Llega a España la plataforma que masifica (y casi banaliza) la inversión bursátil
El fundador de eToro ha hecho que la inversión en bolsa, oro o futuribles del petróleo termine en manos de cualquiera. Su producto se vende en el Commerzbank alemán y en el Sberbank ruso. Ahora lo intenta con BBVA y Santander
Se llama «inversión social» pero no consiste en inyecciones de dinero en beneficio de la sociedad, sino en una plataforma para invertir dinero en bolsa, oro, petróleo o casi cualquier tipo de materia prima. eToro es una red social, una especie de Facebook pero, en vez de cotilleo y fotos de las vidas ajenas, ofrece es información y datos de otros inversores para que el resto de la comunidad pueda seguir sus pasos.
Entre esta información difundida se incluye el porcentaje de asertividad y la rentabilidad que han extraído los usuarios en los últimos meses. Con estos datos, los miembros de la plataforma pueden copiar la estrategia y reproducir, de forma total o parcial la inversión de otros usuarios que obtienen altar rentabilidad con sus apuestas.
Sin tener conocimientos mínimos de mercados, cualquiera puede entrar en el sistema y dar por buenas las inversiones de quienes han tenido éxito en los últimos meses. Se trata de la masificación de los mercados de inversión, a pesar de que los usuarios no entiendan su funcionamiento ni sus riesgos.
Con un simple click, el sistema permite copiar exactamente toda la inversión realizada por otro usuario. La rentabilidad siempre está visible y en torno a las inversiones se van construyendo, al estilo Facebook o Twitter, conversaciones relacionadas con la caída de las materias primas o con el crecimiento vertiginoso de Bitcoin.
Tocando puertas en la banca
El co-fundador de la plataforma y Chief Product Officer, Ronen Assia, un diseñador industrial israelí, ha estado esta semana de visita en España. Está convencido de que es un producto que los bancos deberían masificar y, para ello, ha venido a negociar la venta de su producto a BBVA y Santander.
Hombre tecnológico, tanto Assia como su hermano Yoni (co-fundador y CEO) no son ilusos sin base. Ya han logrado alianzas con Commerzbank en Alemania y al Sperbank en Rusia.
Una web elaborada por desarrolladores jóvenes puede ser muy innovadora y vanguardista, pero el cliente bancario suele tener reservas a la hora de colocar sus depósitos en la nube. Necesitan reputación y las entidades bancarias pueden dársela.
«Al principio, cuando fundamos la empresa en 2007, ningún banco quería hablar con nosotros. Hoy, están mucho más abiertos con los negocios digitales. Parte de sus directivos ya provienen de esta industria», explica el empresario.
El sistema cuenta con cinco millones de usuarios que intentan aprender en los chats y siguiendo a los inversores de referencia. Tal vez para no ser acusados de frivolizar en los mercados financieros, eToro, con oficinas en Tel-Aviv, Londres, Moscú, Chipre, Shanghai, Kiev y Bucarest, explica que uno de sus principales propósitos es educar al usuario, es decir, aportarle conocimientos básicos aunque sea a través de breves chats.
La mayor plataforma de inversión social del mundo podría ser un caso de éxito y una empresa consolidada en su sector. Pero su propio fundador desmiente la teoría. A pesar de contar con un equipo de 200 desarrolladores y de tener una década de operaciones, todavía considera que está al frente de una start-up, es decir, de una empresa que lleva 10 años empezando.
Cobran comisiones por las transacciones realizadas y también premian con dinero a los inversores con mayor número de seguidores. La red quiere gratificar a los influencers que le generan tráfico y dinero.
Precauciones para el alto riesgo
Como la mayoría de los usuarios de eToro, Assia comenzó haciendo inversiones básicas, con poco riesgo. Monedas extranjeras, acciones de grandes compañías y poca cosa más. «En la medida en la que van conociendo el sistema, tienden a hacer inversiones de mayor riesgo», explica el co-fundador. Parece que, como el juego, la ruleta o las apuestas, el sistema de inversión en línea engancha. Y allí, precisamente, puede estar su peligro.
La plataforma categoriza los perfiles de los inversores en función del riesgo asumido, en una escala del 1 al 10. Pero impide seguir a los inversores más arriesgados. «No te dejamos ser kamikaze», aclara.
El fundador no tiene reparos en mostrar a la gente que sigue. Asegura que la mitad de su inversión es copiada. La otra, es realizada con criterio propio. Uno de sus inversores de referencia alcanzó una rentabilidad del 3,84% en los últimos tres meses. En su perfil se pueden ver algunas operaciones recientes: ha inyectado 5.000 euros en acciones en Twitter y 3.000 euros en oro.
Asegura que esta especie de trading social es mucho más rentable que la inversión tradicional a través de brokers. Y para basar su declaración, cita a un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) realizado a partir de los datos de la empresa. Pero Assia no tiene idea de cuánto ha ganado ni como fundador de eToro ni como usuario inversor en su propia web. «Nunca me habían hecho esa pregunta».