BBVA teme que la declaración de FG salpique a Torres
Comienza la semana trágica del BBVA: las declaraciones de FG y BBVA ante la Audiencia Nacional aclararán el futuro de los principales ejecutivos del banco
El pasado 1 de febrero, BBVA presentó los resultados de 2018. Fueron los primeros de los que dio cuenta Carlos Torres, presidente de la entidad desde hacía unas pocas semanas.
Entonces, cuando todavía no se había judicializado el caso, aunque se esperaba, Torres elogió sin límites la tarea de Francisco González en los 19 años que estuvo al frente del banco y trató de aislar al banco como entidad jurídica del comportamiento de cualquiera de sus directivos. Ahora el banco teme que la declaración que tiene pendiente González con el juez salpique a Torres.
“BBVA es y seguirá siendo un banco honesto”. Ojalá no tenga que arrepentirse de los calificativos que prodigó a su antecesor a lo largo de su larga comparecencia, en la que la marcha del banco desde el punto de vista numérico no revistió el más mínimo interés. De lo que menos se habló fue de cifras. Para qué.
La declaración de Francisco González el lunes, ante el Juez Manuel García Castellón, titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, puede allanar el camino de la investigación. Puede que aclare si hubo o no relaciones comerciales poco transparentes entre BBVA y el ex comisario José Manuel Villarejo y sus empresas y, a la vez, hacer más tortuoso el camino de Carlos Torres por la presidencia de la entidad.
O también condicionar su continuidad en el cargo. Es el precio que podría pagar ante los accionistas y las autoridades supervisoras nacional y europea. Las sospechas no son buenas compañeras de viaje nunca. Y menos en el sector financiero.
Con FG fuera del banco y de las presidencias honorarias de la entidad y la fundación bancaria, de las que dimitió antes de la junta general de accionistas, el mayor riesgo se cierne sobre Carlos Torres. Nadie entendería que el caso se saldara con alguna pieza menor, entiéndase la salida de Juan Asúa, actual asesor personal del presidente y encargado del “forensic” y, con anterioridad, responsable del banco para España y Portugal, o de cualquier otro directivo. Demasiado escándalo mediático para tan escasas consecuencias.
Aunque FG pueda declarar (si decide, como ha dicho, colaborar con la justicia) que nunca contrató directamente nada con Villarejo y que solo era informado de los resúmenes de la investigación de forma verbal, sus más próximos colaboradores no podrán alegar lo mismo. Menos, su mano derecha y la persona designado por él para ser su sucesor.
18 años con Francisco Gonzáles al frente del BBVA
Torres se incorporó al banco en 2008 y desde 2015 hasta enero de 2018 fue su consejero delegado. “Han sido 10 años con Francisco González en el que ha demostrado su liderazgo, ser un visionario y un referente. Guía y referente mío. Me ha demostrado en 10 años que es una persona de principios”, dijo hace sólo 10 meses, dejando entrever que su futuro de Torres está directamente ligado con el final de esta historia.
La declaración de Francisco González el lunes puede aclarar si hubo relaciones poco transparentes con Villarejo y complicar la presidencia de Carlos Torres
El que fuera presidente de BBVA entre los años 2000 y 2018 (en solitario desde diciembre de 2001 cuando “pilló” a Emilio Ybarra con los planes de pensiones en islas del Canal de la Mancha) acudirá a la Audiencia Nacional en calidad de imputado por los delitos de cohecho y descubrimiento y revelación de secretos.
Y lo hará dos días antes de que lo haga el BBVA en calidad de persona jurídica. ¿Tiene algo que ver con esta situación el que se haya aplazado hasta en dos ocasiones la declaración del banco como entidad por la apretadísima agenda del juez?
BBVA, como empresa, tenía que haber declarado en calidad de imputado el pasado 24 de septiembre. El lunes 29 de julio, el juez García Castellón imputó al banco por presuntos delitos de cohecho, descubrimiento y revelación de secretos (los mismos que llevarán a FG a la Audiencia Nacional mañana) y corrupción en los negocios.
En el auto desestimó la petición de la entidad de personarse en la causa en calidad de afectado y pidió que el banco designara a su representante. La declaración se pospuso al 10 de octubre y después al 20 de noviembre, en ambos casos por problemas de agenda del magistrado.
Un perjuicio en la reputación de BBVA
Hay quienes piensan que no se va a producir un cruce de acusaciones porque en juego está el prestigio del banco, que, pase lo que pase, va a sufrir un perjuicio reputacional importante, pero en ningún caso un daño irreparable. Está contrastado que los bancos solo sufren cuando los asuntos judiciales se dirimen con miles de particulares por malas praxis. Y si no, basta con repasar los casos de las hipotecas multidivisas, las cláusulas suelo, las participaciones preferentes… Es como si la corrupción, como el valor en la “mili”, se diera por supuesta.
En febrero, Carlos Torres dijo que había hablado con Francisco González, quien “tenía la conciencia tranquila” y “no sabía nada de las irregularidades”. Entonces, hacía ya ocho meses que el banco había ordenado una investigación interna por el “caso Villarejo” y desmenuzar las relaciones de la entidad con las empresas del ex comisario que se extendía desde el año 2004.
Para reforzar la investigación, se pidió a PwC y los bufetes Uría y Garrigues un informe “forensic”, cuyos resultados nunca se sabrán exactamente al haberse judicializado el asunto y mezclarse los resultados de pesquisas externas e internas con declaraciones de imputados y testigos. Y es que a río revuelto…
La multa no supone una amenaza para los inversores
En el sector y en el mercado no se tienen dudas sobre el resultado final del proceso. Dan por descontado que las turbias relaciones entre el banco y las empresas del Villarejo se acabarán saldando con un lógico perjuicio reputacional (uno más en la larga lista de la banca en los últimos años) y una multa millonaria, que “en ningún caso hará tambalear los beneficios de la entidad ni siquiera en un trimestre”. Eso asegura al menos Joaquín Robles, analista de XTB. “El banco va a seguir adelante”.
La multa, por cuantiosa que fuera, sería un mal menor. Es una mala praxis, porque supone un gasto de fondos del banco que podrían haber sido destinados a otros fines. Pero no representa una amenaza para los inversores, como lo pueden ser el rumbo que tome la política económica española tras los resultados del 10-N o las decisiones futuras del Banco Central Europeo (BCE).
“Es más peligroso para los inversores la hipótesis de que suban los impuestos a la banca en el futuro que la sentencia que se dicte”, asegura Joaquín Robles. Los números confirman esa impresión. Las acciones de BBVA se han revalorizado un 8,27% en lo que va de año, en línea con lo que lo ha hecho el Ibex (+8,45%), desmarcándose del comportamiento general de la banca y obviando el “caso Villarejo”.
Bankia han cedido un 30,1% de su valor; Caixabank, un 14,01% y Bankinter, un 10,47%. Hasta Santander, la entidad más comparable por tamaño y diversificación geográfica, ha perdido en 2019 un 4,93%. Solo Sabadell (+0,04%) acompaña a BBVA en el terreno positivo.