Fernando Soto: «Con la luz a estos precios no se puede trabajar»
El director general de AEGE lamenta que algunas eléctricas ya se ponen en contacto con fabricantes para revisar al alza el precio del recibo
Igual que golpea a los hogares, el incremento de la factura eléctrica es ahora uno de los grandes quebraderos de cabeza de la industria. De la mano de la escasez de componentes y materias primas, la subida del recibo ha provocado que 2021 sea un año incluso más complicado que 2020 para sectores como el automóvil o la metalurgia. Hay fabricantes que ya tuvieron que frenar la producción al no poder hacer frente a algunos tramos horarios de la factura. Otros incluso plantean medidas más drásticas.
Fernando Soto, director general de la Asociación de Empresas con Gran consumo de Energía (AEGE), atiende telefónicamente a Economía Digital para explicar el sufrimiento de la industria electrointensiva en España por el incremento de costes. La conclusión es clara: «Hoy la empresa española es menos competitiva que la alemana o la francesa».
A pesar de intentar vender optimismo en el discurso, el dirigente asume que el sector se encuentra en un callejón con difícil escape. Una salida, la que peores consecuencias tendría para el país, la dibuja a regañadientes: si los precios no bajan a mediados de 2022 se abrirá el cajón de las deslocalizaciones.
Pregunta: ¿Cuánto han subido los costes por la factura eléctrica?
Respuesta: La industria española tiene un sobrecoste de más de 1.500 millones de euros en comparación con Alemania y Francia, según nuestros datos. El coste del MWh es un 46% más alto en España que en Alemania y un 150% más alto que el de Francia. Perdemos competitividad, tenemos muchos problemas para trabajar así.
¿Qué se podrían hacer con estos 1.500 millones?
Por ejemplo, destinarlos a mejorar la eficiencia energética para que se perdiese la mínima energía posible por cada MWh producido o sustituir los combustibles por energías más limpias. Estamos comprometidos con la descarbonización, pero no a cualquier precio.
«Hay que reducir las diferencias con Francia y Alemania; la situación empeora cada día»
La clave es la competitividad, ¿en qué precios se puede ser competitivo?
Alrededor de los 50 o los 60 euros el MWh; allí podemos ser competitivos, pero con estos precios es imposible. Quiero ser optimista, pero es cierto que ya asoma el fantasma de las deslocalizaciones para el primer trimestre de 2022 si no se revierte esta situación. Hay que reducir el diferencial con Francia y Alemania porque la situación empeora cada día pese a la existencia de un estatuto de consumidores electrointensivos.
¿Deslocalizaciones?
Sí, deslocalizaciones hacia lugares donde la legislación medioambiental sea más laxa que la que tenemos hoy en día en Europa. Es un riesgo. Por eso hay que pensar en solucionar cuánto antes la situación actual. Irse sería la medida más drástica, pero hay plantas que ya trabajan menos horas, que para cuando la electricidad es más cara. Cuando los precios son prohibitivos tienes que parar.
¿Hasta cuándo se puede aguantar?
Pinta que a mediados de 2022 la situación seguirá así. Dependerá del sector, el metalúrgico es de los que está más afectado, pero el impacto es transversal.
«Los industriales nos sentimos desprotegidos porque el Real Decreto está pensado para los consumidores domésticos»
En 2018, también con una subida agresiva de los precios de la luz, hubo eléctricas que rompieron o renegociaron contratos con clientes al no salirles rentables, ¿ya está pasando?
Sí, no puedo decir nombres, pero hay compañías eléctricas que ya se han puesto en contacto en estos términos con algunas empresas.
Con los precios en escalada y las eléctricas tocando la puerta, la industria quedó decepcionada con el Real Decreto diseñado por el Gobierno: protege al consumidor pero se queda corta con la empresa, lamentan. Para empezar, exigen que se blinden los contratos firmados con las eléctricas antes de la crisis y que no se puedan cancelar una vez no son rentables para las comercializadoras.
Otra demanda: que se conceda a los consumidores electrointensivos la exención del 80% de los peajes de transporte eléctrico, como pasa en Alemania y Francia.
A la espera de ver como se rediseña la subasta de las tecnologías no emisoras, AEGE también dispara a Bruselas. «El mercado eléctrico está penalizando el precio marginal por el impacto de los precios del gas natural y el precio de los derechos de emisión», lamentan desde la organización. Sumado a la especulación con los derechos de emisión ETS, la tormenta está servida.
¿Hay salida?
Con el nuevo Real Decreto 17/2021 se aprueban medidas para mitigar la subida de precios. Reducir los cargos a la luz ayudará a que se contengan los precios para el consumidor doméstico. Para el sector industrial, sí que nos es útil el nuevo modelo de subasta, que si está bien diseñado hará que bajen los precios.
¿La culpa es del Gobierno?
No se podía prever una crisis así, pero los industriales nos sentimos desprotegidos porque el Real Decreto está pensado esencialmente para los consumidores domésticos.