maresme, a la que también se forzó a tomar una decisión de inmediato o, cuando menos, a someterse a lo que desde el Banco de España y la consejería de Economía se decidiera con respecto a su futuro. Su director general, Josep Ibern, ha resistido más que sus vecinos de Girona y, finalmente, se integrará en el sistema institucional de protección SIP que lidera Caja Madrid. Entre otras razones de peso porque, aunque hubiera preferido quedarse bajo el paraguas de La Caixa, la primera entidad española se negó.
Para garantizar la operación que anoche aprobó por unanimidad el consejo de administración de Caixa Girona, Nin ha pedido a su homólogo Jordi Blanch y al presidente de la institución absorbida, Manel Serra, toda clase de documentación que garantice que cada uno de los pasos que han iniciado los vecinos de norte resultará ya irreversible. Esa fue una de las condiciones impuestas por Nin para evitar verse sometido al ridículo que protagonizó Girona al desvincularse sin argumentos claros de Unim.
La tercera en discordia, Caixa Penedès, anunciará hoy los términos del acuerdo al que ha llegado con otras cajas regionales después de que anoche alguno de los consejos se reunieran para perfilar la operación. Penedès prepara un SIP con Sa Nostra, que reunió ayer tarde a su consejo, Caja Granada y Caja Murcia.