Estas son las cinco grandes amenazas para la economía española en 2022
España nunca ha conseguido aprovechar el 100% del dinero que recibía de la UE, el riesgo de malgastarlo de nuevo es muy alto
España dice adiós a 2021, un año que deja en la boca un regusto agridulce. Después del desplome histórico de 2020, este iba a ser el año de la recuperación, en el que la economía española «se saldría del mapa», como auguraron en junio tres grandes empresarios españoles: Ana Botín, Pablo Isla y José María Álvarez-Pallete.
El año comenzó por todo lo alto: la llegada de la vacuna contagió el optimismo, el consumo empezó a crecer y el turismo también gracias al fin de las restricciones. Todas las esperanzas estaban puestas en una recuperación que empezábamos a acariciar, ayudada por los miles de millones de euros que se recibirían de los fondos europeos.
Pero mientras el optimismo bullía, allí donde parecía que España iba bien empezaron a emerger cada vez más obstáculos:
- España era líder en vacunación, pero daba igual, porque empezaron a brotar nuevas variantes.
- El consumo de las familias salió en tromba tras meses confinados, hasta que el precio de la luz y de la cesta de la compra empezaron a dispararse y a mermar el poder adquisitivo.
- Las empresas empezaron a recibir más demanda, pero no podían producir porque dejaron de recibir materiales por la crisis de desabastecimiento, y el encarecimiento de las materias primas elevó los costes de producción.
- La economía recibiría un empujón de 140.000 millones de euros de los fondos europeos en los próximos años, pero resulta que España es archiconocida por no gastar a tiempo las ayudas que recibe de Europa.
Lejos de remitir, estos riesgos que antes sobrevolaban el horizonte ahora se han materializado en amenazas para la economía española en 2022, según los expertos consultados por Business Insider España.
1. El peligro de que aparezcan nuevas variantes de Covid-19
La aparición de una nueva variante de Covid-19, la llamada ómicron, ha hecho saltar las alarmas en todo el mundo y ya amenaza al crecimiento de la economía española.
Es más, si hubiera que definir qué economías podrían verse más golpeadas, España estaría en primera línea de impacto.
Cada vez que aparece una nueva variante (ya pasó con delta), los países se curan en salud cerrando fronteras e imponiendo restricciones a la movilidad, para evitar la propagación de las mutaciones entre su población.
Si hay una víctima clara de estas medidas es el turismo, altamente dependiente de los flujos internacionales. El PIB español cuelga en más de un 12% del turismo. Esto hace a España mucho más dependiente de lo que decidan otros países y sus ciudadanos y, por tanto, más vulnerable a la aparición de nuevas variantes.
El PIB español cuelga en más de un 12% del turismo
«De la misma manera que la caída del PIB fue mayor en España frente a lo observado en otros países de nuestro entorno, de llegar a tener que implementar confinamientos o medidas restrictivas en sectores donde la transacción se hace en presencial, el impacto volvería a ser mayor en España«, explica Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research.
Ni siquiera hace falta que se cierren fronteras. «Basta con que viajar sea incómodo, que haya que hacer cuarentena o varias PCR, para que se desincentiven los viajes, y España depende mucho de viajes europeos de corto radio», añade Francisco Vidal, economista jefe de Intermoney.
En el caso de ómicron, el gran consuelo parece ser que, aunque es más contagiosa, no presenta una mayor letalidad, y es posible detectarla con las actuales PCR. Pero, ¿Y si no siempre es así?
«Ahora tenemos una variante. Es un gran problema, pero parece que no será gran cosa. El riesgo es que pueden aparecer todavía más variantes que no podamos identificar con las PCR o resistan a las vacunas, ese es el auténtico peligro», avisa José García Montalvo, catedrático de Economía aplicada de la Universidad Pompeu Fabra.
2. Que el fantasma de la inflación se desmadre
Todo es más caro que antes. Hace meses que los precios suben como la espuma, y en algunos productos de primera necesidad, como los alimentos o la energía, las subidas ya superan el 30% en el último año.
Es la inflación, que lleva desde principios de verano disparada, comiéndose el poder adquisitivo de los hogares, y que según el Banco de España podría poner en riesgo la recuperación.
En noviembre, los precios escalaron en España un 5,6%, hasta niveles no vistos en casi 30 años, desde septiembre de 1992.
«El mayor riesgo es que la inflación se desboque. Si no empieza a remitir a partir de primavera empezaremos a entrar en zona de riesgo»
«El mayor riesgo es que la inflación se desboque. Si no empieza a remitir a partir de primavera empezaremos a entrar en zona de riesgo«, avisa María Jesús Fernández, economista sénior de Funcas.
¿Por qué? Porque, por ejemplo, podría dar lugar a mayores reclamaciones salariales. Si la inflación se instala en la economía y merma el poder adquisitivo de los trabajadores, éstos pedirán subidas salariales para poder mantenerlo.
«Hasta ahora el incremento en los costes lo han absorbido las empresas vía márgenes, pero puede traducirse a incrementos salariales», coincide Cardoso.
El problema es que mayores reclamaciones salariales se traducirían en un aumento de tipos de interés. «Esto desestabilizaría mucho los mercados financieros, podrían pincharse burbujas de activos, se devalúan las primas de riesgo y en países percibidos como con un mayor riesgo de insolvencia la prima de riesgo subiría más», añade Fernández.
3. Que España tire por la borda miles de millones de euros de los fondos europeos
Lamentablemente no estamos lejos de este riesgo. España nunca se caracterizó por aprovechar el dinero que recibe de la Comisión Europea. Tradicionalmente se encuentra entre los países europeos con peor ejecución. Eso significa que fondos llegan, pero no se gastan a tiempo.
