Los bancos pierden el 40% de su valor por la incertidumbre política
La falta de acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos abocará a las cuartas elecciones en cuatro años, prolongando otro medio año más la falta de Gobierno
Cuando a lo largo del pasado mes de julio se les preguntó, con ocasión de la presentación de los resultados del segundo trimestre del año, acerca de la situación política, los banqueros españoles ya no hablaron de la necesidad de tener un Gobierno estable. Caixabank, el Santander, BBVA y compañía se conformaban simplemente con tener un Gobierno.
Era una forma de expresar su frustración y, por qué no, su extrañeza por el hecho de que tres meses después de las últimas elecciones generales de abril todo siguiera exactamente igual que unos meses atrás e incluso unos años atrás, si estiramos la perspectiva.
Y es que a la banca no le vienen nada bien los periodos de incertidumbre política. Y si no, hagan cuentas. Mientras el IBEX ha perdido un 4,85% (465 puntos) desde que se ha hecho casi imposible gobernar el país (octubre de 2015), los ocho bancos que cotizan en bolsa valen hoy, de media, un 39,91% menos en el mercado que cuando Mariano Rajoy convocó elecciones generales para el 20 de diciembre.
El expresidente hizo la convocatoria el 1 de octubre de 2015, hace casi cuatro años. Entones, por ejemplo, los títulos de Liberbank se intercambiaban en el mercado a 1,636 euros; el viernes bastaba con pagar 0,308, un 81,17% menos. Nada hace pensar que esta próxima semana las cosas vayan a cambiar, por lo que los españoles parecemos abocados a una nueva consulta, en noviembre, lo que retrasaría la formación de Gobierno otros tres o cuatro meses más.
Los bancos, unánime, reclaman certidumbre
José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco Santander, decía que le “gustaría que se formase Gobierno; da certidumbre”. “La inestabilidad no es buena, aunque ya tenemos experiencia”, aseguraba en julio José Sevilla, consejero delegado de Bankia. María Dolores Dancausa, principal ejecutiva de Bankinter, añadía algunas peticiones más: “Es importante que haya un Gobierno estable y que no considere que los empresarios somos sus enemigos”.
Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank, dejaba claro el sentir general del sector: “La falta de Gobierno no es una buena noticia”, tesis que también defendió Jaume Guardiola, consejero delegado de Banc Sabadell: “Periodos largos sin Gobierno no son buenos”. Unanimidad.
El Rey Felipe VI realizará su séptima ronda de contactos en cinco años; su padre hizo diez rondas en casi 40 años
Si no hay un milagro de última hora, el martes, el Rey Felipe VI constatará las diferencias que existen entre las diferentes formaciones políticas y su incapacidad para alcanzar un acuerdo que permita respaldar un Gobierno para los próximos cuatro años. El problema es que así llevamos otros cuatro años, concretamente desde que Mariano Rajoy disolviera las Cortes en 2015.
Hay un dato muy significativo de por dónde transcurre la política española en los últimos tiempos. El Rey Felipe VI va a realizar su séptima ronda de consultas con las formaciones políticas y sólo lleva cinco años y tres meses al frente de la Jefatura del Estado. Su padre, el hoy Rey emérito, Don Juan Carlos, realizó diez rondas en 39 años.
No han sido tiempos buenos para la banca. A los tradicionales obstáculos que se han interpuesto en la cuenta de resultados de los bancos, se han sumado tres elecciones generales (20 de diciembre de 2015; 26 de junio de 2016 y 28 de abril de 2019), y entre medias, una moción de censura que acabó el 1 de junio de 2018 con llegada a La Moncloa del primer presidente del Gobierno que no era diputado. La realidad es que Rajoy ganó los comicios de 2015 con 123 diputados, los mismos que apoyan hoy a Pedro Sánchez. Y con tan poco respaldo, en España no Gobierna nadie.
Bankia, la más afectada por el parón político
Junto con Liberbank, Bankia ha sido uno de los bancos que ha salido peor parado de este “impasse” político. Las acciones de la entidad pública que preside José Ignacio Goirigolzarri costaban el 1 de octubre de 2015 4,552 euros. Hoy se pueden comprar por 1,764 euros, con un descuento del 61,25%. Lo más sorprendente es que en noviembre de 2015 llegaron a subir hasta 4,85 euros, pero fue un espejismo.
Muchas de las entidades han marcado mínimos en el mes de agosto pasado, ante las dudas sobre la política monetaria del BCE y la gobernabilidad del país, ante la inflexibilidad de las posturas de los partidos. Son los casos de BBVA, el Sabadell, Bankinter o Unicaja. La entidad que preside Carlos Torres se ha dejado en estos cuatro últimos años un 35,91% de su valor en Bolsa y sus acciones han pasado de valer 7,591 euros a poderse comprar por 4,865.
A Banc Sabadell no le ha ido mejor; al contrario. En este convulso periodo político ha perdido un 44,46% de su valor. Los títulos del banco que preside Josep Oliu están por debajo del euro.
La incertidumbre política se suma a la línea marcada por el BCE de tipos de interés congelados entre los males de la banca
Bankinter y Santander han sido los que “mejor” han podido capear el temporal. El primero, es el que mejor comportamiento ha tenido desde 2015, lo que no le ha permitido, sin embargo, salvarse de la quema. Sus títulos han perdido un 8,11%, pero se mantienen por encima de los 6 euros, soporte que llegó a perder en agosto.
El banco que preside Ana Patricia Botín se ha dejado en el camino un 19,27% de su capitalización bursátil. Sus títulos rozaron los 6 euros en enero de 2018, pero el viernes cerraron a 3,821. Caixabank también ha sufrido lo suyo. Las acciones han pasado de 3,471 euros a 2,404, con una pérdida del 30,74%. A Unicaja, en el mercado continuo, le ha costado un 37,95%.
Con la espada de Damocles pendiendo en forma de nuevas normas bancarias, más estrictas condiciones de capitalización, sentencias judiciales año sí, año también, el dinero regalado y teniendo que pagar más al BCE por el dinero que depositan en Fráncfort, lo único que le falta a la banca es vivir pendiente de qué puede hacer un Gobierno de coalición que amenaza permanentemente con crear nuevas figuras impositivas al sector.