Las familias salen de la crisis: la deuda de los hogares se dispara
La cifra de los créditos al consumo aumenta por primera vez desde 2010, reflejando el fin del conservadurismo financiero en las familias
El Banco de España anota un hecho insólito en los últimos ocho años. El más reciente estudio mensual sobre la deuda eleva la cifra de saldos vivos de créditos al consumo a un 0,14% más que en mayo, revelando que tras casi una década de conservadurismo financiero los españoles se están endeudando un poco más.
Las familias españolas no solo dismuniyeron enormemente el consumo, sino que también dejaron de endeudarse con las entidades financieras a cambio de préstamos desde la segunda arremetida de la recesión económica en 2010, para amortizar las deudas que tenían ya contratadas y hacer frente a la crisis inminente.
Durante todo este tiempo, esto causó que España redujera año tras año el montante adecuado por las familias españolas. Pero con la apertura del grifo del crédito de la mayoría de los bancos nacionales, en gran parte influenciada por las medidas favorecedoras del Banco Central Europeo, el consumo volvió a acelerarse.
Este hecho ha supuesto, dado el aumento del IPC a un ritmo superior que el de los salarios de los trabajadores, la necesidad de adquirir un crédito para financiar compras. De ahí que la cifra de saldos vivos se eleve por primera vez en ocho años.
Los españoles recuperan la confianza financiera
Desde el comparador de créditos HelpMyCash.com explican que el aumento de la deuda no implica una recesión económica igual que la todavía reciente crisis.
A pesar de sonar mal, simplemente quiere decir que los españoles han reducido durante un largo periodo el saldo vivo, fruto de la austeridad financiero que muchas familias se vieron abocadas a implantar en sus hábitos de consumo.
Este aumento de la deuda simplemente implica que las familias vuelven a la normalidad en cuanto a la adquisición y financiación de bienes y servicios, tras recuperar un poco la confianza financiera.
Mucha deuda es peligrosa
Es cierto que el aumento de la deuda no necesariamente se traduce en un empeoramiento en la salud financiera de los hogares españoles, pero el problema vendría si, fruto de la incapacidad de afrontar las mensualidades de amortización de deuda, volviera a dispararse la morosidad.
No obstante, desde 2013, año en el que los impagos de los españoles alcanzaron su cenit, la mora ha sido reducida de manera constante. Por ello, es posible suponer que, mientras se asuman las cuotas de reembolso, los créditos al consumo seguirán siendo el principal motor financiero de nuestro país.
Esto ocurre desde que el año 2017 cerró como el primero en el que las nuevas hipotecas supusieron un volumen de activos superado por el de los nuevos préstamos.