España empeora en competitividad fiscal: la presión fiscal normativa es un 13% superior a la de la UE
España cae al furgón de cola en competitividad fiscal por la subida de impuestos, por lo que el Instituto de Estudios Económicos (IEE) exige no subir Sociedades ni Patrimonio en la reforma fiscal, ante una presión fiscal empresarial un 31% superior a la media de la UE
España ha vuelto a retroceder en materia de competitividad fiscal por las subidas de impuestos aprobadas en los dos últimos años por el Gobierno que han elevado la presión fiscal normativa un 12,8% por encima de la Unión Europea, lo que la ha llevado a situarse en el furgón de cola entre los países desarrollados.
En concreto, España ha perdido cuatro puestos y se sitúa en 2021 en la posición 30 del total de los 37 países desarrollados analizados en el Índice de Competitividad Fiscal (ICF) del informe elaborado por la Tax Foundation de Estados Unidos, que por tercer año presenta el Instituto de Estudios Económicos (IEE). Respecto a los 36 países de la OCDE, España ocupa el puesto 29, por debajo del 27 de 2020 y el 23 de 2019.
El presidente del IEE, Íñigo Fernández de Mesa, ha explicado que el deterioro de la competitividad fiscal de España se debe al aumento de impuestos adoptado en los dos últimos años, ya que muchos de los tributos elevados, como el tipo marginal del IRPF, generan una «gran distorsión y apenas recaudan».
En este sentido, ha apuntado a los tributos a las empresas, ya que «el 80% del aumento de tributos han recaído sobre la empresa», como la «perniciosa» imposición a dividendos y ganancias de empresas o el alza del aumento de cotizaciones sociales, aunque queda fuera del informe.
A ello se suma, según ha indicado el director general del IEE, Gregorio Izquierdo, el hecho de que aparte de subirse los impuestos, España no los ha bajado como ha sucedido en los países del entorno, como Alemania, donde han disminuido temporalmente el IVA, así como en otros países como Estados Unidos, Francia o Italia, en donde han optado por bajar impuestos. Con la pretendida reforma fiscal, el «drástico» deterioro de la competitividad fiscal irá a peor, han avisado.
Presión fiscal por encima de la UE
El IEE ha desarrollado, a partir del ICF un indicador denominado Indicador de presión fiscal normativa, entendida esta como la carga de gravamen que el diseño del sistema fiscal introduce en las economías, al margen de la recaudación que obtenga, y en 2021 dicho indicador para España se sitúa en 112,8 puntos.
Esto supone que la presión fiscal normativa en Epaña es un 12,8% más elevada que la media de la UE, y también mayor que los 110,5 puntos del año 2020, donde soportaba una presión fiscal normativa un 10,5% superior a la del promedio de la UE. La situación de España es también un 12% peor a la del promedio de los países de la OCDE, que tiene 100,8 puntos.
El indicador de presión fiscal medida como recaudación sobre PIB, el más habitual y que tiene en cuenta el efecto de la economía sumergida, muestra que en España se recauda el 35,4% del PIB total del país, pero está pagado
exclusivamente por el 78% de la actividad, dado que el 22% del PIB es economía sumergida.
Por tanto, la presión fiscal efectiva (descuenta la economía sumergida) para los que contribuyen es del 44,6%, similar a la del conjunto de la UE. Con todo, el esfuerzo fiscal , que tiene en cuenta la diferencia en los niveles de renta relativos de los distintos países, es en España un 8,1% superior al de la UE.
La presión fiscal se ceba con las empresas
El ‘think tank’ de CEOE hace hincapié especialmente en la presión fiscal que soportan las empresas, en las que asegura que ha recaído el 80% de la subida de impuestos, y es que la presión fiscal empresarial, ajustada de economía sumergida, es un 31% superior a la media de la UE, siendo la sexta mayor, solo superada por Chipre, Estonia, Francia, República Checa e Italia.
En el IEE apuntan sobre todo a dos impuestos: Sociedades y Patrimonio. En relación con el Impuesto sobre Sociedades, España, en el puesto 32 de 37, presenta una presión fiscal normativa un 27,2% más elevada que la media de la Unión Europea, y un 21,2% superior al del promedio de la OCDE.
Respecto a la imposición patrimonial la situación de España es aún peor. En este caso, la posición de España es un 40,8% peor que la de la UE, y un 38% menos competitiva que el promedio de la OCDE. De hecho, nuestro país presenta el tercer peor resultado, tan solo por detrás de Italia y Suiza.
En lo referido al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), España se sitúa entre los países donde el IRPF es más progresivo (puesto 9 de 22), y es un 12,75% más progresivo que la UE. Su efecto conjunto con las cotizaciones a la Seguridad Social (cuña fiscal) es del 39,3%, por lo que el salario neto que recibe el empleado constituye el 60,7% del coste laboral. La cuña fiscal española es superior a la de la OCDE (34,6%).
El IEE pide no subir Sociedades ni Patrimonio en la reforma fiscal
Ante todo este contexto, el presidente del IEE, Íñigo Fernández de Mesa, ha alertado de que la subida de impuestos y el ‘ruido’ sobre los cambios regulatorios están incidiendo en que la recuperación sea «más lenta». «El consumo no se está comportando con toda la intensidad que debería y la inversión tiene un comportamiento mucho menos dinámico que en los países del entorno», ha añadido.
Al aumento de la presión fiscal, sobre todo a nivel empresarial en un momento de caída de la actividad económica, se suma el «ruido» de otros cambios regulatorios, por ejemplo, en el sector eléctrico o de vivienda, que están provocando «incertidumbre» y un clima que reduce la confianza.
Por todo ello, ha pedido de cara a la futura reforma fiscal que se acometa un «rediseño» del sistema fiscal sin aumento de impuestos y con simplificación de los tributos. «No creemos que sea el momento de subir impuestos», sino de «más bien todo lo contrario, ha insistido Fernández de Mesa, que aboga porque el incremento de la recaudación proceda de ampliar las bases imponibles en vez de aumentar la presión.
Y es que el diseño del sistema fiscal es «absolutamente fundamental» para la competitividad del país, por lo que reclama un marco regulatorio favorecedor del crecimiento, frente a una fiscalidad «poco competitiva» que desalentará la inversión extranjera y nacional. «Una fiscalidad con tipos marginales altos va a hacer que el talento no venga a nuestro país»; ha alertado, para pedir una reducción del déficit poniendo énfasis en la eficiencia del gasto, al ser la «única forma para el ajuste sin interferir en el crecimiento».
En esta línea, el director general del IEE, Gregorio Izquierdo, ha instado a evitar que la reforma fiscal suponga un aumento de la presión fiscal empresarial, sobre todo en Sociedades y Patrimonio, ya que cualquier modificación sería «especialmente contraproducente» al ser ya figuras menos competitivas.
Ante los «efectos distorsionadores» de algunas figuras, Izquierdo ha pedido evitar la doble imposición de los nuevos tributos, como los digitales, y «coordinación» con organismos internacionales, ya que «no es aceptable ni razonable» que actividades que ya tributan en la economía tradicional tengan que pagar nuevos impuestos por «figuras mal diseñadas» para actividades que actualmente no contribuyen.