Las CCAA se alejan del despilfarro pero se debilitan ante una crisis
Fedea asegura que las comunidades autónomas se acercan al equilibrio presupuestario pero advierte de la fragilidad ante una desaceleración económica
Que las comunidades autónomas no hacen los deberes con la deuda es un discurso que se repite en las distintas organizaciones y agencias de estudio. Y es verdad. Sin embargo, con los presupuestos empiezan a mejorar, según la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
Fedea asegura que las autonomías se acercan al equilibrio en sus cuentas, pero advierte de que hay cierta fragilidad ante una posible desaceleración. En un informe publicado este lunes defiende que las finanzas autonómicas han cerrado un ciclo completo, volviendo en 2018 a una situación similar a la observada en 2003 en términos de sus niveles de gasto, ingreso y déficit.
Así, entre 2003 y 2009 los ingresos de las comunidades autónomas aumentaron en casi dos puntos respecto al PIB. Estos se desplomaron seguidamente cuatro puntos en dos años y terminaron en 2018 siete décimas por encima de su nivel de partida.
En cuanto al gasto, creció en 3,5 puntos de PIB entre 2003 y 2009 y se redujo desde entonces en 3,1 puntos, cuatro décimas por encima del registro inicial.
Gastos e ingresos no financieros ajustados como porcentaje del PIB en las CCAA. Fuente: Fedea
«La situación de 2018 es similar a la de 2003 no solo en términos del déficit de las CCAA sino también de sus niveles medios de gasto e ingreso sobre PIB, aunque con una cierta deriva al alza en ambas variables», concluye.
En términos generales, la mejora del saldo presupuestario proviene en primer lugar del fuerte crecimiento de los ingresos con la recuperación económica, pero hay también una contribución significativa de las partidas de gasto, que aumentan a un ritmo inferior al PIB y por lo tanto pierden peso en el agregado.
No obstante, la mejora del saldo presupuestario autonómico se apoya en buena parte en factores «difícilmente sostenibles» a medio plazo. Entre ellos están los «anormalmente bajos» tipos de interés de los últimos años, las subvenciones estatales a los intereses de la deuda autonómica a través del FLA y de los mecanismos adicionales de financiación.
También ayudan los niveles de inversión muy reducidos que, según la Fundación, no se pueden sostener durante mucho más tiempo «sin efectos adversos» sobre muchos equipamientos públicos y la calidad de los servicios que estos ayudan a prestar.
La deuda, continúa como el mayor problema
El conjunto de las comunidades presentó en 2018 un déficit presupuestario de 0,23 puntos del PIB agregado, con una reducción de en torno al 36% en relación al dato provisional de 2017, que se cerró con un déficit del 0,36%.
El objetivo de déficit de 2018 era del 0,40%, dos décimas menos que el de 2017, por lo que el resultado supuso que, en su conjunto las autonomías cumplieron «con holgura» la meta presupuestaria.
Todas, salvo el País Vasco, Baleares, Navarra y la Comunidad Valenciana, mejoran sus resultados en relación al año anterior. De hecho, 13 cumplieron el objetivo de déficit y dos se quedaron a solo unas centésimas de hacerlo, dejando solo a Valencia y Murcia con déficit muy superiores al objetivo.
Evolución de la deuda autonómica acumulada. Fuente: Fedea
Así, para Fedea, «lo más preocupante» continúa siendo la deuda. «Quizás lo más preocupante a medio y largo plazo es que la deuda autonómica, medida en relación a la renta nacional, se ha multiplicado por cinco en menos de una década, habiéndose estabilizado en estos últimos años de recuperación en torno al 25% del PIB», defiende el informe.
La Fundación recalca de que la herencia de la «gran recesión» ha dejado las cuentas autonómicas en una situación «bastante más frágil que la de partida» y con un margen de maniobra «limitado» si los síntomas de desaceleración observados en los últimos meses se confirman y acentúan en los próximos trimestres.