El Gobierno pone en peligro 510M en ayudas al transporte por su lucha contra el diésel
La hoja de ruta verde del Gobierno no permite que otras tecnologías puedan tener su espacio
El Gobierno de Pedro Sánchez tiene marcada su hoja de ruta verde, y a nivel energético tiene clara sus prioridades. En el caso de la movilidad por carretera, por ejemplo, los guiños se encaminan hacia el vehículo eléctrico y la pila de hidrógeno. El problema de esta falta de neutralidad tecnológica ha provocado que muchas empresas estén rechazando acudir a las ayudas públicas de los fondos europeos debido a que dichas alternativas no representan una solución real a corto plazo. Sin embargo, otras soluciones sí podrían aportar beneficios para todos, pero no encajan en la agenda del Ejecutivo.
En concreto, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana tiene activado el ‘Programa de transformación de flotas de vehículos pesados de transporte profesional por carretera’ con una dotación de 1.520 millones de euros que se distribuyen entre convocatorias de ayudas públicas y dinero transferido a las comunidades autónomas que gestionarán en inversiones directas.
De esta cantidad, un total de 510 M€ se reserva a ayudas para la transformación de flotas. Y aquí es donde surge el gran conflicto y por el cual gran parte de esa cantidad puede quedarse sin ser utilizada. Según ha explicado el presidente de la patronal de transporte en autobús, Rafael Barbadillo, gran cantidad de esos fondos se van a quedar sin cubrir.
Así lo ha manifestado en el marco del foro ‘Ecocombustibles: motor de la economía y garantía de suministro‘. El evento organizado por la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles, y que lógicamente se ha utilizado para plantear alternativas a la electrificación lanzada por el Gobierno como -casi- única forma de desarrollo en el transporte, ha servido para poner en tela de juicio si existe neutralidad tecnológica por parte de la administración para el transporte.
Ayudas muy dirigidas
El máximo representante de Confebús se ha lamentado de la gran oportunidad perdida que suponen los fondos ‘Next Generation’ en materia de movilidad. Al menos la que no es eléctrica. Y sobre todo cuando se sale de una crisis que, precisamente, ha castigado de manera muy dura al sector del transporte, puesto que fue lo que primero se detuvo.
Rafael Barbadillo se queja de que los fondos «van muy dirigidos al vehículo eléctrico y al vehículo con pila de hidrógeno», mientras que los vehículos diésel, que son los únicos de verdad disponibles para el sector, se quedan al margen de estas ayudas.
Y eso el sector no lo puede digerir. «Esos fondos se van a quedar sin consumir. Y se lo estamos diciendo al Gobierno, que hay que reconfigurar los fondos, que hay que tener en cuenta al vehículo diésel de última generación».
El presidente de la patronal del transporte por autobús estima que «será mejor sustituir vehículo viejos por nuevos, que aunque sean diésel, son mucho más eficientes«. Pero es que además hay un problema de infraestructuras. Aunque se cambiaran las flotas por vehículos eléctricos, quizá la movilidad urbana puede adaptarse más rápido; pero es que los autobuses interurbanos no están preparados para un plazo medio de tiempo.
En este contexto, la reclamación pasa por los ecocombustibles, que además de ser menos contaminantes que los actuales carburantes, no necesitan de adaptación a las infraestructuras, ni a las flotas, puesto que en estos momentos ya se están usando.