Las gasolineras temen un nuevo caos informático por la falta de previsión del Gobierno con los descuentos

Los días no dejan de caer en el calendario. El 31 de diciembre se aproxima; pero el Gobierno sigue sin aclarar si los descuentos aplicados por ley a los combustibles seguirán más allá de fin de año. Esto, irremediablemente, llevará a una nueva situación de caos a las estaciones de servicios. Igual, o peor, que la iniciada con la rebaja de los 20 céntimos/litro. 

En estos momentos desde el Ejecutivo no se pronuncian sobre la situación. Según ha podido conocer ECONOMÍA DIGITAL en fuentes del Ministerio de Hacienda, en estos momentos lo que se está llevando a cabo es una evaluación del ‘decreto anticrisis’ para ver qué medidas seguirán en pie, y cuáles no. Nada más. 

Dichas fuentes se limitan a asegurar que la decisión se tomará antes de final de año, algo que ya estaba previsto, pero no hay ninguna pista. Además, sobre la situación concreta de los combustibles, desde hace semanas la rumorología ha cabalgado en tres direcciones: eliminación total; mantenerlo todo igual hasta mitad de año; o aplican descuentos concretos a necesidades y actores de la sociedad específicos.  

Esta última casuística hace referencia al sector del transporte, así como consumidores más vulnerables por sus niveles de renta. Un caso, este segundo, que siempre se ha planteado como un problema de gestión y que, efectivamente, sería añadir más condicionantes a las propias estaciones de servicio. 

Unos negocios, y aquí llega el conflicto, que en estos momentos todavía no saben nada. Así lo aseguran desde Ceees (Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio) a ECONOMÍA DIGITAL. Cuando apenas descuentan un puñado de días para finiquitar el año, el desconocimiento sobre lo que sucederá es absoluto. 

Se prevé mucha confusión 

En este contexto, una de las principales organizaciones sectoriales es muy rotunda. Asegura que nadie desde la Administración se ha puesto en contacto con ellos. Ni para ofrecer información de carácter oficial, no siquiera para avanzar algo. 

Y eso, estiman desde Ceees se trata de un verdadero conflicto porque se necesita certidumbre para planificar cuadrantes, prever colas en las gasolineras, anticipar pedidos, adaptar sistemas informáticos, etc. 

Esta situación, se entiende poco porque en las últimas semanas e incluso meses, varias ministras del Gobierno de España han adelantado que probablemente la medida sufra modificaciones y se aplique solo a determinados colectivos, ya sea el de los conductores profesionales o el de ciudadanos con menores niveles de renta. Lo cual genera mayor caos. 

Ya hubo problemas 

Recordemos que el modo en el que la Administración decidió comunicar e implantar la bonificación el pasado 1 de abril generó un absoluto caos en la mayoría de las estaciones de servicio españolas, que conocieron la medida el 30 de marzo a las 07:30 horas, cuando fue publicada en el BOE. 

A partir de entonces tuvieron apenas 40 horas para implementar los cambios necesarios en sus sistemas informáticos, perfectamente capaces de hacer descuentos comerciales pero que no estaban preparados para hacer bonificaciones. Esas adaptaciones y la extrema urgencia con la que hubo que desarrollarlas supusieron un coste sobrevenido para las empresas del sector de más de 3.000 euros por estación de servicio. 

Desde hace más de un año Ceees viene defendiendo que la rebaja impositiva sería la mejor opción, tal y como se ha aplicado a otras energías, como la electricidad y el gas (ambas, con un IVA reducido al 5%). Y es que con precios altos de los combustibles como los actuales debido a la invasión rusa de Ucrania, los ingresos por impuestos se disparan. 

Cabe recordar que la actual bonificación de 20 céntimos por litro de combustible es adelantada por las estaciones de servicio y retornada posteriormente por la AEAT, que tiene hasta 45 días tras la finalización del mes en curso para abonar las cantidades bonificadas por las gasolineras. Y todo ello a un interés del 0%. 

Así, con todas estas incertidumbres, no será hasta que suene la bocina cuando se conozca qué hará el Gobierno y, finalmente, qué ayudas se destinarán a que todo se pueda gestionar de una manera más ágil.