Los bolivianos de Barcelona organizan fiestas para expatriar a sus muertos

El colectivo extiende las kermesse, celebraciones para recaudar fondos para trasladar a los fallecidos a Bolivia. Los empresarios donan comida y bebidas para facilitar el regreso y evitar la acumulación de cadáveres en la morgue

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Para los bolivianos residentes en Barcelona, la kermesse es una fiesta indeseada. Detrás de cada celebración, hay una tragedia, un muerto. Hace dos semanas, decenas de bolivianos preparaban en los terrenos cercanos a los huertos de Can Boixeres, en L’Hospitalet (Barcelona) la última kermesse.

La celebración, con comidas, fiesta y rifas, tenía la finalidad de recaudar el dinero para expatriar el cadáver de Denis Oliva, un boliviano de 39 años en paro sin familiares en Barcelona. Al enterarse de su muerte, su familia envió un mensaje a los amigos de Denis en Barcelona: “No podemos traerlo. No tenemos ni un centavo”. Entonces, los amigos de Denis y las asociaciones de bolivianos en Barcelona, repitieron el operativo que ya conocen de sobra: organizar una kermesse. Los restaurantes y tiendas bolivianas, donaron, como casi siempre, productos, para recoger fondos.

La situación de precariedad laboral ha hecho que en la morgue se acumulen varios cadáveres de bolivianos. Hasta hace pocas semanas, Aerosur, la línea aérea nacional, había llegado a un acuerdo con las asociaciones de bolivianos para repatriar los cadáveres sin coste. Pero tras la quiebra de la línea aérea, el drama económico, aunado al de la muerte, ha resurgido.

Hasta 10.000 euros

La mayoría de los bolivianos desean enviar a sus muertos en ataúd y no en cenizas, ya que los familiares allí quieren verlos por última vez. El proceso cuesta hasta 10.000 euros y el drama se repite detrás de cada kermesse: dos menores que se quedan sin madre, un hombre sin familia en España que se suicida porque no consigue trabajo, una madre sola que pierde a su hija. La desesperación ha llevado a algunos a instalar huchas en las oficinas del consulado para reunir el dinero.

«Pude reunir 6.800 euros que necesitaba para llevar a mi hija fallecida a Bolivia el año pasado. Organicé dos kermesse en el campo de fútbol del Bon Pastor. No podía incinerarla porque la familia y los amigos la estaban esperando para despedirse de ella», explica Marioli Hutado.

Los bolivianos han creado la semana pasada una confederación para hacer frente a este y otros graves problemas sociales que afronta este colectivo en España. José Luis Villarroel, líder del proyecto, asegura que la entidad intenta inculcar entre los bolivianos la necesidad de hacerse seguros de vida. “Es una situación dramática. Algunos tardan hasta seis meses en reunir el dinero», explica.

El colectivo ha exigido al Gobierno de Bolivia que asigne una partida para muertes y enfermedades graves, pero el consulado dice que no tiene recursos asignados para atender estos casos. Sólo les queda seguir celebrando los duelos.

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