Hachazos europeos al bienestar (1)
Los paÃses europeos, preocupados por la deuda, no han encontrado otra vÃa para corregir la situación actual de crisis que recortar el estado del bienestar, seña identitaria del Viejo Continente. En esta serie de tres reportajes se analizan las medidas más contundentes paÃs por paÃs
Europa, observada durante años con envidia por países como Estados Unidos por su catálogo de prestaciones y servicios públicos, está de resaca. El estado del bienestar europeo se está desintegrando a golpe de recortes presupuestarios. Desde Catalunya hasta Italia y desde el copago sanitario hasta la supresión de ayuntamientos, las medidas para contener el gasto público, a base del adelgazamiento de las partidas sociales, se hallan por doquier en el Viejo Continente, otrora cuna de la sanidad, enseñanza, coberturas y servicios públicos universales.
Los hachazos de ahora son consecuencia del dispendio de antaño. Desde 2001 hasta bien entrado 2008, hogares y empresas europeas se endeudaron el doble de lo que crecía el PIB de la Unión.
El déficit público también se disparó, así que los estados acumulan tanta deuda que apenas tienen margen para luchar contra la amenaza de una segunda recesión en el mejor de los casos, como Francia o Reino Unido, o para salir de la primera crisis del siglo XXI, como España o Italia y el resto de países de la periferia del euro que, en su mayoría, ya han sido rescatados, a cambio de durísimos planes de ajuste, por incapacidad confesa para cumplir con sus calendarios de pago.
Los recortes, también conocidos popularmente como tijeretazos, son directos —menos dinero para pagar hospitales— e indirectos —incrementando la edad de la jubilación o reformando el mercado laboral— y afectan a prácticamente todos los países de la Unión Europea. En esta primera entrega, Economía Digital repasa los hachazos al bienestar de los países en la picota: España e Italia.
Artur ‘Masnostijeras’
El nuevo Presidente catalán encontró las arcas de la Generalitat prácticamente vacías, según denuncian los líderes de Convergència i Unió desde su llegada al poder. Para Artur Mas contener el déficit público con una mayor contundencia de la que tenía prevista pasó a ser un ejercicio de vida o muerte. La situación es de tal apuro en Catalunya, que Moody’s considera que pone en riesgo la solvencia de España. “Si no llegamos a intervenir —dijo Mas—, nuestro destino hubiera sido el mismo que el de Grecia”, aclamó en sede parlamentaria respondiendo a la oposición socialista.
Dicho y hecho: por primera vez en la historia catalana, su gobierno presentó unas cuentas públicas que decrecían respecto a las anteriores, concretamente en un 10%. Además también incluyen la supresión del impuesto de sucesiones, medida que causó polémica por la renuncia a mayores ingresos. La menor disponibilidad dineraria se ha cebado en sanidad y enseñanza, los capítulos donde el gasto es mayor.
Según datos compilados por Economía Digital, los hospitales catalanes dispondrán hasta 2012 de un 10% menos de presupuesto, por lo que algunos centros concertados ya han anunciado despidos. Pero no es el final: en octubre, con los nuevos presupuestos de la Generalitat se dilucidarán los futuros recortes, no sólo en este ámbito, sino en todos.
Pero, sin embargo, es la Consejería de Territorio la que ha recibido los mayores palos presupuestarios. Lluís Recoder, su titular, dispone del 76% de los recursos que tenía el departamento en 2010. La línea 9 del metro y el plan de barrios soportarán el tijeretazo.
Otra de las consejerías puestas en el ojo del huracán es la de Trabajo y Ocupación. Dirigida por Francesc Xavier Mena, protagonista de numerosas polémicas, ha cambiado en pleno agosto las normas para acceder a la renda mínima de inserción. Este mes la mayor parte de los beneficiarios la han cobrado tarde y los que ya la han recibido han debido de hacer trámites extra para que les den un cheque que sustituye a la tradicional transferencia. Los sindicatos acusan al número dos del consejero, Enric Colet, de ahorrar a expensas de los ciudadanos más vulnerables.
