Fainé: “Estoy en forma para hacer lo que sea”
El presidente del banco catalán se muestra esperanzado con los síntomas de diálogo que advierte entre la clase política de Barcelona y Madrid
Isidro Fainé Casas (Manresa, 1942), presidente de La Caixa y de Caixabank, acumula experiencia. Suficiente para afrontar la liturgia anual de comunicar a la prensa y a los analistas unos resultados anuales que resultan ser los peores de su historia como banquero.
De su profundo conocimiento del sector y del contexto económico hace bandera. Y de la necesidad virtud. “Para Caixabank, 2012 ha sido un año razonablemente bueno”, dice. Y eso requiere justificación, porque la última línea de la cuenta de resultados sólo arroja 230 millones de euros positivos, una cifra muy lejana de las habituales en la entidad. Los argumentos van cayendo lentamente, con tono monocorde pero inflexible: “Somos la entidad líder del mercado español tras absorber Cívica”.
¿Las razones? Líderes en nóminas, pensiones, tarjetas de crédito, hipotecas, depósitos… líderes, en definitiva, en banca clásica, en negocio retail, como se conoce ahora, por la influencia del esnobismo anglosajón, al noble oficio del bancario. Ah y, repitiendo hasta la saciedad, que La Caixa ya tiene 13 millones de clientes, tres más que antes de Cívica.
“Cada uno en lo suyo”
Uno de cada cuatro españoles es cliente de Caixabank. En Catalunya alguno más. Fainé lo sabe. De ahí que cuando Economía Digital le interroga sobre sus relaciones recientes con la Generalitat recuerde su buen trato con Andalucía, Navarra… “Con todas las administraciones”, añade casi susurrando. Sólo eleva algo más su tono para puntualizar su última frase: “Ahora, cada uno en lo suyo”. No hacía falta más, mensaje encriptado pero recibido.
La insistencia de los periodistas presentes, algo menos que en otras ocasiones por la coincidencia de diversos eventos bancarios en la mañana del viernes, lleva al de Manresa a intentar precisar su preocupación por la política catalana. Sin mencionar a Artur Mas, ni por supuesto a Mariano Rajoy, ni sus posiciones, ni sus proyectos y con distancia argumental impostada. Así, como una letanía, lo desgrana: “Confío en el diálogo de los líderes políticos. Diálogo, consenso, acuerdo… siempre en el marco de la ley. Ese consenso será bueno para todos los españoles, para los catalanes. Intuyo que hay ganas de dialogar”.
De Sant Jaume a la Diagonal
La lejanía que se ha establecido entre la Generalitat y La Caixa desde la ofensiva independentista del nacionalismo moderado puede que se reduzca gracias a ese calmante que es el tiempo transcurrido. Ojo, Fainé es de los que no olvida las afrentas. Por eso no le gusta nada que el actual presidente de la Generalitat repita en algunos cenáculos que él lo llevó a la presidencia de La Caixa cuando en una compleja operación triangular logró la salida de Josep Vilarasau, la sustitución por Ricard Fornesa y el ascenso del banquero a la dirección general única, con Antoni Brufau expatriado a Madrid, a la canongía multinacional de Repsol.
Y, por si queda alguna duda, que nadie aspire a retirarlo del mostrador, que él sigue dispuesto a vender cuentas, tarjetas, plazos fijos, hipotecas o lo que convega. “Como dice [Emilio] Botín estoy en plena forma para hacer lo que sea”, responde a un periodista que le pregunta por segunda vez por la ley en desarrollo que determinará la futura morfología de los bancos dependientes de cajas de ahorros.
Superlativo, no; elevado, sí
Evasivo ante las preguntas de corrupción; molesto y algo crispado cuando las participaciones preferentes aparecen en la rueda de prensa; irónico al responder sobre el Banco de Valencia y las interpretaciones de algún miembro del Frob y condescendiente con los periodistas despistados que insisten en un mismo tema, el puente de sus gafas casi siempre tiende a deslizarse hacia la punta de la nariz. La mirada, en consecuencia, queda por encima. No parece superlativa, pero sí que es elevada.
Está claro, como dice Botín, también Fainé sigue en forma. Y en el fondo.