La gestión durante el Covid abre una ‘brecha fiscal’ de 500 millones entre Madrid y Barcelona

El Ayuntamiento de Barcelona de Ada Colau saldrá con un déficit de 206 millones de los tres años de pandemia (2020-2022), mientras que el consistorio madrileño de José Luis Martínez-Almeida presentará un superávit de 322 millones

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Foto de Archivo

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El impacto en las cuentas públicas derivado de la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia de la Covid-19 ha sido transversal en los más de 8.000 ayuntamientos del territorio nacional, sin embargo la gestión desarrollada durante los años del coronavirus dejará un panorama muy distinto entre los consistorios, sobre todo entre los dos mayores consistorios: Madrid y Barcelona.

Las últimas previsiones fiscales facilitadas por las mayores entidades locales a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) así lo reflejan. La sumatoria de los resultados fiscales en el considerado como trienio de la pandemia –el año 2020, de estallido de la pandemia, 2021, de continuidad e inicio de su control, y el ejercicio 2022, de esperable mayor superación–, muestran que la gestión de los ayuntamientos ha provocado distintos efectos.

La comparativa entre el balance de las cuentas de los dos mayores ayuntamientos de España (Madrid y Barcelona) en el trienio de la Covid no deja lugar a dudas. En el caso del Ayuntamiento de Madrid, regido por el ‘popular’ José Luis Martínez-Almeida, saldrá de la pandemia con un superávit acumulado de 322 millones de euros.

Frente al saneamiento de las cuentas de Madrid, el Ayuntamiento de Barcelona gestionado por la alcaldesa Ada Colau arrojará un resultado muy distinto, al acumular un déficit de 206 millones de euros. La ‘brecha fiscal’ acumulada durante la pandemia entre los dos principales consistorios españoles sobrepasará así los 500 millones de euros.

Un ‘cóctel de factores’: el impacto de la pandemia en cifras

Más allá del impacto directo de la crisis sanitaria en las cuentas de los ayuntamientos, este dispar resultado refleja también la repercusión de una gestión muy distinta durante la crisis, para paliar sus efectos y la normal relativa a la cotidianeidad de las ciudades, con un «cóctel» de factores que explican esta notable brecha.

Las previsiones de los ayuntamientos muestran la estocada de la Covid en las cuentas, ya que en el caso del Ayuntamiento de Madrid ha logrado salvar su superávit, ya que aunque se redujo notablemente de 549 millones en 2019 a 87 millones en 2020, el año del estallido de la pandemia, augura cerrar este ejercicio con cierta recuperación, hasta los 128 millones, y moderarlo en cambio algo en 2022, quedando en 107 millones.

Situación muy distinta es la del consistorio barcelonés de Ada Colau, que ha pasado de un superávit de 47 millones el año previo a la pandemia, a un déficit de 63 millones en 2020. Lejos de mejorar, el desajuste se más que duplicará este año, hasta los 144 millones, aunque la AIReF calcula que podría incluso alcanzar los 150 millones. En cambio, en 2022 corregirá su desequilibrio y logrará incluso un superávit de un millón de euros.

Con todo, la AIReF constata que las 24 mayores corporaciones locales de España han reducido su superávit un 80% desde 2018 y destaca el caso del Ayuntamiento de Madrid, donde esta reducción ha sido cercana al 90%.

La relajación de restricciones

El presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas (CGE), Antonio Pedraza, corrobora a Economía Digital que la distinta gestión de la pandemia realizada en los 20 meses transcurridos de pandemia son un factor clave en los resultados de las cuentas de los consistorios.

La Comunidad de Madrid liderada por Isabel Díaz Ayuso ha optado durante la pandemia por acometer una política de mayor relajación de medidas restrictivas para paliar el Covid que en otras comunidades, como Cataluña, si bien fue la primera región en tomar una medida al decretar el cierre de los colegios en marzo de 2020 incluso antes que el Gobierno declarase el Estado de alarma.

Ayuso ha abanderado y defendido la bandera de la ‘libertad’ para permitir, bajo ciertas medidas de aforo y distancia, la apertura de los locales y negocios, algo a lo que se ha sumado también el Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida dando facilidades en materia de licencias e implementando medidas de apoyo para la instalación de terrazas en los bares para contrarrestar las limitaciones de aforo.

Barcelona en cambio ha mantenido por más tiempo y de una manera más restrictiva las medidas para tratar de frenar la pandemia, lo que ha tenido su repercusión en los locales y negocios de la Ciudad Condal.

La fuga de empresas

Por delante incluso de la permeabilidad de las medidas por el Covid en Madrid y Barcelona, Pedraza sitúa la relevancia de la fuga de empresas desatada en Cataluña en general desde la celebración del referéndum ilegal de Cataluña el 1 de octubre de 2017.

Lo cierto es que, tal y como analizamos en este medio, la Comunidad de Madrid ha consolidado su ‘sorpasso’ económico a Cataluña tras adelantarla en materia económica en 2017 y encaminarse al quinto ejercicio de supremacía.

