La ‘excepción ibérica’, en duda: arrecian las críticas sobre su necesidad a medio plazo
El mecanismo ibérico está siendo un tapón en el mercado para que la inversión vaya a otras cuestiones
España y Portugal han conseguido una prórroga de la ‘excepción ibérica’. De esta forma, ambos países pueden mantener intervenido el mercado del gas hasta final de año. Desde este lado de la frontera se ha vendido, de nuevo, como un gran éxito. Sin embargo, las voces discordantes con la medida surgen por todos lados.
En concreto, el Ministerio para la Transición Ecológica, comandado por la vicepresidenta Teresa Ribera, ha conseguido que Bruselas ceda. Al menos, en parte. Así, se podrá mantener la ‘excepción ibérica’ hasta diciembre, con un tope del gas que llegaría hasta los 70 €/MWh en su registro máximo. Más allá de esa fecha no se puede porque la propia Comisión Europea tiene marcado 2023 como el fin de las ayudas especiales por la guerra de Ucrania. Por lo tanto, no se puede ir más lejos que la UE.
Sin embargo, en el mismo momento de su aprobación, surgieron voces discrepantes, sobre todo, desde los medios de comunicación que señalaron lo extraño de la situación: ¿qué tope se necesita cuando los precios mayoristas del gas están muy por debajo de ese precio?
Desde el Ministerio se fajaron asegurando que, aunque el gas natural esté bajo de precio, precisamente es por la ‘excepción ibérica’ y la señal de costes que marca. No obstante, esta percepción no ha calado entre los expertos del sector, que asumen que la bajada del gas se debe a otras situaciones. De hecho, el tope del gas estaría suponiendo una distorsión del mercado en estos momentos.
Mucha ‘exepción’, poco de lo demás
Sobre las implicaciones que tiene el tope, un reciente informe de Bloomberg Nef ha sido muy duro. De entrada, se alinea en esta teoría de que la prórroga del tope del gas no tendrá un impacto en el coste de la electricidad por lo precios del gas. Pero lo más alarmante, explican, ha sido por las señales que ha mandado para no invertir en otras tecnologías como las baterías.
Y es que, con la sensación de que no habrá precios altos -o muy altos-, se ha entendido que no había urgencia con otras cosas, sobre todo, lo relacionado con el almacenamiento.
Asimismo, el informe es muy duro sobre la falsa sensación de consumo de gas. Es decir, mientras que Europa pedía controlar el consumo, España tenía disparada su demanda, así como la interconexión con Francia, debido en gran parte a los bajos precios del gas.
Voces contra la ‘excepción’
En este contexto, ha habido empresas que no han dudado en criticar este mecanismo. Por ejemplo, con la estrategia de Iberdrola a largo plazo se suma la gestión regulatoria a corto plazo que ellos consideran que no es acertada. Desde la energética estimaban hace unas semanas que la ‘excepción ibérica’, que entró en vigor la pasada primavera para poner un tope al gas que entra en el ‘mix’ energético, lo que realmente provocó fue la falsa sensación de bajada de precios.
Es decir, realmente sí hubo un impacto sobre el mercado, pero se trata de un beneficio que no fue mayoritario para toda tipología de usuarios. De esta manera, en Iberdrola asumen que los PPA deben ser la fórmula de contratación energética que prevalezca.
Se trata de un debate oportuno, o al menos así lo veían, puesto que contrapone los intereses de las empresas con la realidad de un mercado eléctrico que todavía deja mucha contratación en el ‘spot’ diario. Así, desde Iberdrola deseaban que la vida de la ‘excepción ibérica’ acabase pronto, y que, de esa manera, se pueda poner coto a la volatilidad. Aunque de momento habrá que esperar hasta diciembre.