El Gobierno publica tarde y desactualizados los datos sobre pobreza energética

Los datos de pobreza energética son esenciales para el bono social, pero las cifras no reflejan la realidad de estos momentos

Pobreza energética

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A finales de diciembre, cuando debían de haber salido en octubre; y con los datos de 2021, obviando un año de crisis histórica. El Gobierno ha publicado la actualización de los indicadores de pobreza energética, pero carecen de sentido debido a la coyuntura que se han vivido los últimos meses con la inflación desatada y los precios del gas descontrolados.

Además, con los datos publicados, el Ministerio para la Transición Ecológica se ha congratulado con la mejora de los resultados, cuando se trata de variaciones muy leves e insustanciales que apenas corrigen las cifras del ejercicio precedente, 2020.

Sin embargo, la realidad sobre esta ‘Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética‘, al menos desde el punto de vista de los datos que se aportan, genera la sensación de que muchas personas pueden quedarse fuera de estos parámetros debido a la desactualización de los datos.

Y es que, pese a la necesidad de estos informes, que muestra el interés del Gobierno por apoyar a las personas con rentas más bajas, algo no acaba de encajar. El problema es que, en apenas dos años de vida, sus objetivos quedan en entredicho por algo fundamental: los datos no se ajustan a la realidad.

La importancia para el bono social

Junto a la definición oficial, el gran objetivo del Ejecutivo de Pedro Sánchez era tener un marco referencial para aplicar nuevas medidas en torno al bono social, así como otra clase de ayudas. Además, según explican en el plan, la estrategia plantea un marco de concesión automática con respecto al bono para las familias que lo necesiten.

Bajo este contexto, el Gobierno se comprometió a tener datos actualizados cada año en base a los criterios que miden dicha pobreza energética. En concreto, explicaban en la presentación del plan que cada mes de octubre tendrían dichos datos. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, la última actualización ha llegado este mes de diciembre.

Es decir, es a finales de año cuando han puesto en negro sobre blanco las cifras que pertenecían a 2021. Y aquí es donde llega el gran desfase. Falta un ejercicio entero para conocer cómo está la situación en estos momentos. Y el problema es que este año se ha visto agravado por la crisis energética derivada del conflicto militar que se vive en Ucrania. Por lo tanto, las economías familiares han podido cambiar de manera drástica en cuestión de meses.

Datos de 2022, ¿en 2024?

Para el análisis de los datos, el Gobierno se basa, entre otros indicadores, en dos macroencuestas del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) y la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF). Ambas, según ha podido conocer ECONOMÍA DIGITAL en fuentes del organismo estadístico, no salieron hasta el verano.

Después es el Gobierno quien meses más tarde ha publicado la actualización de 2021, pero con unos datos que no reflejarán de ninguna de las maneras el estado de las familias en materia de energía.

Cabe recodar que fue a mediados de 2021 cuando ya se dejaron notar los primeros síntomas de la crisis geopolítica con Ucrania y los precios del gas empezaron a subir, y como consecuencia el mercado mayorista incremento el coste del MWh, y finalmente se vio reflejado en el recibo doméstico. Una situación que se ha intensificado exponencialmente en este 2022.

Por lo tanto, la cifras de 2021, al finalizar este año, dibujan una fotografía que nada -o casi nada- tiene que ver con la realidad.

Raúl Masa

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