«Barcelona ha perdido terreno ante Madrid, es una evidencia empírica»
Jaume Guardiola, precandidato a la presidencia del Cercle d'Economia, defiende el papel de la institución durante el 'procés' pero lamenta que los políticos cada vez les escuchan menos
Jaume Guardiola ha convertido su vida en una carrera para estrechar la mano al máximo número de socios del Cercle d’Economia –son más de 1.200– antes del 12 de julio. Así es la campaña a las primeras elecciones con dos candidatos –precandidatos, de momento– en la historia de la institución, en las que se enfrenta a Rosa Cañadas.
“He pasado de una vida en la que me lo hacían todo a una en la que me lo tengo que hacer todo yo”, bromea el exconsejero delegado de Banc Sabadell antes de la entrevista a Economía Digital. Pero Guardiola vive las elecciones con pasión y ganas de tomar las riendas del Cercle para seguir su “legado” y dejar su impronta.
¿Por qué quiere ser presidente del Cercle?
Porque me hace ilusión, llevo 35 años de socio, es una institución importante, y parafraseando a Carlos Güell, que dijo “el Cercle d’Economia es una institución útil y yo diría que necesaria, pero por pudor, no lo digo”, pues yo ahora sí que lo digo, creo que es una institución útil y necesaria. Tiene un rol a jugar, porque expresa a una parte de la sociedad civil y económica capaz de intervenir en el debate público a través de sus opiniones. Además, tengo tiempo.
Es el precandidato continuista…
Yo me siento continuista de todos los expresidentes, porque el Cercle es sobre todo un legado histórico de haber estado interviniendo en el debate público durante muchos años. Yo lo entiendo así, como un flujo y un legado que hay que administrar.
…pero quiere cambiar cosas.
Lo que mi junta y yo podemos aportar a este legado va sobre todo en dos direcciones. Una es mejorar el engagement con los socios, que participen más, que seamos capaces de crear mecanismos de participación de los socios en la construcción del pensamiento del Cercle d’Economia, y al mismo tiempo generar actividades que sean atractivas para el socio. Y la segunda, la más importante, conectar el Cercle con la sociedad civil barcelonesa y catalana, que ha cambiado mucho en los últimos tiempos. El Cercle quizá está un poco anclado en un modelo de empresa familiar, pero ahora muchas están en manos de fondos, o en bolsa, y las familias invierten y mantienen el carácter emprendedor.
«El Cercle está anclado en el modelo de empresa familiar y tiene que abrirse a la nueva sociedad civil y económica de Barcelona»
Y la nueva economía.
Ha emergido una nueva sociedad civil y económica en la ciudad de Barcelona muy impresionante, todo el mundo vinculado a la tecnología, a las start-up, a las ciencias de la salud, a la economía social y de impacto, el supercomputador, los centros de investigación, que no está suficientemente representada en el Cercle. Por eso tiene que abrirse, como ha hecho a los largo de su historia, a la evolución de la sociedad civil porque tiene que ser la expresión de esa sociedad civil y económica de la ciudad.
¿Qué se ha hecho mal en los últimos años para que los dos candidatos coincidan en que hay que conectar más con los socios?
Yo no diría qué se ha hecho mal, yo creo que hay más socios con ganas de participar, no se puede atribuir a la última o últimas juntas directivas. Hay socios nuevos, sienten que se hace todo desde la junta y necesitan que se encuentren mecanismos de participación. Es más fácil hacer hoy eso porque ha cambiado mucho la forma como se interacciona, hay webs interactivas, nos podemos conectar en un Teams o un Zoom. Ya se ha hecho a lo largo de la historia, se han creado comisiones, pero a veces, han hecho un trabajo que ha quedado en nada. Por tanto eso hay que hacerlo bien, con un procedimiento y recursos para que quede institucionalizado. Cuando hablamos de crear estos clústers de socios por conocimientos, de conectarlos, hay que hacerlo con una estructura, bien hecho, porque si no, corres el riesgo de frustrar expectativas.
Póngame un ejemplo de uno de estos clústers.
