La Seda ampliará capital por 150 millones para su nueva singladura
El consejo debate si inicia una acción de responsabilidad respecto a anteriores direcciones
La Seda de Barcelona se enfrenta a una encrucijada. La Junta de Accionistas que se celebra el sábado 8 de agosto deberá dar el visto bueno al nuevo enfoque de la compañía. Los accionistas también tendrán que enfrentarse al pasado y decidir si aprueban iniciar una acción jurídica de responsabilidad que podría afectar anteriores direcciones de la empresa. Otro elemento sobre la mesa es la denuncia formulada por un grupo de accionistas.
El plan de reestructuración, que fue explicado con cierto detalle por el presidente, José Luis Morlanes, el viernes 7 de agosto necesitará de una ampliación de capital en dinero contante de 150 millones de euros para hacerlo posible. Morlanes confía que los actuales socios mayoritarios apuesten de nuevo por la sociedad.
También precisará la Seda de que el Institut Català de Finances (ICF) de el visto bueno al crédito de 15 millones de euros que la química catalana necesita para mejorar liquidez. Este crédito cuenta con garantía hipotecaria.
Otro requisito es que el conjunto de bancos prestatarios de La Seda aprueben definitivamente la renegociación de la deuda de la empresa. Son unos 600 millones de euros, la mayor parte de los 800 millones que la sociedad tiene como pasivo.
Además, La Seda debe conseguir entre 250 y 320 millones de euros fruto de las ventas de activos que piensa desarrollar a partir de su nueva estrategia. Entre estos actovos está la planta de Tarragona mientras que la del El Prat se mantiene3 como la central operativa.
Con lo anterior y con el acuerdo de los sindicatos se procederá, dijo Morlanes al reenfoque de la sociedad que ha de centrarse en la producción de PET y de preformas para la producción de botellas de plástico como principal dedicación, con ello la facturación debería situarse lo antes posible en unos mil millones de euros.
De forma paralela el consejo de administración de la Seda ha de decidir si lidera o secunda algún tipo de acción respecto a anteriores equipos gestores. Se trata de dilucidar si las salvedades que se localizaron en la auditoria de Horwardth y que también se han ratificado en la segunda auditoria de tipo forense de KPMG tienen calado como para actuar contra los que sean sus responsables. De hecho, Morlanes explicó en rueda de prensa que “todos los asuntos indicados en el informe han sido provisionados, excepto el que afecta a uno de los socios, Selenis, del grupo portugués Matos, porqué no sería de recibo hacerlo”, dijo Morlanes. Esta reserva de dinero asciende a 80 millones de euros. Estas provisiones se incluyen en la deuda que declaró la empresa, valorada en 656 millones.
Acción de responsabilidad
Si se decidiese actuar, el anterior presidente, Rafael Español, podría quedar entredicho. La continuidad de Español en el consejo tampoco está asegurada: “ he hablado con el y no se si seguirá”, dijo Morlanes. Por su parte, Español ha negado cualquier irregularidad: «no han existido ventas ficticias y todas las operaciones están auditadas y aprobadas” ha dicho el ex presidente. Una operación, señalada por el informe de KPGM según la qual la sociedad Jatroil habría recibido un crédito de la La Seda por 19 millones para buscar un terreno donde ubicar una fábrica de biodiésel es justificada por Español afirmando que “el crédito tenía como objetivo comprar unos terrenos, y el problema es que estos terrenos que se compraron, se han depreciado, como en todo el sector inmobiliario, pero tendrán que devolver los créditos” afirma en declaraciones a El economista.
La nueva dirección estratégica que, si lo aprueban sus accionistas tomará La Seda, se centrará en el negocio de PET, lo que llevará a reducir la capacidad de producción de resina de PET, una de las materias primas, hasta las 550.000 toneladas, la mitad de la producción actual y se pondrá en marcha un programa de venta de activos y reducción de costes valorado en las cifras antes indicadas .
Paralelamente, la sociedad rebajará su presencia en la planta de Sines, en Portugal, para lo que el socio, Caixa Geral, ha accedido a aumentar su peso en dicha operación hasta el 40%, lo que dejaría a la Seda con un 25%. Por lo que se refiere a los negocios no estratégicos, la empresa se plantea “escuchar ofertas” por las plantas de Grecia, Turquía, Portugal, Accerra y Wilton (Gran Bretaña).
A corto plazo las medidas a tomar por la Seda supondrán la reducción de personal de 300 personas, 240 de la planta de Wilton y 60 en el resto de las fábricas.
La Seda de Barcelona se fundó hace 85 años y después de diversas vicisitudes cuenta actualmente con 2.300 empleados y está presente en 22 países, con una facturación anual de 1.500 millones de euros. Es, pues, la principal química catalana y una de las más importantes empresas de este sector en España