Los fabricantes de mascarillas fían su futuro a los contratos privados tras el portazo del Gobierno
Las fábricas españolas se vuelvan con los supermercados y las farmacias tras su escasa participación en la creación de la reserva estratégica del Gobierno
El avance de la campaña de vacunación y los últimos coletazos de la quinta oleada de contagios han cambiado el horizonte para los fabricantes españoles de mascarillas. La posibilidad de poner fin de forma definitiva a la pandemia supone un punto de inflexión para el sector, que ha crecido paralelamente para dar respuesta a la demanda generada por la Covid-19.
Las fábricas nacionales han focalizado fundamentalmente sus ventas en el sector privado, tanto supermercados como farmacias, que han sido sus dos clientes mayoritarios desde el inicio de la crisis sanitaria. Sin embargo, las dificultades para acceder a los contratos públicos de las administraciones supone ahora un hándicap para su supervivencia.
El presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y Epis (OESP), Francisco Sánchez, ha advertido sobre los riesgos que corren las empresas una vez que se supere la fase más dura de la pandemia, si el Gobierno no las introduce en sus planes de suministro para reforzar la reserva estratégica de material sanitario que se puso en marcha ya a finales de 2020.
«Si no hay voluntad política se seguirán los principios de Darwin: solo sobrevivirá el más fuerte», ha admitido Sánchez en una entrevista con Economía Digital.
«Farmacias y supermercados sí que confían en el producto nacional desde el principio»
Los fabricantes no han notado un impacto en la demanda tras la decisión del Consejo de Ministros de levantar el uso de la mascarilla al aire libre hace dos meses. Su producción se ha mantenido estable en un volumen cercano a los 150 millones de unidades mensuales, pero la amenaza llegará cuando se alcance de forma definitiva la nueva normalidad.
Las empresas nacionales no pueden competir en precios con el Sudeste Asiático
Las compañías españolas se han tenido que aferrar al sector privado ante la dificultad para competir en precios con las multinacionales del Sudeste Asiático en las adjudicaciones públicas que han puesto en marcha las diferentes administraciones en España. «Se crea una reserva estratégica pero a mayoría de las veces viene de fuera. El sector no ha podido vender mucho», ha señalado Sánchez.
La creación de la reserva estratégica del Gobierno se ha saldado hasta la fecha con la entrega de más de 450.000 unidades de diferentes materiales sanitarios tanto a las comunidades autónomas como a terceros países. La lista va desde las mascarillas quirúrgicas y las FFP2, hasta los guantes, las batas desechables o las soluciones de gel hidroalcohólico.
Sin embargo, las empresas españolas se han sentido desplazadas en estos planes por los requisitos elaborados en los pliegues de condiciones de los contratos de adjudicación. «Prácticamente, el único criterio de los concursos públicos es el precio«, ha relatado Sánchez.
Mientras tanto, se han aferrado al mercado local que se ha impulsado en los últimos meses por la crisis logística que atraviesa China y que ha encarecido todos los envíos procedentes desde esa zona del globo. «El contenedor de China es muy caro. Ahora, empieza a ser interesante comprar mascarillas en España», ha remarcado.
Los fabricantes piden al Gobierno que copie el modelo francés de autosuficiencia
Para poder compensar la caída de la demanda que se producirá con el fin de la pandemia, los fabricantes han exigido al Gobierno que emule al modelo francés que desde el inicio de la crisis sanitaria centralizó sus esfuerzos en alcanzar la autosuficiencia en la producción de material sanitario.
«Esta crisis nos enseña que sobre ciertos bienes, productos y materiales, el carácter estratégico impone una soberanía europea, producir más sobre suelo nacional para reducir nuestra dependencia y equiparnos a largo plazo», advirtió el presidente francés Emmanuel Macron tras el inicio de la pandemia.
La otra pata para garantizar el futuro del sector pasa por la actitud que adopte la ciudadanía cuando se haya resuelto la actual crisis sanitaria. Sánchez confía en que los conocimientos adquiridos sobre los virus respiratorios conviertan a la mascarilla en una herramienta más del día a día para acudir a lugares como los hospitales. «Nos hemos hecho más conscientes de los peligros de la transmisión aérea», ha afirmado.
«Mi apuesta es que la mascarilla que antes no estaba en el supermercado, ahora sí que se quedará. El volumen no será el actual pero habrá mercado», ha afirmado el presidente de la asociación que concentra a 16 de las empresas de fabricación de productos sanitarios del país.