España, el nuevo festín para el inversor
Los expertos alertan sobre la fiebre especulativa, tras la irrupción de Bill Gates en FCC, y advierten de que la deuda sigue siendo excesiva
España no debería cometer otro gran error. Lo hizo hace casi una década, cuando el dinero fácil posibilitó una enorme burbuja inmobiliaria. Y ahora podría repetirlo si los analistas niegan que ya ha salido del pozo, sin reconocer que hay claros síntomas de que se ha producido un punto de inflexión en la economía española.
Ese análisis pertenece al ministro de Economía, Luis de Guindos, y lo ofreció esta semana a inversores y empresarios en el Barcelona Meeting Point, el salón inmobiliario.
¿Primera conclusión? No se puede decir que España sigue enterrada, porque no sería cierto, e imposibilitaría ese efecto psicológico vital en la economía que consiste en convencerse de que es posible iniciar una senda de crecimiento. A De Guindos le toca ese papel. Está obligado, de hecho, a ejercerlo. ¿Pero la realidad es exactamente la que apunta?
Empresas infravaloradas
Bill Gates, el fundador de Microsoft, ha irrumpido en el mercado español. Le han bastado 116 millones de euros para hacerse con el 6% de FCC. Para una de las mayores fortunas del mundo, es una cantidad muy asumible. El Gobierno lo ha celebrado. “Pondrá a España en el mapa mundial de la inversión”, ha asegurado Jaime García-Legaz, secretario de Estado de Comercio. Pero los expertos consultados buscan otro ángulo de la realidad.
Por un lado, las empresas españolas “están infravaloradas”, y, por otro, el esfuerzo del Gobierno no ha sido suficiente todavía para reducir de forma convincente la deuda pública española. Y la privada, pese a reducirse, sigue siendo “brutal”. La primera afirmación es del presidente del Col·legi d’Economistes, Joan B. Casas. La segunda es el director general del Instituto de Estudios Económicos, Joaquín Trigo.
Grandes oportunidades
Eso quiere decir, que España, en estos momentos, es un festín para los inversores, pero no para los que quieren iniciar nuevos negocios, sino para los que desean especular. Esa es la visión de Rafael Sambola, profesor de Eada, y director del Máster de Finanzas. “La afirmación de que España está en venta no se puede decir con total impunidad, pero es evidente que el mercado puede ver grandes oportunidades, y que serán los especuladores los que tratarán de conseguir beneficios”.
¿Es Bill Gates un especulador? Lo cierto es que se ha convertido en el segundo accionista de FCC, por detrás de Esther Koplowitz. Los títulos se han vendido a 14,8 euros cada uno, algo más del doble que en abril, cuando llegó a caer a su mínimo histórico, con 6,6 euros. Pero es que llegaron a estar a 83,9 euros, antes de ese descenso a los infiernos. Es decir, a Bill Gates esa participación le hubiera costado 587 millones de euros.
Sambola apunta a que sus 116 millones abonados ahora, pueden convertirse en una gran cantidad cuando esas acciones suban en los próximos meses o en el próximo año. Un directivo de una gran entidad financiera asegura que Gates «no invierte esa cifra, precisamente, por motivos filantrópicos». Por tanto, sacará beneficios, y serán importantes.
Dinero sólo a empresas muy bien seleccionadas
El catedrático de Estructura Económica de la URL, Santiago Niño Becerra, se muestra escandalizado. Este economista, acusado de ver siempre la parte negativa de la economía española, ve en la inversión de Bill Gates “un signo de debilidad, porque con la cantidad que ha pagado se ha hecho con el 6% de una de las empresas más potentes de España”.
Niño Becerra apunta a que en 13 o 14 valores del Ibex 35 se podría producir entradas de capital extranjero similares. Y critica al presidente del Banco Santander, Emilio Botín, por su afirmación de que en España está entrando dinero por todos los lados. “Que hay dinero para todo, no es cierto, eso está claro, irá a determinados sitios, a empresas concretas, como se ha visto con FCC”, asegura.
Pero la realidad siempre se impone. O casi siempre. Joaquín Trigo afirma que “en España tenemos lo que tenemos, con empresas muy endeudadas, y lo que ha pasado es que ni antes de la crisis tenían tanto valor, ni ahora deberían estar tan bajas, pero es lo que hay”.
España, es lo que hay
Soledad Pellón, analista de mercados de IG, se acerca a las tesis de Trigo. “No creo que España ofrezca una sensación de debilidad, porque que la deuda es muy alta, que las empresas han bajado en su cotización, ya se sabía, y lo que está pasando ahora es que llega dinero, por lo que el riesgo lo tenemos ahora, pero también lo teníamos antes”. Y la propia figura de Bill Gates “es positiva para la imagen de España”.
Sin embargo, Rafael Sambola insiste en que lo importante sería “una inversión de Bill Gates de la mano de Microsoft, y eso no se ha producido”.
La Bolsa, abran juego
Joan B.Casas insiste en que las empresas españolas, las que cotizan en el Ibex 35, y que son la imagen de marca, “están infravaloradas”, y que la consecuencia de que llegue dinero para paliar su exceso de endeudamiento es que “se puede vender patrimonio al exterior, sin preguntar si el propietario es de fuera o no”.
La Bolsa española sigue aún casi un 40% por debajo de lo que fue su récord previo a la crisis, cuando llegó a alcanzar los 16.000 puntos. Acumula este año unos beneficios del 22%, frente al 17% de la Bolsa de Fráncfort o el 18% de Wall Street. Es decir, hay espacio para buenas compras y para recoger beneficios a medio plazo.
Ahora bien, como apunta Niño Becerra y Trigo, “España se lo ha buscado”, por los enormes excesos en la época de bonanza.
Un menú desagradable, pese a De Guindos
El drama, del que se quiere alejar el Gobierno, del que huye Luis de Guindos, sigue siendo la deuda. El Banco de España acaba de presentar los datos del segundo trimestre, con un 323,5% de deuda sobre el PIB: 3,30 billones de euros. En 2007, antes de la crisis, era del 256%. Y ahora el problema es, –no lo era en 2007– que la deuda pública bordea el 100% del PIB.
Trigo apunta que el Gobierno central, y, en conjunto, todas las administraciones públicas, no acaban de controlar la deuda. Y expone, en el informe del IEE sobre los presupuestos del Estado de 2014, que el Gobierno “ha renunciado a seguir avanzando en el camino de la consolidación presupuestaria por la vía de la reducción del gasto”. Trigo considera, como se señala en el informe, que los presupuestos “contribuirán a reducir el déficit, pero no son austeros”.
El menú, por tanto, no es tan agradable. Llega dinero, por ahora especulativo, –aunque sirve también para comprar deuda pública, por lo que la prima de riesgo se ha reducido hasta los 240 puntos–, y la “brutal” cifra de la deuda pública y privada se reduce muy lentamente.
¿Crecimiento de España? De Guindos pide que se confíe en ello.