La banca recupera el hambre de fusiones en el peor momento
La negociación entre Unicaja y Liberbank resucita el anhelo de fusiones de la banca española, aunque sus caídas en bolsa les alejan de ese escenario
Los directivos de banca que este miércoles participaron en el encuentro del sector que celebraban en Madrid EY e IESE tenían un tema nuevo del que hablar: el anuncio de Unicaja y Liberbank de que estudian su fusión, lo que les llevaba a una pregunta clara. ¿Hay espacio para más fusiones? Así se posicionaron. El problema es que, aunque haya hambre, no es buen momento para salir a cenar fuera.
La noticia de los dos bancos, que crearían el sexto mayor grupo español, resucitó los viejos, aunque últimamente dormidos, anhelos de compras de algunos bancos. Banc Sabadell y Bankia admitieron que hay margen todavía para fusiones. Es decir, que el mercado financiero español toleraría un escenario con menos entidades. Caixabank, mientras tanto, habla en primera persona: no es su momento.
Jaume Guardiola, consejero delegado del Sabadell, fue el más claro: “Hay margen” pese a un proceso de concentración ya realizado que calificó de “brutal”. Pero la contención de gastos manda, y las sinergias son, hoy en día, un mantra para la banca. José Sevilla, de Bankia, también dijo que “todavía queda espacio”, si bien puso un pero, “el entorno de negocio”, además, claro está, de las estrategias de cada entidad.
Quien parece tener la estrategia clara es Caixabank. Después de ser uno de los grandes protagonistas del proceso de consolidación del sector durante la crisis, frenó tras comprar la mayoría de BPI, y en su plan estratégico 2019-2021, no contempla fusiones. Por ello, Gonzalo Gortázar habló en primera persona al decir que una compra solo sería “un despiste” para el objetivo de la entidad.
Pero pese a la prudencia habitual en Gortázar, lo cierto es que el hambre por las fusiones parece volver a la banca. Al menos, han vuelto a hablar de ello, después de un 2018 concentrados en mejorar los ratios de eficiencia y calidad y desprenderse del ladrillo. No obstante, en el sector admiten que hablan de cara a la galería. Hay hambre, pero nada más.
No es momento para compras
La situación de los grandes bancos españoles no les permite ahora mismo lanzarse a comprar competidores. Para financiar estas operaciones suelen ampliar capital y, si es mediante una fusión por absorción, con intercambio de acciones. Pero la acción de ningún banco español tiene la salud suficiente como para acometer estos procesos. Cuanto menos vale un banco, más peso perderá en una fusión, y todos quieren fusionarse… si salen ganando.
Los principales bancos tienen hechos los cálculos a partir de qué precio de su acción pueden empezar a pensar en procesos de integración. Y ninguno de ellos está por encima de ese umbral. 2018 está siendo un año muy duro en bolsa, por las crisis turca, italiana, la incertidumbre de la moción de censura en España y, la última, la de los impuestos de las hipotecas. Y venían de un último trimestre de 2017 muy agitado por el referéndum del 1-0 en Cataluña…
Caixabank precisamente, el que se desmarca de fusiones, es el que mejor está resistiendo el envite bursátil este año. Cae solo el 16%, gracias a sus buenos resultados económicos. El Santander se deja el 29%; BBVA, el 36%; y el Sabadell, el 38%. Con esta pérdida de valor, no es su momento para acometer procesos de compra.
Otro tema es el de Bankia. Tras la fusión con BMN, el objetivo del Gobierno, primer accionista del banco, es ir vendiendo paquetes para recuperar el máximo del dinero público destinado a salvarlo. Pero este plan se vio parado por el mismo motivo: sus acciones han bajado tanto, el 33% este año, que no sale a cuenta vender. De hecho, se convierte en una buena presa, pero quizá no sea el momento.