La luz se dispara un 80% y el gasóleo un 28% en febrero: el IPC se desboca al 7,6%
La inflación se desboca en febrero hasta su mayor nivel desde diciembre de 1986 por el alza del precio de la electricidad y de los carburantes, extendido a productos como el pan, mientras la guerra en Ucrania alienta nuevas subidas de precios durante todo el ejercicio 2022
Con una tendencia ascendente sin frenos, la inflación fue en febrero incluso dos décimas más alta de lo inicialmente previsto hace dos semanas, al repuntar un 7,6%, su nivel más alto en casi 36 años y 1,5 puntos superior al dato interanual de enero (6,1%) como consecuencia del enorme aumento del precio de la electricidad superior al 80% y de los carburantes de en torno al 28%.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revisado en dos décimas al alza su estimación de IPC en el segundo mes del año, después de que Rusia iniciase el pasado 24 de febrero su invasión militar a Ucrania, lo que ha provocado ya el éxodo de más de dos millones de habitantes de ese país y una mayor escalada de los precios energéticos, en medio de sanciones de la UE y los principales países a Rusia con consecuencias económicas.
De esta forma, el índice de precios de consumo (IPC) interanual acumula su decimocuarta tasa positiva consecutiva y marcan su mayor tasa desde diciembre del año 1986, según los datos del IPC definitivos de febrero publicados este viernes por Estadística, que refleja cómo el alza incesante de los precios de la electricidad se está contagiando de forma clara al resto de bienes y servicios de la cesta de la compra, agudizando la pérdida de poder adquisitivo de las familias españolas.
La inflación subyacente (sin energía ni alimentos no elaborados) fue del 3% en el segundo mes del año. Se constata también el ‘efecto base’ de la comparativa con febrero del año pasado, cuando los precios bajaron considerablemente tras el final de la borrasca ‘Filomena’, a lo que se añade en cualquier caso el alza del coste de los productos en el segundo mes de este año respecto a enero. Los precios de consumo registraron en el segundo mes del año una tasa mensual (febrero sobre enero) del 0,8%, el mayor aumento de la tasa mensual en un mes de febrero en 30 años, según el indicador adelantado.
Sin duda el impacto del alza de los precios energéticos, con un repunte anual del 80,5% del precio de la electricidad, está tirando al alza del IPC, junto a los carburantes. Sin tener en cuenta la rebaja del impuesto especial sobre la electricidad y las variaciones sobre otros impuestos, el IPC interanual a precios constantes de febrero sería del 8,5%, nueve décimas más que la tasa general.
Electricidad y carburantes tiran al alza
Estadística explica que los grupos con mayor influencia positiva en el IPC de febrero fue vivienda, con una variación del 25,4%, precisamente por el comportamiento de los precios de la electricidad, y en menor medida por los precios del gasóleo para la calefacción. A ello se suma el transporte, con una tasa del 12,8%, debido al alza de los precios de los carburantes y lubricantes para vehículos personales.
Pero el alza de los precios se extiende a muchos productos de la cesta de la compra y también ha tenido gran peso en el aumento del IPC los alimentos y bebidas no alcohólicas, con una variación de ocho décimas, hasta el 5,6%, destacando los incrementos de los precios de las legumbres y hortalizas y la leche, queso y huevos, que descendieron en 2021, y del pan y cereales, mayores este mes que el año pasado al verse afectados por los problemas de suministro de cereal derivados de la guerra de Ucrania. De hecho, el pan sube ya de precio un 6,4% anual.
También ha influido en alza en hoteles, cafés y restaurantes, cuya tasa alcanza el 3,6%, debido sobre todo al aumento de los precios de la restauración, mayor este mes que en 2021, según los datos de Estadística.
Con todo, las mayores subidas respecto a febrero de 2021 se dieron en la electricidad (+80,5%, sin las variaciones de los impuestos de la luz habría subido un 106,6%), combustibles líquidos (+52,3%), butano y propano (+33,4%), otros aceites (+32,3%) y aceite de oliva (+30,6%). El gasóleo (+28,4%) y la gasolina (+25,1%) continúan con incrementos, así como el gas natural (+12,1%). Suben alimentos básicos como el pan (+6,4%), la carne de vacuno (+6,4%), el pescado (+3,9%), la leche (+9,3%), los huevos (+6,6%) o las patatas (+2,9%).
