La Caixa extremó las cautelas antes de absorber Caixa Girona
FAINÉ Y NIN PIDIERON INFORMACIÓN A CASTELLS Y AL BANCO DE ESPAÑA
“Ha sido como sorber un flan del plato, sin cuchara, pero con los dientes apretados para que no se colará nada más”. Un alto directivo de La Caixa utiliza este símil para ejemplificar las precauciones que la entidad presidida por Isidre Fainé adoptó antes de decidirse a absorber Caixa Girona y acceder así a los requerimientos del Banco de España para que participara en los procesos de reordenación del mapa de las cajas de ahorros catalanas.
Tanto el director general Juan María Nin como Fainé han pilotado la operación con extrema delicadeza. Los números de Caixa Girona y la gestión desarrollada en los últimos años suscitaban desconfianza. Esa prudencia no radicaba tanto en el volumen de los posibles quebrantos ocultos en el balance (fácilmente digeribles para La Caixa), como en la posibilidad de absorber con la entidad tramas de otro signo e incluso problemas de reputación.
Información oficial detallada
Tal y como explicaron al consejo de administración de La Caixa sus dos máximos responsables, tras mantener diversos encuentros con Manel Serra y Jordi Blanch, presidente y director general de Caixa Girona, respectivamente, solicitaron información detallada sobre la entidad al departamento de Economia i Finances de la Generalitat y al Banco de España.
La conselleria de Antoni Castells facilitó el acta de la inspección realizada a la Fundació Caixa Girona, encargada de la obra social. “Lo que hemos conocido es que existía una mala gestión y descontrol general”, explica un miembro del consejo de administración de La Caixa. Las investigaciones realizadas por la Generalitat durante seis meses ponían a Arcadi Calzada, anterior presidente de Caixa Girona (1996-2010), en el ojo del huracán de las supuestas irregularidades. “Se encontraron vinculaciones familiares con empresas y una sospechosa concentración de proveedores en dos empresas. Al final, lo que se trataba era conocer de qué marchante procedían las obras de arte y la organización de eventos como el Festival de Cap Roig o diferentes exposiciones donde se han dilapidado muchos recursos”, aseguran las mismas fuentes.
Una filtración que silenció las críticas
La filtración de este acta de inspección resultó posterior a unas declaraciones públicas de Arcadi Calzada en las que el expresidente criticaba la decisión del consejo de administración de Caixa Girona de echarse en brazos de La Caixa después de negarse a participar en las otras dos operaciones de concentración que se estaban realizando en Catalunya. La sombra de la sospecha silenció automáticamente las críticas de Calzada, que además estaría envuelto en la firma de diferentes convenios de colaboración con el Palau de la Música de Fèlix Millet, tal y como ha desvelado esta semana el semario El Triangle.
Sin embargo, las supuestas irregularidades que rodeaban el funcionamiento de la Fundació Caixa Girona no han sido el único flanco que Fainé y Nin han querido proteger. De hecho, antes de dar un paso definitivo exigieron ver la última auditoria exhaustiva que el Banco de España había realizado a la entidad gerundense. Para que la entidad que gobierna Miguel Ángel Fernández Ordóñez accediera a facilitar esa información fue necesaria la autorización de la cúpula de Caixa Girona. Serra y Blanch accedieron a la condición impuesta por La Caixa: conocer con exactitud y de manera pormenorizada cuáles eran los riesgos reales que asumía al integrarla.
“¿Qué costaba la fusión?”
“Al final se trató de saber qué nos daba la fusión o, mejor dicho, qué nos iba a costar”, precisa otro consejero consultado por Economía Digital. Esos aspectos fueron explicados en el consejo de administración de La Caixa, que bendijo la fusión una vez conocidos con exactitud los detalles financieros y de imagen de una operación que permite a la gran caja catalana haber participado en el proceso de fusiones complaciendo al Banco de España “y eligiendo cuál iba a ser la pieza que se iba a cobrar”, en opinión de medios financieros próximos a la entidad.
La operación avanza a buen ritmo y, una vez aprobada por los consejos de administración de ambas instituciones financieras, está pendiente de concluir la ratificación por parte de las asamblea general de La Caixa, así como su inscripción en los registros mercantiles. La pasada semana, una delegación encabezada por Juan María Nin mantuvo una reunión con unos setenta directivos de Girona en la que el primer ejecutivo de La Caixa explicó cuál era el calendario previsto para la integración y tomó contactos con los máximos responsables de la caja absorbida.
La fusión tendrá efectos claros en las redes comerciales de las dos entidades en las comarcas de Girona y en los servicios centrales de Caixa Girona. Sobre las sucursales se establecerá un plan programado de integración de oficinas en las que se concentrarán empleados de una y otra caja para fortalecer en un primer momento la fuerza comercial en aquel territorio. Más difícil resultará la continuidad de todos los trabajadores de la sede central de Girona, ya que las duplicidades se resolverán en favor del cerebro central de La Caixa en la Diagonal. Este grupo de empleados, que podría ascender a casi 200 personas, pueden resultar los más afectados por el proceso de absorción, según calculan fuentes de los sindicatos mayoritarios.