Solo en el primer año desde la celebración del referéndum se registraron más de 3.800 traslados de sede social, y desde entonces Madrid ha ido ganando empresas mientras que la ‘sangría’ de empresas en Cataluña no ha cesado, aunque se ha atemperado notablemente respecto a las grandes caídas de entonces, pero Pedraza (CGE) apunta a este como uno de los principales factores.

Los últimos datos de la Estadística Mercantil del Colegio de Registradores correspondientes al tercer trimestre de este año reflejan que de Cataluña se han marchado 177 empresas, menos que las 338 que se han trasladado fuera de la Comunidad de Madrid, si bien ésta ha recibido 344 y Cataluña solo 102, por lo que la autonomía madrileña logra un saldo positivo de seis empresas, frente a la pérdida de 75 compañías en la región catalana.

Los impuestos: la política de Madrid aglutina la inversión

Otro de los principales elementos que explican la distinta evolución de las cuentas es la composición de los propios presupuestos de los consistorios, ya que en el caso de Madrid se configuran dirigidos a ayudar a la empresa, la productividad y el sector privado, apunta Pedraza.

La política de bajos impuestos defendida por Almeida desde Cibeles y Ayuso en la Comunidad de Madrid ha hecho de la capital española y la región madrileña un polo de tracción de la inversión extranjera y nacional, aglutinando más del 60% del total. Ayuso ha anunciado una rebaja histórica del IRPF y la eliminación de los tres últimos impuestos propios de la región hace poco, y este viernes Almeida anunció la tercera rebaja del IBI y de la plusvalía municipal, tal y como adelantó Economía Digital.

A la política de bajos impuestos, que no tiene por qué conllevar un mayor crecimiento y una mayor recaudación, como tampoco la de subida de impuestos, se suma en el caso madrileño su condición de capitalidad española, con una centralidad que incorpora ventajas y la concentración de los principales estamentos administrativos públicos, con el consecuente beneficio económico y, por tanto, de ingresos.

En el caso de Barcelona y de Cataluña en su conjunto, la política fiscal del Govern liderado por Pere Aragonés (ERC) y de la alcaldía de la Ciudad Condal dirigida por Ada Colau (los Comunes), a veces con discrepancias entre ellos frente a la sintonía de los ‘populares’ en Madrid, han situado al territorio catalán a la cabeza en presión fiscal, pero no en recaudación.

Consecuencias en la deuda pública

De hecho, Cataluña mantiene 15 impuestos propios y mantiene tipos altos en IRPF e impuestos gravados prácticamente en su totalidad en Madrid, como Sucesiones, Donaciones o Patrimonio. Las cuentas de la Ciudad Condal se caracterizan también por una menor inversión productiva y un mayor gasto social, con unos costes que elevan el endeudamiento del ayuntamiento a cotas elevadas.

Con todo, Madrid, con una deuda de 1.710 millones de euros, sigue en cabeza de las corporaciones locales más endeudadas, seguida de Barcelona (835 millones) y Zaragoza (685 millones), según los últimos datos del Banco de España.

No obstante, Madrid ha reducido en el segundo trimestre su pasivo en 228 millones respecto al trimestre anterior y en 267 millones respecto a hace un año, mientras que Barcelona lo ha incrementado en el último ejercicio en 66 millones y en 59 millones respecto al primer trimestre.

Otros factores: la política turística en Barcelona

Los expertos también achacan la peor evolución de las cuentas en el Ayuntamiento de Barcelona a la política turística implementada por la alcaldesa Ada Colau, contraria al turismo masivo en la región pese a ser una de las principales fuentes de riqueza de la ciudad.

En este sentido, los expertos apuntan a la tasa turística o la limitación en la construcción de hoteles como medidas negativas a la hora de incentivar el turismo y, por tanto, el gasto turístico.

Incluso, el Ayuntamiento que preside Ada Colau decidió en septiembre del año pasado pasar a aplicar un recargo de 0,75€ sobre el impuesto de Estancias en Establecimientos Turísticos (IEET) en 2021 –conocido como tasa turística-, que subirá un euro en el año 2022; otro euro en 2023; y finalmente, 1’25 euros en 2024.

A todo ello se suma la seguridad ciudadana, y es que los últimos datos del Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior muestran reflejan que Barcelona se ha convertido en una ciudad más insegura que Madrid. Los robos con violencia e intimidación en Madrid, con 3,2 millones de habitantes, se contabilizaron por 3.978 en el primer semestre, mientras ue en Barcelona se elevaron hasta los 4.314, pese a contar con la mitad de población, unos 1,6 millones de habitantes.

La gestión con una política más aperturista durante la pandemia de Madrid, la política fiscal atractiva, las medidas favorables a la inversión y su condición de capital explican por tanto la ‘brecha fiscal’ registrada. «Las diferencias entre Madrid y Barcelona son abismales», concluye Pedraza.

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