Buscando por LinkedIn, vimos que tenemos entre 30 y 40 socios que han estado o están en posiciones en la Comisión Europea, en despachos de abogados y relaciones públicas en asuntos europeos y tenemos incluso al responsable de Europa de una gran compañía española. Estas personas no las tenemos conectadas ni usamos su conocimiento para generar nuestra opinión. Pues hay que hacerlo. Lo mismo se puede hacer con el mundo tech y otros mundos. O a nivel geográfico, tenemos socios en Madrid que podríamos articularlos de alguna forma, o por el mundo, o Cercle Obert, la gente más joven, que tienen su manera de relacionarse.
Cuando ha hablado de Bruselas o de Madrid, su rival lo ha interpretado como que quiere abrir delegaciones. ¿Qué responde a eso?
Que se ha equivocado en la interpretación, alguien se lo debió decir mal. Es absurdo, si estoy diciendo que el Cercle tiene un equipo pequeño que tenemos que reforzarlo, no estaré pensando en abrir nada. Pero efectivamente, ha convertido eso en un eje de la confrontación cuando yo no dije nada, espero que no vuelva a pasar con otros temas. Es siempre muy interesante informarse bien y saber lo que dicen los otros.
«El Cercle tiene acceso a Bruselas con mucha facilidad, ser grupo de interés no lo mejora. Y no es un lobby, no defiende intereses de clase»
Respecto a Europa, Cañadas ha propuesto registrar el Cercle como grupo de interés en Bruselas. ¿Le parece útil?
Es un registro de transparencia que no sirve para nada más que para estar registrado, y que cuando alguien en Bruselas recibe lobbys, que el Cercle no lo es, pero también think tanks, que se parece más al Cercle, sin serlo tampoco, puede mirar en el registro de transparencia a ver quién es. Si alguien lo considera útil, me parece correcto, si bien el Cercle tiene acceso a Bruselas con mucha facilidad y eso no lo mejora. El Cercle es una institución bastante conocida en Europa, y no es un lobby, no defiende intereses de clase. Pero bueno, son propuestas que analizaremos.
¿Puede adelantarnos quién va a formar parte de su junta?
Ya anuncié que las vicepresidentas van a ser Teresa García Milà y Nuria Cabutí y el resto de la junta lo anunciaré en el acto de presentación de la candidatura, la próxima semana, pero tendrá una mayoría de miembros de la junta actual. Javier Faus hizo muchos cambios respecto a la junta de Juanjo Brugera, de hecho solo seguimos seis. Eso en algunos foros se interpretó como un exceso de cambio, con cierta sensación de que se saltaba la tradición, pero se obtuvo la paridad de género, y eso ya ha quedado establecido. Por tanto, la mayoría de miembros de la junta lleven un solo mandato, y creo que es bueno que estén dos mandatos, y esa es la razón por la que voy a mantener una parte significativa de los miembros de la junta actual, y además porque tienen mucho nivel.
Los expresidentes trataron de que hubiera una sola candidatura. ¿Ofreció a Cañadas integrarse en la suya?
Sí. Fue una reunión relativamente infructuosa y bastante previsible, por lo que se había dicho antes. Nos ofrecimos mutuamente entrar en nuestra junta y fue rápido el proceso porque quedó claro que no iba a pasar.
¿Hay fractura en el Cercle?
Yo creo que no. Hay dos candidatos, uno propuesto por la junta actual y una candidata que se lanzó un año y medio antes y ya está. Pero fractura no, creo que es un reflejo de vida interna, de vitalidad. El Cercle tiene que ir evolucionando, creo que la presidencia de Javier Faus ha cambiado muchas cosas, y probablemente una parte de los problemas se han generado porque ha cambiado muchas cosas, las jornadas, un premio nuevo, ha hecho la paridad en la junta. Yo enfrento la situación con idea de cambiar más tendencias de fondo.
Habla de conectar con la sociedad civil. ¿Parte de la desconexión puede venir porque el Cercle no ha sabido seguir los cambios políticos que han vivido Cataluña y Barcelona en los últimos años?
Creo que no. Sí que, por su heterogeneidad y porque no sigue un interés gremial, de clase ni de partido, ha vivido estos tiempos complejos y convulsos de Cataluña con muchísima inquietud, preocupación y expresándose con notas cuando ha creído que era el momento. Y en los meses álgidos del procés hicimos varias notas, más cortoplacistas de lo que nos hubiera gustado. La pena es que quizá no se nos ha escuchado menos.
