España empieza a agotar la ‘fiesta’ del BCE: los costes de la deuda volverán a subir en 2023
El pago de intereses empezará aumentar por encima de los 30.000 millones el próximo año ante el elevado volumen de deuda y el cambio de la política de estímulos del BCE
El Tesoro del Reino de España lleva varios años disfrutando de un favorable acceso a los mercados financieros impulsado por la política de bajos tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) y desde 2020 del escudo de la política de estímulos monetarios, pero el efecto de los tipos más bajos de emisión de deuda para pagar el pasivo que vencía tocará suelo este año y el pago de intereses empezará aumentar de nuevo a partir de 2023.
Las compras masivas de deuda efectuadas por el BCE en los últimos años y el ‘maná’ de su paquete monetario desplegado para hacer frente a la pandemia, que concluirá este mes de marzo, ha producido la paradoja de que el coste por el pago de los intereses de la deuda ha ido disminuyendo, hasta la previsión de 29.500 millones este año, a pesar de que el volumen de deuda española en circulación no ha dejado de crecer, hasta sobrepasar el 120% del PIB.
Sin embargo, los expertos consultados por Economía Digital apuntan que este año el pago de los intereses tocará suelo, es decir, registrará su nivel más bajo y posteriormente volverá a subir poco a poco, e incluso podría llegar a empezar a incrementarse este año en función de lo que suceda con los tipos de interés.
También será determinante lo que suceda a partir de la primavera respecto a las previsiones que apuntan a que podría comenzar a disminuir el precio de a la electricidad y por tanto empezara moderarse la inflación, que cerró el año con una tasa del 6,7%, la mayor en 29 años. Fuentes gubernamentales confirman lo decisivo de la evolución de la inflación y la política monetaria.
No obstante, el secretario general del Tesoro y Financiación Internacional, Carlos Cuerpo, dejó claro durante la presentación de la Estrategia de Financiación para 2022 que se mantendrán el favorable acceso a los mercados financieros a pesar de la progresiva retirada de los estímulos monetarios por parte de los bancos centrales, dado que la acción por parte del BCE para la normalización de su política monetaria está bastante descontada» por los mercados.
El efecto que desaparecerá este año
El efecto que ha permitido disminuir el pago de los intereses de la deuda a pesar del notable aumento del volumen de deuda pública ha sido los menores tipos registrados en el interés de la deuda que se va renovando (aquella que vence y hay que pagar) y que fue emitida anteriormente a tipos superiores.
Ese tipo de deuda destinada a pagar la deuda que ha vencido y el nuevo déficit generado se emitió con unos tipos de interés hace cinco años del en torno del 1,5%, pero a medida que ha ido desapareciendo ese pasivo ha sido sustituido por nueva deuda emitida a tipos más bajos, de en torno al 0,3%.
Sin embargo, dicho efecto de contrarrestar los tipos de interés más bajos que hace cinco años «no va a ser suficiente para hacer frente al efecto alcista de un volumen de deuda mucho mayor», ha explicado en declaraciones a Economía Digital la economista senior de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), María Jesús Fernández.
Así las cosas, aunque los tipos de interés fuesen más bajos también este año que los que la deuda que vence, ya el volumen de deuda nueva acumulado es muy alto y hará que este año se toque suelo en el pago de intereses y comience un incremento en el coste.
Ahorro de 1.281 millones en el pago de intereses este año
El Gobierno ha fijado en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) una estimación de un coste por el pago de los gastos financieros del Estado de 30.223 millones de euros para este año, un 4,7% menos respecto a 2021.
De esta cifra total de gastos financieros, el 97,5% se deben a intereses de la deuda pública en euros. Esto supone unos 29.500 millones de euros, si bien desde 2023 previsiblemente la partida comenzará a escalar y sobrepasará los 30.000 millones de euros.
De cualquier forma, las mejores condiciones de financiación han posibilitado que la carga financiera del Estado se haya seguido reduciendo y el año pasado el Tesoro lograse un ahorro en el pago de intereses de 1.281 millones de euros respecto a 2020. En términos de contabilidad nacional, la carga de intereses con respecto al PIB, uno de los principales indicadores de la sostenibilidad de la deuda, se ha situado en el entorno del 1,95%, continuando la senda descendente de los últimos años.
La importancia de la evolución de la inflación
Uno de los aspectos que más influirá en la evolución del apetito inversor este año será la inflación, ya que «pone nerviosos a los mercados«, apunta Fernández (Funcas), quien. ve crucial la evolución que se registre desde la primavera para ver si se cumplen las expectativas y los precios de las materias primas, los productos energéticos y los cuellos de botella empiezan a reducirse.
Según la economista, los tipos de interés tomarán a partir de la primavera una senda «más o menos clara», por la que se moderarán si la tasa de inflación no se reconduce y no hay efectos de segunda ronda . De lo contrario, podrían empezar a ascender y llegar a una situación de «cierto riesgo», ya que España es «un país vulnerable ante movimientos financieros».
Por ello, cree que el apetito inversor dependerá «mucho» de si se controla la inflación y se reducen las presiones y posibles efectos de segunda ronda en los salarios, pero de momento las perspectivas apuntan a que el BE tardará aún un tiempo en elevar los tipos, aunque compre menos deuda, lo que permitirá mantener el apetito de los inversores, si bien es posible que haya cierta subida «controlable» de la prima de riesgo.
Desde el Tesoro también han querido lanzar un mensaje de tranquilidad respecto al gradual cambio en la política monetaria implementada por el BCE, al augurar Carlos Cuerpo que la prima de riesgo continuará sin “sobresaltos” como el año pasado. La diferencia entre tl tipo de interés del bono español a 10 años y el alemán se mantuvo entre los 60 y los 70 puntos básicos en 2021, en línea con los niveles prepandemia.
El BCE prevé poner fin en marzo a su programa de compra de deuda vinculado a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), que inyectó con 1,85 billones de euros, y a ello se sumará que los líderes de la UE negocian un cambio en las reglas fiscales, con la consecuente posible repercusión en el déficit y la deuda.
Por el momento el Tesoro Público mantiene para 2022 una previsión «prudente» de emisión de deuda neta en 75.000 millones este año, prácticamente la misma cifra que el año pasado (75.138 millones), cuando el coste medio de emisiones cerró por primera vez en negativo.