España, incapaz de generar confianza, vuelve a sufrir por los mismos achaques económicos
A un año del 15M, la prima alcanza el máximo en la era del euro; la bolsa se hunde por los bancos; De Guindos, desesperado, pide a Bruselas más respaldo, pero el BCE señala la salida a Grecia y mete más presión a España. Sólo han pasado 24 horas
La reunión del Eurogrupo, el cónclave de los ministros de Economía de la zona del euro, ha sido el colofón a una jornada repetitiva en lo económico y en lo social pero de infarto por la profundidad de los acontecimientos. A un año del 15M, reivindicado con concentraciones desinfladas, España atraviesa horas cruciales para su futuro inmediato sin que las medidas de Mariano Rajoy y de su nómina de ministros se muestren útiles para frenar la espiral de frenetismo financiero.
El punto de dramatismo y de desesperación lo aporta Luis de Guindos: “España ha hecho todo lo que estaba en su mano”, decía al salir de la reunión con sus colegas y reivindicando más apoyo en Bruselas. El Ibex había caído por la tarde el 2,66% mientras el riesgo país cerró en 478 puntos, aunque titubeó con la barrera de los 500.
Bankia sigue arrojando sorpresas. Ayer, Jose Ignacio Goirigolzarri reconoció que la entidad encabeza las nuevas provisiones millonarias para cumplir con la reforma financiera. Le sigue el gigante de Isidro Fainé, Caixabank, que asume la factura Cívica. Y luego Emilio Botín. Y…
Las auditorías, ya
Demasiado, en su conjunto, para el presidente del Eurogrupo Jean-Claude Juncker, que, quizá recordando que el problema griego comenzó con la inexactitud de los datos económicos del país, apremió a De Guindos. “Acogemos favorablemente las medidas del Gobierno español sobre el sector financiero, aunque le pedimos acelerar la evaluación externa de los activos bancarios”. Bruselas quiere que los bancos sean auditados ya.
El déjà vu no estaba completo sin las dudas sobre la continuidad del euro. Como en los últimos meses, la marmota griega hizo acto de presencia. La polémica negociación para formar gobierno en la cuna de la civilización europea fue torpedeada desde Frankfurt.
No hay margen para los tabús ya en el Banco Central Europeo tal y como reflejan las declaraciones del gobernador del Banco de Bélgica, Luc Coene, quien, a pesar de mostrarse contrario, asume que si fuera necesario sería posible llevar a cabo un «divorcio amistoso», es decir la salida griega no traumática del euro. Juncker tuvo que desmentirle ante el terremoto.
Los recortes, para la prima
El escenario de máxima tensión obligó al Tesoro Público a pagar un 13% más para financiarse en corto, a 18 meses. El Estado devolverá prácticamente el 3% adicional por los 2.900 millones tomados en los mercados. El bono a 10 años rompió el 6% de rendimiento, por lo que Rajoy deberá destinar más recursos a los costes financieros.
Si la prima de riesgo sigue excitada, los recursos detraídos a sanidad y educación en el último recorte de 10.000 millones se los comerán los intereses, comentaban los corrillos de economistas y empresarios citados en Barcelona por el Cercle d’Economia para escuchar a Cristobal Montoro, el ministro de Hacienda.
Pero ni siquiera el aviso del responsable de las administraciones públicas sobre la intervención masiva de 2.000 ayuntamientos y de Asturias por incumplir los compromisos de déficit ha podido inspirar cierta confianza a los inversores internacionales. “Hay que reformar las administraciones públicas para hacerlas más eficientes”, dijo el ministro, sentado a la derecha del presidente del Cercle, Josep Piqué. Los inversores hicieron oídos sordos, pero la mayoría de empresarios aplaudieron cerradamente al arquitecto de los recortes de Rajoy.
España, solvente
El bucle dura ya desde mayo de 2010. Se cumplen dos años del macro recorte de José Luís Rodríguez Zapatero al bienestar, atento en sus últimos meses de mandato al dictado de Angela Merkel. Pero los recortes siguen, este martes lo harán de la mano de su impulsor catalán. Artur Mas anunciará el tercer macrotijeretazo de la legislatura. Quizá por estas reformas y por las de Rajoy, y aunque los mercados no acompañen, algunos piensan que, a pesar de todo, “España es un país solvente. Lo es en el sector público y en el privado”. Palabra de César Alierta.