España encara otro ciclo económico ‘doloroso’
Los expertos aseguran que si el esfuerzo no se inicia en 2016, el próximo año puede ser muy duro para cumplir con las exigencias de Bruselas. La zona del euro sigue en peligro
«Mis largos juegos pueriles, mi corta noche romántica…». Eso cantaba German Coppini hace ya demasiados años. Y eso mismo se podría decir de España, después de superar una crisis económica devastadora. España crece. Aumentó el 3,2% del PIB en 2015. Es una buena noticia, un indicador importante, pero resulta que, pese a ese crecimiento, ha aumentado el déficit, hasta el 5%.
Eso no ha gustado nada en la Comisión Europea (CE), y, aunque esta vez Bruselas ofrecerá facilidades, con un objetivo de déficit superior al 2,8% que se exige para 2016, –se quiere negociar que aumente al 3,7%– el esfuerzo para recortarlo será enorme, con gobierno o sin gobierno.
Poco habrá durado, por tanto, las alegrías. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado las expectativas de crecimiento para 2016, y las sitúa ahora en el 2,6%, mientras que para 2017 las rebaja al 2,3%, casi un punto menos que en su última previsión. Pero, además, ha retrasado su misión para España, al entender que es necesario que se constituya antes un gobierno. El Gobierno español ha acabado aceptando las nuevas circunstancias y ha rebajado sus propias previsiones.
Suprimir las alegrías fiscales
La puerta a la incertidumbre está abierta. «La situación de España no ha cambiado de forma sustancial en los últimos años. La deuda ha superado el 100%, el sector exterior crece ahora menos, y no podemos esperar que la buena coyuntura dure mucho más tiempo, en referencia al bajo precio del petróleo, los nulos tipos de interés o la devaluación del euro respecto al dólar», asegura el catedrático de Economía Aplicada Josep Oliver.
La idea de Oliver, que se asocia a las tesis ortodoxas de Alemania, es que se deberá actuar «de forma razonable». Eso quiere decir mantener la intensidad en la reducción del déficit, «suprimiento las alegrías fiscales», como la bajada de impuestos del Partido Popular (PP) en el último año, y reorientar la economía hacia una mayor productividad. Oliver cree que en 2015 «no se han hecho los deberes, al ser un año electoral, y después será más complicado reducir el déficit».
Los países del Sur
Para Oliver, las quejas del ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Shäuble, sobre los efectos contraproducentes de los bajos tipos de interés, «tienen todo el sentido».
¿Por qué? «Los bajos tipos de interés no incentivan a los países del Sur para seguir con las reformas económicas, y se ha pensado que ya se habían superado los obstáculos, cuando nos encontramos en una situación muy similar a la de los últimos años. Las amenazas a la propia zona euro se mantienen», insiste Josep Oliver.
El debate que plantea Oliver se vive con intensidad en Europa, entre los economistas alemanes, y entre los ortodoxos, a los que se han unido los franceses, y los que defienden la independencia del Banco Central Europeo (BCE), que con Mario Draghi a la cabeza, mantiene esa política de tipos de interés nulos.
La larga sombra de España
Mientras Oliver muestra su preocupación, Juan Ignacio Crespo, un analista de mercardos, experto en vislumbrar a medio y largo plazo, trata de relativizar la situación. «Lo importante de España es que crezca, eso es lo relevante, aunque ciertamente hay un hecho que se debe destacar y es que la hucha de la Seguridad Social va disminuyendo, y si se alarga esa tónica podría ser preocupante», afirma Crespo.
Es importante ver todos los factores en juego. El fondo de la Seguridad Social ingresa menos de lo que gasta. En 2015, se utilizaron 13.250 millones de esa hucha para pagar pensiones, con un saldo de 32.500 millones, un 22% menos que en 2014. El déficit en 2015 fue del 1,26% del PIB, cuando el objetivo era del 0,66%. Y para 2016 se prevé que podría superar el 2%. Esa es una de las grandes sombras de España.
¿Y el nuevo gobierno?
El esfuerzo de reducción del déficit que deberá hacer el próximo gobierno podría significar entre el 0,5% y el 1% del PIB. El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, aseguró en la campaña electoral que se crearán 500.000 empleos anuales, pero la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI) es más modesta: unos 200.000 empleos.
El problema ahora es que la CE exigirá un presupuesto con modificaciones y lo podría pedir en mayo, con un gobierno, todavía, en funciones. La duda es si habrá o no gobierno antes del 2 de mayo, la fecha límite antes de convocar de forma autómatica elecciones para el 26 de junio, o si Bruselas se espera a que se constituya un nuevo ejecutivo.
Crespo bromea con esa posibilidad. Y asegura que, tal vez, a España le convenga no tener gobierno por ahora. La razón es que, aunque hay un presupuesto vigente, muchas partidas no se gastan, por la prudencia de un Ejecutivo que está en funciones, y que no quiere tomar decisiones importantes. Pero en 2017 «el esfuerzo debería ser ingente, y doloroso».
Otoño caliente, «muy caliente»
El catedrático de Estructura Económica, Santiago Niño Becerra, se refiere a ello recordando el caso griego y el referéndum que convocó Alexis Tsipras sobre el plan de Bruselas. Si antes de las elecciones del 26 de junio, el gobierno español en funciones se compromete con la CE para acometer recortes, «¿qué ocurrirá en la campaña electoral?», se pregunta Niño Becerra.
Su opción es clara: «Si el informe lo presenta un gobierno definitivo todo queda mucho más estético: el Ejectuvio que va a seguir presenta algo que ha decidido, por lo que no habrá ningún problema para que se aplique. Es decir, en términos operativos lo mejor es que el 30 de abril (la fecha en la que debe enviar el informe de estabilidad económica a Bruselas) ya esté formado un gobierno estable».
Pero definitivamente, la noche romántica –-si es que alguna vez la hubo– será corta. Niño Becerra ve los recortes de forma inminente. «Lo que saldrá de ese informe, aunque se pueda crecer al 3% o al 2,4%, más realista, como apunta la AIReF (agencia fiscal independiente), son subidas de impuestos, recortes de gasto público, y toma de otras medidas, como el copago sanitario y educativo».
Niño Becerra augura «un otoño muy, muy caliente». De hecho, el ministro Cristóbal Montoro, ya anunció ajustes el pasado viernes, por unos 2.000 millones de euros.
Recesión global
Ante esos augurios, Crespo aporta calma, pero sin negar que la situación es compleja. Al revés. Considera que la recesión en 2016 y 2017 puede ser una evidencia. Lo apunta con un dato: «dependemos de la situación global, y hay que tener en cuenta que China ha crecido un 6,7%, y ya se ha asegurado que no está mal. Pero ha crecido algo más del 6,2% de 2009, que fue el peor momento de la recesión global».
Como siempre, en los peores momentos puede haber buenas noticias.
Crespo considera que Europea caminará hacia un Tesoro único si se acaba produciendo esa recesión. Es también lo que preocupa a Oliver. Nada se ha resuelto en los últimos años. Se ha calmado, pero no se han solucionado los problemas de fondo: la zona del euro sigue corriendo peligro. Y en Alemania, «lo saben», concluye el ‘alemán’ Oliver.