La actividad manufacturera cae a mínimos de mayo de 2020 por la inflación
La desaceleración de la producción manufacturera y el descenso de nuevos pedidos y la demanda de exportaciones han destruido empleos en el sector
La actividad del sector manufacturero de la zona euro ha vuelto a deteriorarse en octubre, según el índice de gestores de compra (PMI), que bajó a 46,4 puntos desde los 48,4 del mes anterior, su peor dato en 2 años y 4 meses como consecuencia del impacto de la inflación y la incertidumbre económica.
De los países de la zona euro, Irlanda fue el único que experimentó una mejora en octubre. Los países restantes registraron desaceleraciones más profundas de las condiciones operativas, y la mayoría registró el mayor deterioro desde que empezó el Covid-19, en 2020. En concreto, España (44,7) fue el país con el peor resultado en octubre, seguida de cerca por Alemania (45,1).
Así, tanto la producción manufacturera como los nuevos pedidos y la demanda de exportaciones cayeron de forma significativa en el décimo mes del año, algo que conllevó también a la destrucción de empleo, según S&P Global.
Además, como consecuencia de las menores exigencias de producción, los fabricantes de la zona euro redujeron sus compras al ritmo más fuerte desde mayo de 2020 y también se registró una mayor relajación de las presiones en las cadenas de suministro.
España, peor resultado en octubre
El índice PMI del sector manufacturero español de S&P Global, que ahora integra a IHS Markit, publicado este miércoles se situó en octubre en 44,7 puntos, por debajo tanto de los 49 puntos de septiembre como de los 50 puntos que separan crecimiento de contracción, registrando el peor resultado en octubre.
La producción industrial cayó al ritmo más intenso desde mayo de 2020, un descenso que fue aún más pronunciado en el caso de los nuevos pedidos debido a la debilidad de la demanda en un entorno de gran incertidumbre, que afectó también a los pedidos para exportación.
El principal factor que explica este deterioro es la inflación, que afectó a la demanda y que llevó a los fabricantes a subir de nuevo los precios en octubre, presionados por los mayores costes tanto de energía como de materias primas.
Ante esta situación, las empresas redujeron sus compras por quinto mes consecutivo -se experimentó una caída en las existencias tanto de materias primas como de productos terminados- y también sus plantillas, que sufrieron la mayor contracción desde junio de 2020.
La confianza sobre la evolución futura de la actividad cayó al nivel más bajo desde mayo de 2020 debido a la elevada incertidumbre económica y financiera, la alta inflación y las malas perspectivas de demanda.