La OCDE ya advirtió recientemente, cuando rebajó las previsiones de crecimiento para España, de una «velocidad de absorción de los fondos de la UE inferior a la proyectada» como otra de las amenazas para la recuperación española.
Hasta el momento, se han realizado pagos con cargo a los fondos europeos por un total de 10.425 millones de euros. Esto es un 43,1% del total de fondos presupuestados.
«En España se ha ejecutado históricamente más o menos el 40% de los fondos. Si hablas con abogados especializados en este tipo de ayudas te dicen que si en el pasado hemos ejecutado eso, y la infraestructura legal es la misma del pasado… Basta con sumar y restar…», apunta Montalvo.
«Empezamos año pasado con el gobierno diciendo que iba a gastar 25.000 millones este año. Nosotros calculamos que entre 10.000 y 15.000 millones, y es que no vamos a estar ni cerca…5.000 millones ya lo veo generoso», explica Cardoso, para quien la velocidad de crucero debería estar en 10.000 millones cada seis meses.
El problema, añade Cardoso, es que ahora mismo la economía avanza empujada por el consumo de los hogares, pero ese empuje está perdiendo fuelle, y en 2022 hará falta una ayuda extra, que debería venir del gasto público. Si no llega, la recuperación podría frenarse.
¿Por qué España malgasta el dinero de Europa y podría volver a caer en el error?
La lista de problemas es larga, y es la de siempre: cuellos de botella administrativos, mala coordinación entre administraciones o la falta de recursos y de personal cualificado son sólo algunos ejemplos de las causas que han provocado que España dé al traste con las ayudas. Pasó en 2013 con el fracaso del Fondo de Garantía juvenil y también en 2020 con la mala coordinación en la compra de mascarillas y material sanitario.
En esta ocasión, además de todo eso, hay falta de información. «Los empresarios no saben qué tienen que hacer. Hay una falta de información flagrante», añade Montalvo.
«Puedes hacerte la ilusión de que digitalizando vas a hacer empresas más grandes, pero eso no es verdad porque el problema es otro»
A eso se suma que muchas de las ayudas no están bien dirigidas. Pasa, por ejemplo, con el plan de modernización de las pymes.
«Sí, hay que digitalizar las pymes, pero quizás antes deberíamos preguntarnos: ¿el problema de la pequeña empresa que no pasa a ser grande, es la digitalización?», se pregunta Montalvo, y señala: «Puedes hacerte la ilusión de que digitalizando vas a hacer empresas más grandes, pero eso no es verdad porque el problema es otro«.
4. El riesgo de no acometer las reformas estructurales
Hasta ahora, prácticamente todo el déficit de España de este año lo ha financiado directamente el Banco Central Europeo. El problema es que es probable que en los próximos meses el BCE deje de comprar deuda pública.
«Sabemos que la consecuencia de eso va a ser un incremento de la prima de riesgo«, afirma Cardoso. Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con las reformas estructurales? Mucho.
Cuando España ya no pueda vender su deuda al BCE, tendrá que financiarla a través de los mercados, y éstos pueden desconfiar de la gestión del Gobierno si éste no acomete las reformas estructurales que pide la Comisión Europea, como la del mercado laboral o la de las pensiones.
El Gobierno de España, con una deuda monstruosa, y sus empresas, lo tendrían complicado para financiarse en los mercados, como en la última gran crisis de la deuda
«Si tenemos un déficit estructural muy elevado que sitúa la deuda en una senda insostenible, y además los mercados consideran que no se ha hecho una reforma que asegure la sostenibilidad del sistema de pensiones, podrían ver a España como un país con riesgo de insolvencia«, añade Fernández.
El Gobierno de España, con una deuda monstruosa, y sus empresas, lo tendrían complicado para financiarse en los mercados, como en la última gran crisis de la deuda.
El problema es que, aunque el Gobierno quiere sacar adelante una parte de la reforma del mercado laboral y del sistema de pensiones, está posponiendo las partes más complejas, que son precisamente las que atajan debilidades estructurales, como el mecanismo de equidad intergeneracional de las pensiones.
«Encima, a medida que vayamos acercándonos a 2023, el espacio de capacidad de acción de las políticas públicas se empezará a restringir por el calendario electoral», avisa Cardoso.
Los aspectos más complejos de la reforma laboral y de las pensiones son precisamente los más impopulares, porque implican aumentar la edad de jubilación o recortar las pensiones, por ejemplo. Algo que podría penalizar al Ejecutivo entre el electorado.
«El Gobierno ya está en modo 2023, no habrá ninguna reforma que pueda plantearle el mínimo problema», coincide Montalvo.
5. Que la crisis de desabastecimiento se prolongue
Desde hace meses, encontrar determinados productos se ha convertido en misión imposible. Las entregas de coches pueden llegar a retrasarse medio año, y no es raro tener que apuntarse a una lista de espera para comprar un electrodoméstico.
El problema se llama crisis de suministros, y podría restarle a la economía española hasta 16.000 millones de euros de PIB, según cálculos del Banco de España.
«Las disrupciones en las cadenas globales de suministro podrían provocar una reducción apreciable en la tasa de crecimiento del PIB español»
«Las disrupciones en las cadenas globales de suministro podrían provocar una reducción apreciable en la tasa de crecimiento del PIB español (de entre dos y tres décimas en 2021, y de entre cinco y nueve décimas en 2022)», avisa el organismo.
El automóvil es el sector que más está sufriendo, por la falta de microchips, debido a la cantidad de materiales de este tipo que necesita incorporar para su fabricación. «Muchos fabricantes se han visto obligados a paralizar o a recortar sus planes de producción», apunta el Banco de España, que estima que este shock se mantenga durante todo lo que queda de año y durante los tres primeros trimestres de 2022.
Noticia original: Business Insider
Autora: Inma Benedito