Las eléctricas usarán una ley de 2014 para evitar vender luz barata a la competencia
El sistema eléctrico español está dividido entre compañías de gran tamaño y el resto, y por ahora no cambiará esa posición de dominio
Las tres grandes eléctricas españolas tienen diversos frentes abiertos entre los que destacan sus choques impositivos con el Gobierno, así como la pelea comercial con el resto de compañías. Estas últimas semanas ha trascendido que el Ejecutivo quiere atar en corto a las energéticas a nivel fiscal. Y eso, a su vez, repercute en el trato con los rivales en su posición como mayoristas.
En concreto, Economía Digital publicó que el Gobierno de Pedro Sánchez ha dado una vuelta al impuesto de producción para que Iberdrola, Endesa y Naturgy, principalmente, paguen lo máximo posible en la venta de su energía. El objetivo, junto a la cuestión económica, también pretendía que estas compañías reequilibren la venta que hacen de su energía a las demás comercializadoras para que no se genere una distorsión en el mercado.
Es decir, estas grandes empresas venden su energía a un precio a sus propias comercializadoras, por norma general más bajo que a las demás empresas del sector que no producen energía, y que se la compran para venderla a su propia cartera de usuarios. Con el cambio del impuesto de producción, el Gobierno aspiraba a que la electricidad de vendiera a un precio similar.
Desde hace tiempo las comercializadoras independientes se quejan de estos precios. Alegan no competir en igualdad de condiciones si se permite que los grandes grupos puedan vender luz a sus empresas a un precio más bajo que el mercado. Pero los planes no saldrán bajo lo previsto. Según la Ley 27/2014, del Impuesto de Sociedades, las grandes eléctricas tendrán una base legal con la que seguir vendiendo su electricidad más barata a sus propias comercializadoras debido a los cálculos de valor de los precios de mercado. Es cierto que el impuesto será gravado sobre el coste de mercado del ‘pool’, pero el objetivo de equilibrar la competencia habrá fallado.
Todo se mantendrá igual
La clave para que todo siga igual se basa en los diferentes métodos para calcular el valor al que pueden vender la energía, tanto a sus propias comercializadoras, como el precio al que pueden venderlo al resto de empresas.
Por ejemplo, con el método del precio libre comparable, en este caso sería fácil y fiable coger valoraciones del mercado mayorista (‘pool’) o de futuros. Lo normal es que puedan acogerse a este criterio para generar dicho precio. En cuanto al coste incrementado, se cogen los costes de producción y se añade el margen habitual que tienen otras entidades independientes para su venta. No obstante, en este caso es difícil de calcular por el funcionamiento del mercado marginalista.
Otro caso de cálculo sería el precio de reventa. En este caso se resta del precio de venta al cliente final el margen que normalmente suelen tener otros revendedores en operaciones idénticas. Este margen normalmente es confidencial y además dada la gran diferencia entre el precio final de la competencia y de las empresas verticalmente integradas, no sería un método ajustado a la realidad.
Con estas fórmulas de precio las tres grandes eléctricas podrán seguir vendiendo al precio bajo que hasta ahora han tenido. Y aquí es donde se puede producir una distorsión en el mercado, puesto que hay empresas que compran la electricidad mucho más cara en el mercado mayorista.
¿Problemas de competencia?
Iberdrola, Endesa y Naturgy han sido capaces de meter cerca de un millón de clientes en su negocio libre durante los tres primeros meses del año. Y no solo eso, sino que, durante este primer periodo de 2022, las principales comercializadoras eléctricas independientes que tienen una cartera de clientes de entre 40.000 y 400.000 clientes han sufrido una fuga de usuarios como no se había producido nunca. En concreto, de enero a marzo habrían perdido cerca de 200.000 abonados
Holaluz, Audax, Alterna y MásMóvil-Lucera habrían sido las compañías que más clientes han perdido en este primer trimestre del año, con volúmenes que superan los 10.000 usuarios, y llegan hasta los 30.000.
En el lado contrario de la balanza, Endesa ha ido como un auténtico tiro en el primer trimestre del año, y en el mercado libre ha llegado a superar las 400.000 altas. Algo que encaja a la perfección con la inversión que han ejecutado para mejorar el desempeño comercial.
Bajo este contexto, el conjunto de comercializadoras independientes están muy sujetas a las medidas del Gobierno para poder gestionar sus compras de energía a largo plazo, los gastos en los que van a incurrir y, una vez ajustado todo eso, cómo pueden ser de agresivas comercialmente en un mercado altamente competitivo.
Esta situación ha provocado un problema para el conjunto del sector e, incluso, para la competencia, puesto que hay menos opciones reales en el mercado si de nuevo todo se reduce a tres compañías. Por ello, todo lo que tarde el Gobierno en adoptar las medidas pertinentes, entre las que también se encuentra la subasta inframarginal, se seguirá produciendo una fricción en el mercado entre Iberdrola, Endesa, Naturgy y el resto se compañías.