Sin tanto alboroto público, los recortes de Mas están obligando a tomar medidas que rozan la ilegalidad administrativa, como el uso de fondos finalistas para pagar gasto corriente, tal y como desveló este medio digital en su día, y que el propio Colet anunció a sindicatos y patronales.
La sociedad catalana responde en la calle con manifestaciones, sobre todo de los colectivos afectados, pero renovando su respaldo en las elecciones municipales a CiU que logró por primera vez en la historia teñir el mapa electoral con el color azul que la identifica. Pero en un panorama tan sombrío, el sentido del humor, no reconocido tradicionalmente a los catalanes, gana terreno y los tijeretazos ya le han valido el sobrenombre de ‘Artur Masnostijeras’ al presidente de la Generalitat.
Zapatero no convence
Mientras en Catalunya una de las obsesiones de Mas es ganar credibilidad y ofrecer confianza, el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, no logra calmar la sed de reformas de los organismos internacionales. Tanto el Fondo Monetario Internacional como la Comisión Europea piden una subida de impuestos —particularmente del IVA—, una reforma laboral más profunda y sobre todo cerrar, de una vez por todas, el nuevo mapa financiero español.
Todo ello a pesar de que en mayo de 2010 Zapatero tuvo que aprobar el mayor recorte de prestaciones sociales de la historia de España. A saber, rebajó el sueldo a funcionarios, suprimió el cheque bebé, congeló las pensiones y redujo el gasto farmacéutico, entre otras. En el capítulo de ingresos, incrementó el IVA y subió los impuestos del tabaco, luz y gas. Estas medidas provocaron una huelga general y son la base, en parte, del movimiento 15M.
El 27 de agosto Zapatero aprobará más medidas económicas que volverán a pasar la tijera por el gasto farmacéutico y que probablemente obligarán a las empresas a adelantar el pago de impuestos. Se trata, sin embargo, de unas propuestas que se quedan a medio camino para muchos y que fueron anunciadas en plena tormenta bursátil y de deuda con la intención de calmar a los inversores, preocupados porque no se aplican los acuerdos europeos para ayudar a Grecia y que quieren cubrirse las espaldas ante otros países dudosos.
Sin embargo, con las elecciones en otoño, no se espera que el nuevo paquete económico de Zapatero convenza a sus socios del euro ni a los mercados. Por todo ello, son muchos los líderes internacionales que tienen la sensación de que en España aún queda mucho por hacer.
Berlusconi, el contundente
Si hay un polo opuesto a Zapatero, éste es Silvio Berlusconi. El primer ministro italiano aprobó el viernes un plan de ahorro de 45.500 millones que se cimenta en el adelgazamiento del país. Con este plan, no sólo Italia responde a las exigencias del BCE a cambio de la compra de sus bonos, sino que mete presión al presidente del Gobierno español. España es desde este fin de semana el único grande del euro que aún tiene tareas importantes por hacer para ahorrar, como exigen los mercados que inyectan dinero en el país comprando deuda.
Berlusconi no se ha andado por las ramas. Con una deuda de prácticamente dos billones de euros —de las mayores del mundo— se le exigían al país medidas contundentes. Y las ha tomado. En concreto, Berlusconi recortará la financiación a los gobiernos locales y regionales en 6.000 millones en 2012 y en 3.500 millones de euros en 2013, mientras que los presupuestos de los ministerios se reducirán en 6.000 millones el próximo año y en 2.500 millones en 2013.
El Gobierno italiano obtendrá los 8.000 millones restantes para cumplir su objetivo con medidas que entrarán en vigor en 2012 como una subida del IVA, un «impuesto solidario» a las rentas más altas y un incremento de la edad de jubilación –las mujeres se retirarán a los 65–. Antes, Berlusconi fijó el copago sanitario (10 euros por visita médica y 25 por una de urgencias) e introdujo nuevas tasas sobre los depósitos bancarios.
—En la segunda entrega (15 de agosto): Grecia, Portugal e Irlanda
—En la tercera entrega (16 de agosto): Alemania, Francia y Reino Unido