La subida de la luz traslada la pobreza energética al verano

El encarecimiento de la luz, la crisis del coronavirus y las oleadas de calor cronifican un problema social que afecta a más del 10% de la población

Manifestación que bajo el lema «tener luz no es un lujo, es un derecho» ha tenido lugar entre los sectores 5 y 6 de la Cañada Real, en Madrid. EFE/Rodrigo Jiménez

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La pobreza energética no entiende de fechas. El encarecimiento del precio de la luz, la recesión económica del coronavirus y la sucesión de oleadas de calor han convertido este fenómeno en un problema permanente para las familias más vulnerables de España.

Su situación se acentuará este verano, derribando el mito del gasto de la calefacción como único causante de los retrasos en la factura.

Las asociaciones que trabajan codo con codo con los hogares ya advierten de que el impacto de la crisis del mercado de la electricidad que atraviesa España se sentirá con fuerza en los próximos meses con un incremento de las solicitudes de asistencia social. «La pobreza energética también existe en verano», explica a Economía Digital la directora de Energía y Personas de Ecodes, Cecilia Foronda.

El último informe del Ministerio de Transición Ecológica reveló que en 2020 el 10,6% de las familias españolas estaban afectadas por la pobreza energética escondida, lo que implica que apenas realizan gastos de consumo debido a su delicada situación económica. Mientras que el 6,6% de los hogares tuvieron retrasos en el pago de sus facturas de suministro.

Sin embargo, las cifras no recogen el impacto que ha tenido la pandemia de coronavirus ni la escalada histórica del precio de la luz en el mercado mayorista. El nuevo cóctel de sucesos amenaza con romper la tendencia a la baja que se ha protagonizado en los últimos años. «Hemos detectado un aumento», ha reconocido Foronda.

«El derecho a la energía tiene que ser básico»

Cecilia Foronda, directora de Energía y Personas en Ecodes

Solo Ecodes ha alcanzado ya un registro de más de 10.000 usuarios que se han acogido a sus programas de asesoramiento para poder reducir el impacto de la factura de la luz a final de mes, acceder a un bono social eléctrico o adecuar sus viviendas para soportar las inclemencias del clima.

El 50% de las viviendas españolas no dispone de aislamiento térmico

Detrás de la pobreza energética hay una amalgama de problemas estructurales, aunque uno de los efectos principales es la falta de adaptación de las viviendas para hacer frente tanto al frío como al calor.

Ecodes calcula que un 50% de los inmuebles fue construido sin tener en cuenta criterios de aislamiento térmico. La mayor parte están habitados por familias con pocos recursos.

De ahí que una de sus grandes reclamaciones pase por el impulso de las subvenciones para adaptar las viviendas más antiguas e incluso hacer llegar sistemas de energía renovable como las placas solares a un coste asequibles para la clase trabajadora. «Hay que mejorar la eficiencia energética», afirma la especialista.

El Ministerio de Transición Ecológica calcula que un 7,6% de la población no dispone de los medios para mantener una temperatura apropiada en su hogar. Como consecuencia, un 16,7% de los ciudadanos protagoniza un gasto energético desproporcionado con respecto a su nivel de ingresos.

La burocracia lastra el acceso al bono social eléctrico

El otro caballo de batalla pasa por hacer más accesible el bono social eléctrico, que perciben las familias que más dificultades tienen para abonar el recibo de la luz. El descuento oscila entre un 25% para los hogares sin hijos que no superen los 11.862,90 euros de ingresos anuales y el 50% para las familias numerosas con un salario total de hasta 15.817,20 euros.

El Gobierno abrió la puerta también a que las personas bajo un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) o los empresarios golpeados por la crisis del coronavirus pudiesen sumarse también a este plan. Sin embargo, la excesiva burocracia ha provocado que muchos se pierdan por el camino.

«La solicitud del bono social es dificultosa»

Para poder acceder a las ayudas hay que presentar una extensa documentación ante la administración, que después traslada la información a las propias compañías eléctricas para que analicen cada caso particular. Esta burocracia provoca que muchos procedimientos no lleguen a completarse. «Hace falta mayor coordinación», ha lamentado Foronda.

Decenas de personas se concentran en Barcelona para protestar contra la subida de la tarifa de la luz. EFE/ Enric Fontcuberta

Organizaciones de consumidores como Facua ya han solicitado al Gobierno que dé un paso más tras el encarecimiento de la luz y que garantice un bono del 50% de descuento para todas las familias que cobren por debajo de la suma de dos sueldos mínimos.

La reforma del mercado energético, en el ojo del huracán

La amenaza de un incremento de la pobreza energética ha llevado a Ecodes a hacer un llamamiento al Gobierno para que estudie fórmulas para modificar el sistema de establecimientos de precios en el mercado eléctrico, desterrando el mantra de que solo las instituciones europeas tienen mano en las decisiones. «El Estado tiene margen para establecer medidas», ha expuesto Foronda.

La directora de Energía de Ecodes recuerda que el Ejecutivo defendía que Europa no le permitía acometer una reforma fiscal sobre el IVA que grava a la factura eléctrica, pero que finalmente lo hizo sin que desde Bruselas desacreditase a España. «Nosotros apostamos por medidas preventivas, antes que paliativas», subraya.

El establecimiento de una carga fiscal más progresiva en el recibo de la luz, la eliminación de los cargos extraordinario de la factura, las subvenciones para renovables o la agilización del bono social son algunas de las líneas maestras que reclaman al equipo de Pedro Sánchez. Un plan de choque para dejar de tener la pobreza energética como un problema cronificado en la sociedad.

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