España se contagia de la ralentización de Europa: ¿frenazo económico en la segunda mitad de 2023?
El freno en seco de la economía alemana ha provocado que el sector exterior, en los últimos meses motor del crecimiento, haya caído en picado
A pesar de los muy buenos datos de empleo que arrojó el jueves la Encuesta de Población Activa (EPA), los cuales invitaron a muchos economistas al optimismo, las cifras de la Contabilidad Nacional Trimestral que publicó este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE) cayeron como un jarro de agua fría. La economía creció un 0,4% entre abril y junio, pero fue una décima menos que en el trimestre precedente -0,5%, tras una nueva revisión- y, sobre todo, en términos interanuales el incremento del producto interior bruto (PIB) ha pasado del 4,2% a un 1,8%.
La temida ralentización que está experimentando Europa y de la que España se había librado hasta el momento ya está dando sus primeros avances. El primero, desagregando los datos de la demanda, por el sector exterior. La demanda externa había sostenido el crecimiento en los dos últimos trimestres, pero en este apenas aporta tres décimas a un avance de la economía sostenido gracias al consumo interno.
Las exportaciones han frenado en seco: apenas presentan una variación del 0,7% con respecto al segundo trimestre de 2022 cuando un trimestre antes crecían a un ritmo del 10,2%. Una desaceleración, dice el INE, que se produce por un descenso en las tasas interanuales de las exportaciones de bienes (del 4,9 al −3,6%) y de las exportaciones de servicios (del 23,1% al 11,2%).
El segundo trimestre, dicen los expertos, ha ido de menos a más. Un ejemplo es el indicador del PIB a tiempo real que publica la Airef, que a comienzos del trimestre dio un avance del entorno del 1% intertrimestral, para finalizar augurando un incremento de solo una décima porcentual.
«Al inicio del trimestre, los primeros datos fueron bastante positivos», detalla la economista senior de Funcas, María Jesús Fernández, en conversación con Economía Digital. «El primer trimestre acabó con una tendencia positiva y el segundo empezó en tendencia positiva, pero luego se ha perdido ritmo, sobre todo en junio», detalla la analista.
El motor de Europa gripa la economía de España
La recesión en Alemania -agravada por un trimestre de estancamiento, según los datos publicados ayer-, a lo que se suma el crecimiento raquítico en China y la incertidumbre en torno a la situación de la guerra en Ucrania son factores que han debilitado el sector exterior que tantas alegrías estaban dando a la economía, incide la analista. Además, la política monetaria, tras nueve subidas consecutivas de los tipos de interés, ya está dando sus frutos enfriando la economía y la inversión.
Sin embargo, hay un factor diferencial que ha permitido que la demanda interna, tras dos trimestres en rojo, haya vuelto a crecer y a sostener el avance del PIB: la inflación. Pese a que ayer el avance de julio pronosticó un leve repunte, el hecho de que los precios estén mostrándose más contenidos en España han permitido una recuperación de la demanda interna. «Como se esperaba, el consumo ha vuelto a crecer después de dos trimestres consecutivos de caídas, gracias al buen comportamiento del empleo, a la caída en el precio de la energía y a que el avance de los salarios comienza a situarse por encima de la inflación«, apunta el economista jefe de BBVA Research, Miguel Cardoso.
Se dispara la construcción
La inversión fue otro de los motores del crecimiento económico, a pesar de la citada subida de tipos. «Ha tenido un comportamiento muy positivo, sobre todo teniendo en cuenta el incremento de la incertidumbre sobre la política económica y el incremento en los tipos de interés. El sostenimiento de esta evolución dependerá de si esta fortaleza es el resultado del ciclo político o consecuencia de la aceleración de la ejecución de los fondos Next Generation», abunda el experto.
La inversión, detallan desde Caixabank Research, ha sido impulsada sobre todo por la inversión en bienes de equipo (crecimiento del 1,0% intertrimestral) y, sobre todo, de la construcción (+7,3% intertrimestral). «El incremento de este último se explica en gran parte por la inversión en construcción no residencial, que aumentó un notable 13,6% intertrimestral», detallan en su análisis de los datos.
La economía se enfrenta a una segunda mitad del año que va a ser menos dinámica que la primera de este año, como ya vienen avanzando los indicadores. Algunas cifras, como el 2,5% del crecimiento que pronostica el FMI, parecen incluso optimistas para algunos de los analistas. «Se ha rebajado a la baja el crecimiento del primer trimestre de 2023 y el último de 2022», defiende Fernández, de Funcas, en conversación con este medio. «Las previsiones que estaban en la parte alta del rango puede que ahora sean revisadas a la baja. La nuestra está en el 2,2% y el crecimiento estará más cerca del 2% que del 2,5%«, pronostica.