La obra social de las cajas de Bankia, al borde de la liquidación
Peligran los cinco millones que Laietana destina a cultura en Catalunya. La nacionalización del banco madrileño amenaza los 200 millones conjuntos asignados a tareas sociales en toda España
Bankia está a punto de enterrar hasta el más mínimo atisbo de los principios fundacionales de las cajas de ahorro que impulsaron el banco: la obra social. La pérdida de dividendos y de cuotas de poder por la entrada del Estado en la matriz de la entidad nacionalizada ponen en riesgo la financiación directa de la labor oriunda de estas instituciones financieras.
Las siete entidades movían 200 millones de euros al año con esta labor. Caixa Laietana, la cuota catalana (2%) de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), reparte en Catalunya cinco millones para fines principalmente culturales.
Hasta ahora, se nutren con los dividendos del negocio financiero, que entregó a Bankia, y con los réditos del patrimonio acumulado. La proporción es del 80 a 20.
Los proyectos de la pequeña caja catalana, fuertemente implantada en la comarca barcelonesa del Maresme, así como los tutelados por sus compañeras de viaje, se enfrentan a un futuro incierto.
Estas instituciones financieras regionales sufrirán para poder cumplir también con los compromisos derivados de esta actuación. La entrada del Estado supondrá la expulsión de sus consejeros en Bankia. Por otro lado, la posible ausencia de dividendos, que alimentaba los presupuestos de las obras sociales, reduce a cero las aportaciones a este capítulo.
Preservar las raíces
Fulminados los mecanismos establecidos por los órganos de gobierno para mantener viva la tarea social y cultural de las cajas de BFA, éstas se nutrirán, una vez se agoten los fondos de que aún disponen, con la cuantía discrecional que decida voluntariamente el nuevo gestor, es decir el presidente Jose Ignacio Goirigolzarri (Goiri), que trabaja a marchas forzadas para cerrar el nuevo organigrama directivo.
En su primer comunicado como presidente de Bankia, Goiri, manifestó su intención de «preservar las raíces sociales que están en el origen» de la entidad, lo que ha sido interpretado como un respaldo a las actividades no financieras de las cajas fundadoras.
Los programas tutelados por estas instituciones dependen ahora, en primer lugar del remanente que retenga cada organismo. Pero con el tiempo el presupuesto se quedará sin oxígeno a no ser que Goiri tenga alguna deferencia hacia las cajas fundadoras.
Según los expertos en el ámbito, el nuevo consejo de administración podría entregar un paquete accionarial de Bankia, del tramo que cotiza en bolsa. Las cajas podrían disponer de él a voluntad, incluso con el tiempo podrían cobrar los dividendos, si el banco nacionalizado los genera.
Las alternativas
Otra vía, la más probable, es que Goiri asigne una dotación anual a cada una de las siete instituciones. La tercera opción dependería directamente de los gestores de cada entidad ya que deberían recurrir a otros mecanismos ajenos al banco para financiarse, como el mecenazgo o como el rendimiento de sus activos.
Según datos de 2010 distribuidos por las propias entidades, la más activa de las cajas de Bankia es Madrid, con 124 millones dedicados a temas asistenciales y medioambientales, además de centros culturales, como la Casa Encendida de Madrid. Bancaja gastó 50 millones en becas e investigación, aunque cuenta con un patrimonio artístico de más de 5.000 obras.
La Caja de Canarias gastó nueve millones en sostener sus centros para personas mayores, ayudar a los desfavorecidos y promocionar el comercio, frente a los ocho millones de euros de Caja Segovia, dedicados sobre todo a la conservación del patrimonio. Caja de Ávila movió 5,5 millones en actividades para jóvenes y discapacitados, entre otras, y Caja Rioja, otros 4,4 millones.