Fainé sobre su continuidad en La Caixa: «La vida es servicio y estaré donde sea útil»
El presidente de Caixabank presenta los resultados del grupo más relajado y próximo; el banco mejora el beneficio un 23% sin extraordinarios
Relajado, dicharachero y próximo. Los periodistas que acumulan asiduidad a las ruedas de prensa de presentación de resultados de Caixabank han detectado el cambio de lenguaje corporal en el presidente del banco catalán por excelencia, Isidro Fainé.
Igualmente, ha respondido con naturalidad y menos crispación a la mayoría de preguntas. Como, consecuencia, el encuentro con los informadores de este año ha sido el de mayor duración de la crisis.
Los nuevos y heterogéneos vientos que soplan en la institución pueden tener su origen en dos factores diferentes. El primero es el personal. La ausencia, ya definitiva, de Juan María Nin (el ex consejero delegado que fue despedido) ha restado tensión protocolaria.
Las maniobras para suceder a Fainé, activadas en sus cada vez más frecuentes viajes a Madrid, fueron un secreto a voces que le acabó costando el cargo.
Caixabank después de Nin
Siempre se negó desde Caixabank que hubiera diferencias entre ambos ejecutivos o que Nin, que ahora frecuenta cenáculos independentistas, tuviera aspiraciones distintas a las que iban apareadas a sus funciones de número dos. Y con Nin fuera, Fainé se explaya al responder sobre su futuro en la entidad.
«Mi futuro está, como siempre, en manos del consejo [de administración]», ha dicho a Economía Digital. «La vida es servicio y estaré donde se considere que tenga que estar: en la fundación o en el banco». «En cualquier caso, toda mi vida me he tenido que espabilar», ha rematado Fainé para enfatizar un supuesto desapego a la posición financiera más poderosa de Cataluña.
Futuro de Fainé
A finales de 2016, Fainé deberá ceder algo de poder. La nueva ley de cajas le obliga a presidir el banco o la fundación que lo controla. Pero la situación de doble presidencia que se produce hoy por hoy tiene los días contados. «Estoy preparado y dispuesto a desarrollar las funciones que sean más útiles». Los consejeros aún no han abierto el debate de la sucesión, al menos formalmente.
Aunque gusta poco hablar de política –»no es mi trabajo»— sí se ha detenido esta vez en el escenario catalán y, abriendo el foco a toda España, en el electoral.
«Confío en los gobernantes y espero que después de estos procesos [en referencia a las autonómicas con pretensiones de plebiscitarias] habrá negociaciones y se llegará a un acuerdo». «Estamos en una sociedad abierta y estoy seguro de que los políticos siempre buscan el bien colectivo». Fainé ha explicado que está «atento y escucha a todos, sea quien sea».
Ni la política (ni el independentismo) le preocupan
El presidente de Caixabank asegura que «no le preocupa ningún resultado electoral ni que los parlamentos acaben fraccionados por la irrupción de nuevas formaciones». «Somos respetuosos con todos», dice. Prueba de la tranquilidad que demuestra la justifica desde los números: «La economía va tirando». Lo explica con cierto tono paternal.
Su nueva mano derecha, Gonzalo Gortázar (más accesible y pedagógico que Nin), ha tomado el pulso al negocio con una soltura que hace olvidar que apenas lleva seis meses como consejero delegado. Sin buscarlo, Gortázar ha tenido más protagonismo que Nin el año pasado. Ha intervenido en todas las respuestas relacionadas con la estrategia del negocio.
Más beneficios en el futuro
Los principales logros de Caixabank son amasar 620 millones en beneficio sin apenas extraordinarios (la mayor diferencia con su rival catalán, el Sabadell), reducir la mora al 9,7% y la fuerte reducción (48%) de las dotaciones. En este capítulo, la proyección para 2015 es que el coste del riesgo baje 20 puntos básicos. La evolución final dependerá de la integración de Barclays.
Las pistas sobre el futuro de su actividad están en las líneas de los ingresos derivados del negocio bancario (por ejemplo: los intereses dejan 4.155 millones y las comisiones, que también suben, 1.825 millones) y la reducción de los costes (a la baja, -4,4%). De todo ello, surge en 2014 una mejora del margen de explotación del 18% con lo que las bases para que el beneficio crezca parecen estar cimentadas.