Las tres maneras para pasar de una hipoteca variable a fija
Mientras que en una hipoteca fija la cuota a desembolsar es siempre la misma, la hipoteca variable está sujeta a las variaciones del índice al que está referenciada
Ante el actual escenario económico, marcado por la inflación y las subidas de tipos de interés, son muchas las personas con préstamos hipotecarios a tipo variable que se plantean pasar a una hipoteca fija. Y es que, mientras que en una hipoteca fija la cuota a desembolsar es siempre la misma, la hipoteca variable está sujeta las variaciones del índice al que está referenciada, habitualmente el Euríbor a un año.
De hecho, este indicador ha registrado en septiembre una media mensual del 2,233%, alcanzando de esta manera su nivel máximo desde enero de 2009, cuando el índice al que se encuentran referenciadas la mayoría de hipotecas variables en España se situaba en el 2,622%.
Con esta media, el índice acumula seis meses en positivo, después de que el pasado mes de abril se situase en el 0,013% por primera vez desde enero de 2016. Además, ha aumentado en septiembre en 0,98 puntos frente a agosto, cuando se situó en el 1,249%.
Si estás interesado en cambiar de una hipoteca variable a una fija, estás son las tres maneras para lograrlo.
Novación
Se trata de acordar una modificación de las condiciones con la entidad financiera a la que se debe devolver el préstamo. No obstante, conviene tener en cuenta que «acarrea una serie de gastos para el consumidor», tal y como alerta la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin).
Precisamente, uno de ellos puede consistir en el desembolso del gasto de la tasación de la vivienda para la cual se ha pedido el préstamo, puesto que, de esta manera, el banco podría conocer el valor actual de la casa para estudiar si aprueba la novación o no. Otro de los gastos más habituales derivados de la novación es el pago de una comisión que la entidad financiera puede cobrar si aparece en la escritura de la hipoteca.
Subrogación
Otra opción para cambiar de una hipoteca variable a una fija es la subrogación, que consiste en la renegociación de una hipoteca con un banco distinto al que se debe devolver el préstamo hipotecario. Sin embargo, es necesario tener en mente que este trámite también comporta el desembolso de una serie de importes económicos.
Además del pago de los gastos de tasación de la vivienda y el abono de la comisión por subrogación, también acostumbra a conllevar «distintos costes administrativos y económicos». Son ejemplos las escrituras, el cambio de seguros o la redomiciliación de pagos como las nóminas.
Cancelación
La opción más extrema sería la cancelación de la hipoteca, una solución que permitiría al usuario contratar una nueva con otra entidad financiera. No obstante, suele ser la vía que acarrea un coste más elevado. «Este proceso puede ser hasta 2.000€ más caro», avisan desde Asufin. Y es que, comporta el desembolso de todos los gastos que conlleva la subscripción de un préstamo hipotecario, desde las comisiones hasta el pago del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados.