Colau eleva un 11% la recaudación del IBI en Barcelona en los últimos 4 años
La capital ingresó 733,6 millones de euros con el tributo municipal más importante en 2022
El Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) es el tributo que más recursos aporta a las arcas de cualquier municipio. En el caso de Barcelona, genera más de un 20% del total de los ingresos locales y representa casi el 70% de las aportaciones hechas por impuestos directos. En los últimos años, la recaudación del IBI en la capital catalana ha ido elevándose progresivamente, en paralelo a la subida generalizada de los ingresos municipales, alcanzando un incremento del 11% en los últimos cuatro años. Economía Digital dedica la segunda edición de la serie ‘Examen económico a la Barcelona de Colau’ a analizar la evolución de dicho impuesto, por su relevancia en la gestión de un ayuntamiento.
Cuando entro en el consistorio en 2015, la alcaldesa Ada Colau frenó la tendencia al alza en la recaudación de dicho tributo denotada en los años previos a su gobierno. Según las cuentas municipales, entre 2012 y 2015, los contribuyentes aumentaron su aportación en un 15% hasta los 666,6 millones de euros captados hace ocho años. En su primer mandato, la líder de Barcelona en Comú mantuvo constante la recaudación del IBI en cifras de entre 655 y 665 millones anuales.
El dato, sin embargo, empezó despuntar en 2020, coincidiendo con una revisión de los valores catastrales para equiparar la cantidad cobrada al importe real del inmueble. Justo antes del covid, se aprobaron estos cambios en las ordenanzas municipales, que incrementaron el recibo anual en más de un 5%. Al final, en 2020 la captación municipal a partir de este tributo creció en un 5,2%, hasta los 692,8 millones de euros.
En 2021, la cifra se disparó hasta los 731,5 millones de euros y alcanzó los 733,6 millones el pasado 2022. Durante los años de la pandemia, el Ayuntamiento de Barcelona mantuvo los tipos impositivos congelados en un 0,66% en el caso del IBI urbano y rústico y en un 0,8% en el IBI de características especiales, que afecta infraestructuras, como aeropuertos, embalses o autopistas. Es esta última categoría la que elevó la recaptación en el último año: el IBI urbano, que aporta el 98% del cómputo total, se quedó estancado, mientras que el especial aumentó los pagos en 3 millones de euros totales.
Se estanca el número de recibos
El número de recibos percibidos, es decir, la cantidad de barceloneses que abonan este tributo, se ha incrementado muy levemente año a año en el último mandato político. Según cifras del Ministerio de Hacienda, y a falta de una actualización de los datos de 2022, entre 2019 y 2021 el número de personas que abonó el IBI subió un 1% hasta los 1,15 millones de ciudadanos que lo pagaron hace dos años.
Por lo general, la subida del IBI ha crecido en paralelo al incremento de los ingresos del consistorio barcelonés. Según los presupuestos de 2022, la administración local captó 3.221,5 millones de euros, un 6% más que en el año anterior. Si se compara con las distintas legislaturas, crecen un 15% con respecto al año en que el actual gobierno asumió la gestión del municipio, y en un 18% en comparación con el 2019, cuando revalidaron el puesto. Durante estos años, la mayoría de administraciones locales incrementaron los presupuestos para hacer frente a la crisis sanitaria.
Los ayuntamientos suelen obtener la mayoría de sus recursos de las trasferencias hechas por otras administraciones y de los impuestos directos, representado el 45% y el 30% del total respectivamente en Barcelona. En el caso de los impuestos directos, cuya relevancia depende de la política fiscal de cada municipio, llevan años generando alrededor de los 1.000 millones de euros anuales en la ciudad condal, con cierto crecimiento más agresivo entre 2018 y 2021: la captación de impuestos creció en un 9% entre estos años. Esta subida se frenó en 2022, cuando Barcelona disminuyo la recaudación tributaria en un 6%.
Después del IBI, el segundo tributo municipal más importante es el impuesto por el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana, también llamado el impuesto de plusvalías, que graba el incremento del valor de un inmueble cuando se traspasa, vende o hereda. Hasta 2022, cuando recaudó 120 millones de euros, un 36% menos que en 2021, este impuesto aportaba una cifra estable de entre 170 y 190 millones de euros anuales a las arcas barcelonesas.
Por último, y con bastante diferencia del IBI, el tercer tributo propio que genera más dinero a los municipios es el impuesto de actividades económicas (IAE). En los últimos años, tampoco ha sufrido graves incrementos, aportando entre 80 y 90 millones de euros anuales a las cuentas de la capital catalana.