Por el contrario, las mayores bajadas anuales se dieron en los peajes, aparcamientos públicos y parquímetros (-20,8%), los equipos de telefonía móvil (-5,7%), los ordenadores personales (-4%), el transporte de pasajeros por mar (-3,1%) y los vuelos internacionales (-2,2%).
La tasa anual del IPC aumentó en febrero respecto a enero en todas las comunidades autónomas, notándose sobre todo en Castilla-La Mancha (IPC del 9%), así como Aragón y Castilla y León (8,5%), Extremadura y La Rioja (8,1%) y Galicia (8%). Las tasas menos pronunciadas fueron las de Canarias y Ceuta (6,8%), la Comunidad de Madrid (6,9%) y Cataluña (7,4%). El mayor alza lo sufrieron los aragoneses, con una subida de casi dos puntos, mientras que la comunidad donde menos se elevó fue Galicia, con un repunte de 1,2 puntos.
Inflación subyacente del 3% y pérdida de poder adquisitivo
Por su parte, la tasa de variación anual estimada de la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) aumentó seis décimas en febrero, hasta el 3%, más de cuatro puntos por debajo del IPC general pero la tasa más elevada desde septiembre de 2008. Esta evolución es relevante porque tal y como se señala desde el Gobierno es el indicador en el que más se está fijando para medir el pulso de la evolución de los precios en España. El índice de precios de consumo armonizado (IPCA) se situó en el 7,6% en febrero, casi 1,5 puntos más que en enero.
Se confirma un arranque del año con pérdida de poder adquisitivo para los funcionarios, ya que para los empleados públicos se fijó una subida salarial del 2%, así como los 4,38 millones de trabajadores de los 1.694 convenios colectivos registrados en febrero, ya que los salarios pactados subieron de media un 2,26% hasta febrero, a los que se suman los casi dos millones de trabajadores con salario en el nivel del Salario Mínimo, puesto que Gobierno y sindicatos han pactado un alza del 3,6%, pasando de 965 euros al mes a 1.000 euros en 14 pagas.
La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) avisa de que la amenaza de una disrupción en las exportaciones de energía de Rusia está teniendo ya reflejo en los mercados energéticos. Y es que los precios en el mercado a plazo del gas se han disparado cerca de un 30%, algo que, de mantenerse, entraña un encarecimiento de la electricidad.
Por su parte el barril de petróleo cotiza en torno a 100 dólares, significativamente por encima de lo previsto inicialmente. El conjunto de factores redundaría en un incremento del IPC del 5,6%, un punto más que la previsión realizada antes del conflicto de Ucrania, pero en el caso de que el riesgo incrementado de que los precios actualmente observados se perpetuara, el IPC se incrementaría hasta el 6,5%, casi dos puntos más que en la previsión pre-conflicto y el nivel más probable. En ese supuesto los funcionarios perderían más de 1.500 euros de poder adquisitivo en el conjunto del año.
Lo cierto es que desde el inicio de la invasión militar en Ucrania por parte de Rusia la inflación se ha convertido en la mayor amenaza para la economía al haber provocado el conflicto bélico el repunte del precio del gas en un contexto de incertidumbre por la tensión del precio de productos como los cereales y los piensos, productos de los que Rusia y Ucrania son líderes exportadores.
Los líderes europeos abordan un paquete de medidas para frenar el alza de la luz, que incluye avanzar en la independencia energética con mayores interconexiones o limitar el precio de la electricidad en los mercados mayoristas. La situación está haciendo ya mella en el bolsillo de los españolas, con nuevos récords del precio de la electricidad, que el martes superó el hito de los 700 euros el megavatio/hora, el precio de la gasolina por encima de los dos euros el litro y aumento generalizado de los alimentos.
En medio de sanciones de la UE, Estados Unidos o Reino Unido a Rusia, el Gobierno de España configura un Plan económico nacional de respuesta de esta guerra, que incluye la propuesta de un pacto de rentas para que los agentes sociales consensúen un alza moderado de los salarios y se contengan los dividendos y el reparto de beneficios empresariales en aras de evitar una espiral inflacionista, así como la prórroga hasta el 30 de junio de las rebajas fiscales de la luz y el bono eléctrico y la aceleración de los nuevos ERTE del Mecanismo RED de la reforma laboral, entre otros.