Estados Unidos y Alemania, enfrentados por el control de la venta de Opel

Exigen que el Gobierno español se  mueva para defender Figueruelas

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Los gobiernos americano y alemán están en pleno debate sobre el futuro de Opel. Las posiciones de uno y otro, más allá de la decisión de salvar el productor de automóviles europeo, no tienen de momento un punto de contacto. Y de fondo, el futuro de plantas como la de Figueruelas, en Zaragoza, que representa la mayor aportación económica de Aragón, con más de 20.000 empleos vinculados directa o indirectamente a dicha factoría.

La inminente presentación de bancarrota por General Motors y la decisión de dicha empresa de segregar Opel sitúa la supervivencia de la marca en el contexto europeo. Para asegurar la pervivencia de Opel se ha creado una sociedad limitada: Adam Opel, el nombre del fundador del grupo. La gestión de dicha empresa quedará en manos de una sociedad tenedora de acciones dirigida por 2 miembros designados por el gobierno alemán, otros dos del gobierno norteamericano (que a su vez será el máximo accionista de la sociedad que se cree para rescatar General Motors) y un tercer representante en nombre de los accionistas minoritarios.

¿Por qué está el gobierno americano en la sociedad fiduciaria de Opel?. Pues porque se prevé que General Motos, una vez instada su bancarrota, sea gestionada por una nueva empresa que tendrá un 50% de su capital en manos del ejecutivo de Obama; un 1% será propiedad de los actuales accionistas; un 10% corresponderá a los acreedores, y el resto hasta el 100% lo ostentarán de los trabajadores y sindicatos presentes en la firma.

El directorio citado tiene la tarea de decidir quién será el próximo propietario de Opel. Al respecto se conocen diversas propuestas, como la de Fiat, la del grupo Magna, la de una empresa de capital riesgo norteamericana e incluso la de una sociedad china, explican los representantes de UGT de Aragón en el comité sindical europeo de Opel.

Alemania ha asumido un papel decisivo para asegurar el futuro de Opel porque la mayor parte de las factorías están en su territorio. También porque ha decidido otorgar un crédito puente a Opel que asegure su continuidad: se trata de 1.400 millones de euros que aportan a partes iguales el gobierno federal y los landers. Pero según la opinión de los sindicatos, “quien tendrá la última palabra en la venta será el gobierno americano”, explica Luis Tejedor, secretario general de MCA-UGT de Aragón. En este punto está la grave divergencia por la que el gobierno de Merkel quiere ser decisivo en el futuro de la sociedad automovilística.

Fuentes conocedoras del proceso consideran que “pueden pasar dos o tres meses hasta que tome posesión de Opel alguno de los candidatos”. Es precisamente para poder mantener la actividad de las fábricas y evitar un colapso es clave la aportación económica del gobierno alemán, que a cambio quiere pesar en la decisión.

Pero Opel es un grupo de ámbito europeo, con ocho fábricas distribuidas por Alemania, Gran Bretaña, Bélgica y España. Los sindicatos españoles quieren que el gobierno español esté presente también en el proceso de decisión del futuro de las compañías. “Queremos que el ministro Sebastián haga oír su voz en los ámbitos donde se decida el futuro de la compañía” explican desde Zaragoza.

Y no sólo se trata de intentar influir en el futuro de Opel en favor de las instalaciones en los ámbitos donde esto se debata, “si no que también se tiene que demostrar apostando económicamente dando su apoyo, para tener luego más fuerza moral en la toma de decisiones, porque a nadie se le oculta que en la decisión habrá componentes económicos y también políticos”, asegura Tejedor, que remarca que tanto Bélgica como Gran Bretaña están “poniendo cifras sobre la mesa”. En el caso español, los dirigentes sindicales “no pedimos dinero a fondo perdido, si no que se apliquen soluciones parecidas a las arbitradas en otros casos en España (con aportaciones para I D, por ejemplo)”. Los sindicatos ponen de relieve que Figueruelas es la planta más productiva de Opel en Europa, con el 32% del total, y que no tienen problemas de costes de mano de obra ni de productividad, “si acaso de logística”, aseguran.

Quizás porque diversos gobiernos europeos con fábricas en sus países han empezado a moverse, la UE ha anunciado una reunión para tratar de Opel, aunque realmente los que pueden decidir, a día de hoy son Alemania y Estados Unidos.

A nivel local, lo cierto es que el único organismo español que ha apostado por Figueruelas ha sido el gobierno aragonés, que antes de que explotase el problema societario en General Motors comprometió unos 700 millones de euros en avales para asegurar que el nuevo modelo Meriva se haga en la planta de Figueruelas.

A nadie se le escapa que quien fije el acuerdo de venta de Opel será decisivo a la hora de estipular los planes de futuro de la compañía. “Tenemos claro que habrá una reestructuración compre quien compre”, dice Tejedor, aunque apuesta porque “lo que se tenga que hacer se haga desde el punto de vista socialmente más aceptable”. Figueruelas es el principal activo industrial de Aragón, con 7.500 empleos directos y casi 20.000 indirectos, y una empresa que da vida a todo un sector económico en dicha región, lo que facilita que más del 90% de lo que produce la aún filial de General Motors se exporte.

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