¿Por qué nunca puedes ahorrar para la jubilación? La psicología tiene la respuesta
Hay varios errores de juicio y planificación que llevan a las personas a gastar en caprichos en vez de invertir en su jubilación
Ahorrar para la jubilación es la mejor estrategia que se puede tener durante la vida laboral para tener un retiro sin sobresaltos económicos.
Claro que no está al alcance de todo el mundo: un 25% de los españoles vive en un hogar donde no hay capacidad de ahorrar a final de mes, y uno de cada tres apenas logra atesorar un 10% de sus ingresos; revela el Observatorio Cofidis de Economía Sostenible en el Hogar 2022.
Pero muchas personas que tienen la capacidad económica para ahorrar no lo hacen por diferentes motivos. O están los que ignoran que podrían (y deberían) acumular una reserva de dinero para su futuro.
En el blog de Caixabank se habla sobre los sesgos cognitivos, esos efectos psicológicos que producen una desviación de la realidad y nos lleva a tener juicios falsos y distorsiones que derivan en decisiones poco o nada racionales.
Y hay por lo menos cinco sesgos cognitivos son los que nos impiden ahorrar para la jubilación. Veamos cuáles son.
La falsa gratificación instantánea
El sesgo de la gratificación instantánea es la que nos hace preferir la recompensa más inmediata en vez de aguardar un premio mayor a largo plazo.
Es la razón por la que muchos jóvenes no ven tan mal trabajar en negro para evitar las retenciones en vez de optar por un contrato legal que le permita cotizar a futuro.
Bajo el sesgo de la gratificación instantánea muchas personas prefieren tener una recompensa inmediata antes que pensar en un premio a largo plazo
Para salir de esta falsa idea es bueno conocer, por medio de simuladores de jubilación, cuánto se cobrará de pensión y cómo aumentará según los aportes de la cotización.
El error de los datos irrelevantes
Se le llama sesgo de disponibilidad, y es dar más importancia a datos irrelevantes porque son más fáciles de conseguir; y dejar de lado informaciones más importantes pero que no están tan mano.
Eso sucede mucho con los bulos de información, pero en el caso concreto de la economía -describen en Caixabank– pasa cuando uno escucha de pasada que una persona se enriqueció por las criptomonedas, e inmediatamente se cae en la tentación de invertir en ellas; sin tener en cuenta las advertencias de la CNMV o del Banco de España.
El consejo sugerido es realizar un “análisis riguroso con base en datos”, e ignorar los ejemplos puntuales que no sirven como generalización.
El miedo a perder
En psicología el sesgo de aversión a la pérdida es el temor a un posible perjuicio económico que evita obtener ganancias mayores.
Según este blog, “solemos valorar las pérdidas potenciales de 1,5 a 2,5 veces más que las ganancias”; o sea que solo con un rendimiento muy alto muchas personas se animan a invertir.
Si bien este sesgo fomenta el ahorro ahuyenta la inversión, por lo que se pierden interesantes oportunidades para la jubilación.
Para evitarlo, se sugiere consultar el índice de riesgo de las inversiones, donde 1 es el más bajo y 7 el más alto; y reconocer cuál es la tolerancia de cada uno: dinámico, moderado o dinámico.
El sesgo del presente
El sesgo del presente “nos impide considerar el futuro como algo que importa”; por ello mucha gente piensa en gastar y darse caprichos en el día a día más que proyectar para cuando se jubile.
Bajo el sesgo del presente muchas personas prefieren disfrutar del día a día en vez de tener un poco de planificación para el mañana
Para solucionarlo, se recomienda plantear metas a largo plazo con hitos a medio, y realizar técnicas de visualización de futuro, imaginando cómo sería la vida en las próximas décadas según las decisiones que se tomen en la actualidad.
La falsa ilusión del optimismo
Bajo el engaño del sesgo del optimismo uno se niega a reconocer que la vejez es un proceso degenerativo, donde no solo disminuyen las funciones físicas y psíquicas sino que también pueden ocurrir eventos negativos que perjudiquen la economía doméstica.
Ante ello la sugerencia es adoptar un “enfoque realista y objetivo”, donde es mejor moderar las expectativas con datos concretos.
Y al reconocer esta situación como las otras, se desbloquean las trabas mentales que impiden apostar a futuro con una mejor jubilación.