La banca araña más de 1.000 millones a Hacienda
Los bancos habrían reducido su factura fiscal en dicho importe en 2018, utilizando activos generados por pérdidas previas
El año pasado fue un ejercicio complicado para la banca, tanto por convertirse en el obligado tributario en el caso del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD), como por ser uno de los sectores afectados por la amenaza de una subida de impuestos. Hace pocos días, el PP registró una proposición de ley para que se eliminara en la compra de primera vivienda.
Durante los primeros meses de la pasada legislatura, las entidades se vieron afectadas por la posibilidad de que el gobierno de Pedro Sánchez creara un impuesto específico para el sector: idea que finalmente no llegó a cuajar. No obstante, sí se espera un incremento del tipo mínimo en el impuesto de sociedades y, en el caso de que finalmente Sánchez pacte con Podemos, gana puntos la posibilidad de que el sector soporte una mayor carga impositiva.
A la espera de este aumento, las entidades financieras continuaron aprovechando el año pasado para utilizar sus activos fiscales. De acuerdo con Cinco Días, el año pasado habrían arañado más de 1.000 millones en impuestos recurriendo a ellos. El Santander habría sido la más beneficiada, porque se habría activado pérdidas generadas por el Banco Popular.
Así, de acuerdo con este medio, las entidades financieras españolas solicitaron a la administración tributaria el cobro de 1.073 millones de euros a cuenta de los activos fiscales diferidos durante el año pasado. La cifra más que duplicaría los 512 millones que Hacienda perdió el anterior ejercicio.
Pérdidas pasadas acumuladas
Los bancos generan este tipo de activos, conocidos como DTAs, (Deferred Tax Assets) cuando acumulan pérdidas; pero para poder utilizarlos y que les computen como capital deben pagar anualmente por ellos.
Durante la crisis financiera, la banca acumuló una fuerte reserva de este tipo de activos por las pérdidas sufridas y el Santander aumentó notablemente la suya con la adquisición de Banco Popular, que le habría aportado unos 4.000 millones.
De hecho, justo la utilización por parte del banco de la reserva generada por la entidad presidida en su última etapa por Emilio Saracho sería la que estaría detrás del aumento sufrido el año pasado.