El maquillaje de precios del gas preocupa a la gran industria por el efecto rebote
La fuerte volatilidad en los precios del gas de los últimos meses trae de cabeza al sector industrial
La crisis energética no ha acabado. Una situación que desde una perspectiva ciudadana parece tener un alcance limitado, pero que el sector industrial -desde todas sus aristas-, todavía vive en primera persona. El gran problema en estos momentos es que se ha construido una espiral que puede parecer poco real sobre precios, consumo, reservas y demanda, y que tiene confundido al sector.
En primer lugar, y como fotografía de contexto, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró hace unos días que el consumo energético se había desplomado desde el pasado verano. Esa era la idea europea: reducir el consumo. Sin considerar las exportaciones, la también vicepresidenta comunicó que ha caído un 22% la demanda de gas desde agosto. Y en estas supuestas cifras positivas es donde nace la preocupación de la industria, así como una gran incertidumbre.
Sobre los sectores aledaños, la cogeneración acumula parones en sus centrales y aminoración de producción desde hace un año. Asimismo, según confirman fuentes del sector, continúan esperando a que el Ministerio promulgue el nuevo marco normativo (prorrogaron el anterior, hasta la publicación del mismo) para que las plantas vuelvan a operar.
Aunque el dato más llamativo, según los datos publicados en el boletín mensual de Enagás, es que el consumo de gas en el primer mes del año ha caído casi un 30% con respecto a enero de 2022. Y aquí es donde entran las dudas sobre lo que sucede con el consumo de gas, y su repercusión sobre los precios.
Solidaridad o continuidad de la crisis
La ministra ha traslado en esta caída del consumo un acto de solidaridad conjunta de la sociedad. Pero no todos opinan lo mismo. El socio director de Advanced Energy Consulting, Jordi Martínez, cree que no existen datos suficientes como para valorar si la reducción de demanda se debe a la «solidaridad» que indica el Miteco y a los esfuerzos de contención de la demanda.
De hecho, el consumo convencional de gas -el residencial e industrial no eléctrico- se ha reducido en un 21%, y de esa reducción cerca del 4% se debe al efecto de la temperatura invernal más cálida, siendo el resto causa de la reducción de actividad. Por lo tanto, según las fuentes consultadas, todo hace indicar que la industria no pasa por un buen momento. Aunque todo tiene diversos puntos de vistas.
Jordi Martínez, por ejemplo, señala que desde su compañía no han visto cierres importantes en la industria (al menos en sus clientes), pero algunos sectores sí que han cerrado durante este invierno por motivos de los altos precios. «Parece que la producción de fertilizantes y amoníaco estaría recuperándose debido a la bajada tan importante que hemos tenido en los precios del gas», añade.
Y ese es el otro frente: los precios. ¿Están relativamente bajos por avistar el final de la crisis?, ¿o estos bajos costes se debe a circunstancias ajenas al mercado -pero que volverán a subir-? ¿Es momento de acometer compras de gas en el sector industrial? ¿Qué pasaría si la reactivación industrial es masiva?
Paradójicamente, y pese a que los precios en los mercados de gas están en mínimos del último año y medio, puede haber un efecto rebote si la cogeneración sale de sus actuales problemas y vuelve a la actividad y, de igual forma, si la demanda industrial se reactiva. Además, según advierten expertos del sector, también se ha producido un efecto deflacionario por el alto nivel de reservas, al igual que la menor demanda de GNL por parte de China. Una combinación que habría amortiguado el precio del gas, aunque relativamente artificial.
Sobre esta situación, el socio director de AEC no acaba de estar del todo de acuerdo. Algo que confirma esa situación de confusión que existe en el sector industrial. «Podemos entrar a discutir si las reservas están a este nivel porque hemos tenido suerte debido a un invierno temperado, o si se han hecho muchos esfuerzos incluso económicos (se ha pagado el gas a unos precios de oro para estar a estos niveles durante el 2022), pero lo que sí está claro es que el nivel de reservas actual y el buen flujo de llegada de buques a Europa, favorece y mucho el precio actual del gas y sobre todo la bajada«, asegura Jordi Martínez.
Con todos estos condicionantes, desde el Gobierno seguirán vendiendo como un éxito rotundo la caída en el consumo de gas. Mientras, el sector industrial se llena de confusión por los precios, mientras que sí corroboran dicha caída del consumo, pero no por lo que se vende públicamente. Los próximos meses serán clave en las señales de precios y la recuperación de la gran industria.