La moratoria comercial de Colau subirá los precios de la restauración por la falta de competencia
Barcelona ha pasado de ser un receptor neto de inversión a una ciudad donde se generan dudas a la hora de abrir negocios
Barcelona siempre ha sido considerada un potencial foco de inversión, sobre todo en el sector servicios debido a su amplio núcleo poblacional y ser una región muy enfocada al turismo. Pero desde la llegada de Ada Colau en 2015 al consistorio de la ciudad condal, la actividad comercial ha sufrido un duro revés. Y el último golpe afectará directamente al bolsillo de los ciudadanos.
En concreto, según diversos análisis de mercado que ha llevado a cabo la consultora inmobiliaria Laborde Marcet, de prolongarse la actual moratoria comercial en alguna de las zonas de mayor movimiento económico, también denominadas como ‘prime’, supondría un tensionamiento de la competencia, y eso desembocaría en unos precios más elevados de consumo.
Y es que desde tiempo atrás, Barcelona y Madrid se han caracterizado por ser ciudades cosmopolitas y con un gran atractivo para socimis, fondos de inversión y ‘family offices’. No obstante, en los últimos años el existe un contexto diferente en el que Madrid facilita la inversión y despunta frente a una Barcelona que tiene que luchar contra las trabas impuestas por el gobierno municipal.
En este sentido todas las miradas apuntan a la alcaldesa Ada Colau que, desde un primer momento, dejó muy claras sus intenciones con respecto al futuro urbano de Barcelona donde el desarrollo comercial y empresarial quedaba en segundo plano.
Así, desde Laborde Marcet señalan a la moratoria comercial impuesta en las zonas prime como una de las principales “lacras” con las que carga la ciudad: “Esta legislación no hace más que poner trabas a la apertura de supermercados, restaurantes o cualquier otro local relacionado con la alimentación en distritos como l’Eixample”.
En concreto, existen requisitos para actividades de concurrencia pública –restauración, actividades musicales, gimnasios, juegos, atracciones y actividades audiovisuales-, establecimientos alimentarios y locales vinculados a la actividad turística, como por ejemplo el alquiler de bicicletas, motos o patinetes o la comercialización de servicios turísticos.
Para ordenar la implantación de nuevos establecimientos, se han puesto condiciones en cuanto al número máximo de locales de un mismo tipo en un radio determinado, a la distancia entre ellos y las superficies mínimas y máximas y la anchura de las calles.
De esta forma, se permite un máximo de cinco locales en un radio de 50 metros y un máximo de 18 locales en un radio de 100 metros para las actividades de restauración, actividades musicales, autoservicios, comercio alimentario con degustación y tiendas de conveniencia. Además, las actividades musicales y audiovisuales solo se pueden implantar en calles de más de 25 metros de anchura. Por otro lado, hay fijadas distancias diversas entre los locales según la tipología.
Un futuro complicado
Sin la previsión de que Ada Colau vaya a desbloquear las moratorias existentes, de hecho en los entornos empresariales de Barcelona se cree, incluso, que la situación puede ir a peor, las expectativas no son muy buenas.
Por ejemplo, el barrio del Gótico es una de las zonas que han experimentado más cierres en los últimos meses, dando paso a las famosas tiendas de souvenirs. Esta misma tendencia se está consolidando en zonas como el Paseo Juan de Borbón, donde las moratorias impiden la apertura de nuevos locales pertenecientes a la hostelería y restauración. “De nada sirve ampliar el horario comercial si no van acompañados de nuevos permisos de apertura, es el pez que se muerde la cola”, explican desde Laborde.
Además, es fundamental señalar los ya constantes retrasos que se producen a la hora de conceder los Informes Periciales de Urbanismo (IPU). La demora en la emisión de estos informes provoca un efecto dominó, en el que los inversores retrasan más y más la apertura de sus negocios, al adquirir un local sin tan siquiera saber, a ciencia cierta, el tipo de comercio que podrán acabar abriendo.
El impacto de la moratoria hotelera y otros
Tras los estragos causados por la pandemia, parece ser que el turismo está volviendo a recuperar cifras prepandemia. No obstante, la moratoria hotelera de Barcelona desplaza a los inversores a abrir nuevos hoteles en zonas secundarias de la ciudad.
En este sentido, Miquel Laborde lamenta que “la limitación aperturas en el corazón de la ciudad supone un problema gravísimo para el sector, pues cuanto menor sea el número de hoteles, más elevado será el precio de compra y, por ende, mayor será el precio final que deberá pagar el usuario”.
Otras zonas afectadas han sido el 22@ -para ampliar el suelo residencial-, Vallcarca, los restaurante con discoteca del Front Marítim, los solares del Eixample, las antiguas casas-fábrica de Ciutat Vella -como Can Seixanta-, el núcleo antiguo de Horta -para proteger edificios históricos-, los alrededores del mercado de Sant Antoni -tras su reforma-, Gràcia -licencias urbanísticas- y el triángulo Sants-Hostafrancs.
Desde abril, se han paralizado las licencias de derribo, construcción y gran rehabilitación para redactar un nuevo plan en dos barrios del distrito de Sant Martí: El Clot y Camp de l’Arpa.