¿Por qué?
Creo que en el mundo se ha producido un proceso de cierto autismo, se escucha menos a la sociedad civil. Cuando yo era joven e iba la reunión de Costa Brava, realmente se interaccionaba. Recuerdo a Calvo Sotelo, a Felipe González, se llevaban una impresión que les marcaba, y esto hoy cuesta más porque los partidos son máquinas endogámicas encerradas en sí mismas, impermeables a las sugerencias de la sociedad civil. Hoy se construyen las opiniones de una forma distinta a como se hacía hace diez años.
«Los partidos son máquinas endogámicas encerradas en sí mismas, impermeables a las sugerencias de la sociedad civil»
¿Barcelona ha perdido la batalla económica con Madrid en los últimos años?
Barcelona y su área metropolitana han perdido terreno ante Madrid, es una evidencia empírica, no necesita subjetividad, los datos son obvios. Eso viene de una tendencia de fondo, un modelo de Estado basado en una apuesta central desde hace mucho tiempo y que también afecta a otras partes de España, y también al procés, que ha distraído inversiones y ha acelerado ese proceso. Pero cuando miro hacia adelante, soy muy optimista, porque Madrid se conforma alrededor de un gran Estado central y las compañías del Íbex, pero que se mueven en terrenos muy regulados, como banca, energía, telecomunicaciones, obra pública, y que cuentan cada vez con más rivalidad por parte de las plataformas de desintermediación, del autoconsumo. Por eso creo que ese mundo regulado tendrá que jugar a la defensiva, y en cambio aparece una nueva economía que va a una velocidad de vértigo y creo que Madrid está ahí, pero Barcelona está por encima, por tanto viendo a futuro, es un elemento para ser optimista. Además ahora Europa va a apostar por la industria. Cataluña, con el peso que tiene, va a jugar un rol importante. Entonces tienes dos drivers superpotentes pensando a futuro.
Pese a la política.
Lo que hay que hacer es crear el clima desde el punto de vista político y administrativo para que este potencial se pueda desarrollar. Y ahí tienes desde el marco fiscal, que es importantísimo, la administración, tienes que hacer reformas para mejorar la productividad. Si no, vamos a perder oportunidades, no solo en el conjunto de España, sino respecto al mundo de ciudades que están creando ecosistemas potentes, como Copenhague, Amsterdam y las urbes alemanas.
¿Le gustaría que Cataluña tuviese la fiscalidad de Madrid?
El impuesto de patrimonios es totalmente injusto, porque cargas dos veces lo mismo. Uno tiene unos ingresos que han pagado unas rentas, acumula un ahorro y vuelves a castigar ese ahorro, en una época en el que los tipos de interés están a cero. Es un anacronismo, no está en prácticamente ningún régimen fiscal de las zonas con las que nos comparamos. Porque si el objetivo es recaudar más, lo que tienes que hacer es un régimen fiscal que no ahuyente las inversiones. El Cercle lo ha dicho muchas veces, y lo va a seguir diciendo.
Ada Colau ha dicho que su oposición es Foment. ¿El Cercle también tiene que ser oposición a la alcaldesa de Barcelona?
Nosotros somos una institución muy heterogénea, que reúne entre sus socios gente con tendencias ideológicas distintas, dentro de lo que sería la centralidad, no respondemos a un grupo de interés, por tanto no señalamos. Lo que queremos es intervenir en el debate público con nuestras posiciones, sin necesidad de ir respondiendo.
«Las teorías del decrecimiento lo único que van a traer va a ser empobrecimiento. El Cercle va a ser duro en defender que ese no es el camino»
¿Y en lo económico? Recordemos que Ada Colau defiende la no ampliación del aeropuerto de El Prat o la reducción del número de cruceros.
El Cercle hizo una nota hace unos meses, en la que subió el tono. Nos parecía que era el momento de hacerlo, en la que trataba de hacer esa reflexión sobre el mal entendimiento de la teoría del decrecimiento, y hacer entender bien que la única manera de hacer una sociedad más justa, sostenible e inclusiva, es crecer para poder financiarla. Eso hay que entenderlo y es hasta de izquierdas. Las teorías del decrecimiento, lo único que van a traer va a ser empobrecimiento. El Cercle va a ser duro y fuerte en defender que ese no es el camino.