El retraso en las medidas energéticas del Gobierno amenaza a las pequeñas eléctricas

Ese grupo de pequeñas comercializadoras está pasando verdaderos problemas debido al gran retraso que ha habido en tomar medidas concretas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez – EFE

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El caos en el mercado eléctrico español estalló el pasado verano. La tensión geopolítica latente con Rusia provocó que, durante buena parte de 2021, los precios del mercado mayorista fueran muy elevados. Esto suponía un desgaste considerable para las pequeñas comercializadoras eléctricas que acuden a este mercado para comprar electricidad y satisfacer así la demanda de sus clientes. El problema es que la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso terminó por reventar dichos precios. Demasiado tiempo para compañías sin un músculo financiero suficiente.

El mercado energético residencial en España está constituido por tres bloques de empresas. Por un lado están las grandes eléctricas: Iberdrola, Endesa, Naturgy y, ahora también, TotalEnergies y Repsol. Se trata de multinacionales que, pese a sufrir también el impacto de los mercados mayoristas –como es el caso de la petrolera española-, su capacidad de sobrevivir en el caos y los periodos de tensión de costes es mucho mayor. Luego hay otra franja de mediana comercializadoras, donde ya hay nombres reconocidos como Factor Energia, Feníe Energía, Holaluz o Aldro, cuyas carteras de clientes están por encima de los 100.000 clientes.

Y por último se encuentran decenas de pequeñas comercializadoras, con menos de 100.000 clientes, que son las que esta crisis amenaza con llevarse por delante. Según ha podido conocer ECONOMÍA DIGITAL en fuentes del sector, ese grupo de pequeñas comercializadoras estaría pasando verdaderos problemas debido al gran retraso que ha habido en tomar medidas concretas. Y no solo eso, sino que aquellas empresas que hubieran optado por firmar contratos de compra de electricidad ahora se verán doblemente golpeadas.

Esta situación, si cabe, todavía es más complicada de asumir. Por un lado el retraso en haber tomado medidas concretas, el argumento del Gobierno ha sido que todo dependía de Bruselas, ha provocado que muchas empresas hayan tensionado su caja. Para no perder clientes o intentar ganarlos, han apurado sus márgenes demasiado. Pero quienes optaron a finales de 2021 por comprar luz a largo plazo a un alto precio, o quien por miedo a que la situación fuera a peor lo ha comprado en estos dos últimos meses, ahora quedará atrapado en estos contratos.

En cuanto a las empresas que compren su electricidad en el ‘pool’ diario, ahora se verán beneficiadas, pero hasta este momento han sufrido un fuerte impacto en su cuenta de resultados. Todo ello con una capacidad muy baja para poder financiarse en los mercados, y sobre todo en un escenario donde sin una perspectiva clara las entidades crediticias se han mostrado, lógicamente, reticentes a adelantar el dinero.

Problemas de competencia

Otro de los problemas que se añaden, según explican las fuentes, tiene que ver con una competencia que se erosiona por la diferencia de tamaño entre las empresas. Algo que este pasado viernes ha puesto de manifiesto la Agencia Europea para la Cooperación de los Reguladores Energéticos (ACER). El informe solicitado por Bruselas advierte de que las medidas de emergencia «mal diseñadas» o «las señales de precios distorsionadas» por la intervención en la formación de precios del mercado «podrían hacer retroceder la integración del mercado eléctrico en la UE y la competencia«, un cómputo que podría poner en riesgo los beneficios alcanzados hasta la fecha y aumentar el coste de la transición energética.

En concreto, sobre medidas intervencionistas como gravar los beneficios extraordinarios estableciendo un límite de precio en los mercados de la electricidad, ACER advierte ya no sólo de que podrían distorsionar el mercado, especialmente a medio y largo plazo, sino que podría desalentar la inversión del sector privado, influir en las percepciones de riesgo y propiciar la escasez de suministro.

«Cuando los precios mayoristas de la electricidad son regulados, por ejemplo mediante la introducción de topes de precios, pueden surgir efectos no deseados, como problemas para asegurar el suministro», detalla el informe definitivo de ACER.

El organismo europeo regulador del mercado energético ha estimado que los beneficios para los consumidores derivados de la integración del mercado eléctrico a nivel europeo rondan los 34.000 millones de euros anuales, derivados del comercio transfronterizo entre Estados miembro, que además facilita la integración de renovables

Además, dados los altos costes de inversión inicial derivados del despliegue de tecnologías de producción energética bajas en carbono, lo que podría propiciar un aumento de la volatilidad de los precios en los próximos años, por lo que el diseño del mercado deberá enviar las señales de precios adecuadas.

Raúl Masa

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