La semana más tensa de la banca española
Al coronavirus se unen las inminentes sentencias del IRPH y las tarjetas revolving, que podrían presionar más el empleo en el sector
La llegada del coronavirus a Europa se ha convertido en el cisne negro -evento inesperado con gran impacto- con el que no contaban hace unos meses los bancos españoles. Las entidades financieras ya anticipan un arranque de 2020 complicado por la coincidencia de decisiones judiciales clave para el sector, pero que que iba a coincidir un momento de elevada tensión en los mercados, con fortísimos números rojos, por la amenaza del Covid-19 sobre la economía mundial.
Los principales bancos españoles se dejaron la semana pasada más de 10% de su valor en bolsa, arrastrados por el pánico al coronavirus y a pocas horas de que se conozca la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el IRPH. Aunque la banca confía en que, si Europa sigue un posicionamiento similar al que presentó el Abogado General de la Unión Europea hace unos meses, el impacto económico sería asumible, no han descansado a la hora de rebajar su cartera expuesta a este indicador en los últimos meses.
Si Europa mantiene la misma línea el próximo 3 de marzo -está previsto que la sentencia se haga pública por la mañana-, los tribunales españolas podrán evaluar si efectivamente la venta de la hipoteca con IRPH se hizo con transparencia, o no. Otro posible conflicto es cómo se ha hecho la sustitución del índice en el caso de los IRPH que ya no existen, como el de cajas. Una de las argumentaciones de los clientes bancarios es que los IRPH desaparecidos (el de bancos y el de cajas) debían haberse sustituido por otro índice variable, como el euríbor.
En un principio, parece complicado que la sentencia de Europa marque un modelo para una hipotética sustitución dejando a los tribunales españoles actuar -el Tribunal Supremo podría tener que definirlo en el futuro-, pero la habilitación de los tribunales nacionales para valorar la transparencia de los contratos de estos créditos de forma individual, podría requerir de provisiones legales, que mermarían más la rentabilidad del sector.
Luis De Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) recuerda muy a menudo que son muy pocos los bancos que cumplen con el nivel mínimo de rentabilidad exigido por los inversores -él lo coloca en el 8%, si bien Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, lo había reducido al 7%-, llamando a que se trabaje en la reducción de costes o en las fusiones.
Preocupación en la plantilla
La sentencia del IRPH no es la única que espera el sector, y que podría presionar todavía más los resultados de los bancos. El Tribunal Supremo se reunió el 26 de febrero para valorar si los intereses que cobran las tarjetas revolving -con pago aplazado-, son usura o no. El alto tribunal no ha especificado cuándo dará a conocer su veredicto, que creará jurisprudencia y que, aunque responde a un recurso de casación de Wizink, también afecta al resto de bancos.
Aunque la mayoría de entidades no especifica en su informe financiero del año pasado el importe de crédito ligado a estas tarjetas, los analistas de Barclays, emitieron un informe la semana pasada en el que cuantificaban el volumen de crédito vivo de tarjetas revolving de todas las entidades del IBEX: Caixabank (1.000 milllones), Bankinter (480), Banco Santander (625); BBVA (500); Bankia (200), Banco Sabadell (300). Entre todos, las mayor exposición relativa la ostenta el banco liderado por María Dolores Dancausa, ya que las revolving suponen un 0,79% su cartera total de crédito, de acuerdo con Barclays.
Fuentes sindicales reconocen a Economía Digital que están preocupados por el impacto que las sentencias puedan tener en los resultados de la banca. «Respetamos completamente las decisiones de la Justicia, pero si hubiera que hacer grandes provisiones legales por estos conflictos podría aumentar la presión para reducir costes», señalan.
La banca lleva muchos años reestructurándose; reduciendo el número de empleados y la red de oficinas ante un escenario muy negativo de los tipos de interés -el coronavirus podría prolongar más tiempo el euríbor negativo-, y la necesidad de reinventarse para competir con los nuevos competidores digitales y adaptarse a modelos de intereacción digital.
Los ERE, aunque en condiciones positivas para los que se adhieren, están «destruyendo empleo en el sector», apuntan desde los sindicatos.