Las vaguedades de Montoro enfadan al Círculo de Economía

Los empresarios catalanes manifiestan su decepción por los pocos detalles que explicó sobre los nuevos impuestos

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El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha vendido este martes en Barcelona la próxima reestructuración que hará del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). En la práctica, la vuelta de tuerca al plan de financiación implicará que las comunidades que lo necesiten reciban más fondos a cambio de que el Estado o bien asuma como propia la liquidación de los intereses financieros, o modifique las condiciones de devolución gracias a la prórroga de los plazos de vencimiento, entre otros. La fórmula exacta no está definida.

El escenario elegido para hacer el anuncio ha sido el Círculo de Economía de Barcelona. Los asistentes, más de un centenar de empresarios, docentes y políticos relacionados con el lobby catalán. Un público que ha aplaudido la medida pero ha censurado, en voz baja y a la salida, al ministro por no haber entrado en la materia que realmente les interesaba: la reforma fiscal.

Discurso disperso

Montoro ha hablado de forma genérica de los cambios que introduce con los nuevos impuestos. Ha sacado pecho de la baja fiscalidad que se conseguirá con el ahorro; de las novedades en la “lucha contra el fraude”, que empiezan a dar frutos –ha relatado que la recaudación tributaria de junio, en términos homogéneos, ha incrementado el 5%; una cifra que sólo se consigue con el coto a las triquiñuelas– y debe continuar; y de la bajada de la carga fiscal sobre las rentas de trabajo, especialmente las más bajas.

Pero ha pasado de puntillas por los temas que los ejecutivos han puesto sobre la mesa en un discurso demasiado “disperso”, tal y como comentaban algunos de los asistentes a la salida.

Penalizaciones

La principal preocupación a la que se ha hecho referencia es a las excesivas penalizaciones que existen para las compañías, la mayoría pymes, cuando se descubre algún error contable. Como indicaba el presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, al inicio del encuentro, crece la sensación, también entre el empresariado, de que “Hacienda no somos todos o que unos lo son más que otros”.

Los ejecutivos piden árnica en estos contextos. Señalan que con la ingente cantidad de normas que están vigentes en España es probable confundirse. Y eso se paga demasiado caro. “Especialmente si tenemos en cuenta que aquí el modelo que impera es el de la autoliquidación”, ha señalado el ex inspector de Hacienda y responsable del grupo de trabajo de esta materia en el lobby empresarial de Barcelona, Ramon Lanau.

Repartir déficit

“Siempre que se aprueba un reforma tributaria existe cierta incertidumbre”, ha defendido Montoro. Para el responsable de Hacienda, el tiempo lo pone todo en su lugar. Incluso las problemáticas y dudas que surgen sobre las nuevas normas. Ha evitado valorar si hay muchas, pocas o suficientes leyes, modificaciones y adendas de la normativa vigente.

La prioridad del ministro era otra: dejar claro que existe margen para reducir el déficit público para que tenga un impacto menos destacado sobre el PIB. También que los recursos del Estado no son los suficientes para abordar en este momento la ansiada y reclamada (incluso por el Círculo de Economía) reforma de la financiación autonómica. Al Gobierno no le gusta el reparto actual, pero tras seis años de crisis, la prioridad del momento es “repartir déficit” para limitarlo con el objetivo final de la equidad.

También ha destinado “al zurrón de las peticiones”, tal y como ha destacado el propio ministro, la demanda de una verdadera reforma de las administraciones públicas o la de “ser valiente”, en palabras de Costas, en eliminar deducciones y privilegios fiscales de los que disfrutan “muchas personas y entidades que deberían pagar por su nivel de renta y beneficios”.

Proceso nacionalista

Montoro ha llegado a Barcelona ocho días antes del encuentro entre el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el del Gobierno central, Mariano Rajoy. La conferencia estaba planeada desde hacía semanas, pero el proceso nacionalista marca también la agenda.

Aunque sea para recriminar que el Gobierno central no ha dejado de inyectar fondos en Catalunya. “Si no hubiéramos aplicado el plan de pago a los proveedores y el FLA, ¿qué hubiera ocurrido con los hospitales catalanes? ¿Soy el único que hablé con las multinacionales que estaban a punto de retirarse de España?”. Ni en ninguna otra autonomía. El propio ministro ha recordado que la “crisis” del Ejecutivo catalán no era distinta a la de la Comunidad Valenciana, Andalucía o Islas Baleares.

El discurso político se ha impuesto al macroeconómico. Y eso, no ha acabado de encajar en el auditorio en el que se ha pronunciado.

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