El Gobierno fracasa con la subasta de renovables: solo adjudica el 1,5% de los MW ofertados

De los 3.300 MW que había en liza, apenas se habrían otorgado unos 50 MW, con las grandes empresas fuera del proceso

Planta fotovoltaica

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El equipo del Ministerio para la Transición Ecológica preparaba con entusiasmo una nueva subasta de potencia de energía renovable (1.800 MW de fotovoltaica y 1.500 MW de eólica) que se ha celebrado este martes y que, finalmente, ha acabado prácticamente desierta. Apenas 50 MW han sido los que se han subastado. El motivo ha sido los bajos precios.

Ninguna de las grandes energéticas como Iberdrola, Endesa o Naturgy se han adjudicado nada en la subasta de potencia renovable. Algo que ya sucedió a principio de 2021, cuando se produjo la última gran subasta. Pero en esta ocasión la situación habría ido más allá, y prácticamente ningún promotor habría entrado en la subasta.

Esto habría supuesto un descalabro muy importante para el Gobierno que, de esta manera, debería reformular la actual subasta. El problema que habría generado esta situación tendría que ver con dos factores: el primero de ellos el precio.

Este tipo de subastas se realizan con periodos de concesión a largo plazo, más de 10 años, por el que los promotores reciben un precio fijo por su generación. El problema es que esos precios en la subasta de este martes habrían estado por debajo de los 50 €/MWh, algo que en estos momentos se considera bajo para el sector renovable, sobre todo ante la alta volatilidad de los mercados que llevan a pensar que de otra manera se puede alcanzar mayor rentabilidad.

Estrategias particulares

El otro problema tiene que ver con las propias estrategias de las compañías. Según explica a ECONOMÍA DIGITAL una de las grandes energéticas que no ha acudido a la subasta, los tiempos de amortización a unos precios tan bajo hace que no compense meterse en subastas de capacidad.

De igual modo, asumen que las estrategias internas de cada compañías, y los desarrollos propios permiten generar sus propios flujos de negocio sin la necesidad de tener una retribución fija durante muchos años. Y, por último -en estos momentos-, la inestabilidad de precios también ha influido en casi todas las empresas.

Ante esta tesitura falta por confirmar que hará el Gobierno y cuál será el planteamiento una vez que las empresas han demostrado un escaso interés por concurrir a este tipo de subastas que si bien ofrecen una remuneración fija, no parece que sea la que estos momentos complace a las energéticas.

Será importante la valoración de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, sobre todo, porque tras felicitarse por el éxito de la última gran subasta, en este caso se considera que no ha salido bien. Uno de los grandes cambios es que no se pujaba por las inversiones en capacidad, sino por los precios. Y éste podría haber sido el detonante para que no haya salido como estaba esperado.

Raúl Masa

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