El sistema financiero aflora más morosidad
El Banco de España duda de 60.000 millones en créditos comercializados entre particulares
Creían los bancos españoles que una vez saneadas sus carteras crediticias inmobiliarias podrían retomar la senda creciente de aumento de beneficios y dividendos, e incluso empezar a dar crédito en lugar de limitarse únicamente a comprar deuda pública, pero no va a ser así.
El Banco de España sigue con la mosca tras la oreja sobre la calidad de los créditos de las entidades financieras, y ha vuelto a modificar las reglas del juego.
No quiere que haya más sorpresas, como las hubo el año pasado con toda la toxicidad oculta de los préstamos inmobiliarios.
Dudas
En el fondo, existen dudas de que esa morosidad del sistema financiero –reducida tras el traspaso de activos a la Sareb– sea sólo de apenas 160.000 millones.
Y es que el aumento de la morosidad resulta inevitable en la actual situación de crisis económica, debido a las dificultades de empresas y particulares para afrontar los vencimientos crediticios.
Son cerca de 130.000 los millones de euros refinanciados y reestructurados, a empresas y particulares, los que las entidades deberán, en función de las nuevas directrices emitidas por el supervisor, mantener en su actual estado (normal, dudoso o subestándar) o reconocer su modificación, obligando a aumentar su nivel de cobertura.
Tienen hasta el 30 de septiembre para hacerlo.
Nuevas normas
En la nueva circular, el Banco de España entiende la legitimidad de un instrumento como la refinanciación, “necesario para la gestión eficiente de la exposición a clientes que atraviesan dificultades transitorias”.
Pero lo no que quiere es que esa transitoriedad se convierta en un problema estructural.
“Si las dificultades del cliente no resultaran ser temporales, la entidad debe reconocer la situación y reclasificar el crédito bien a la categoría de dudoso, bien a la de subestándar, en función de la gravedad de dichas dificultades”, apunta.
La cruda realidad
Detrás de esta reflexión se esconde la cruda realidad de que más de la mitad de los créditos refinanciados están ya clasificados en la categoría de subestándar o en la de dudosos.
O sea, que no se pagan o se pagan de mala manera. Y, a tenor de los nuevos requerimientos, la cosa tiene toda la pinta de que irá a peor, por lo que el Banco de España obliga a iniciar “sin demora la revisión individualizada de la clasificación contable” de los créditos.
Se trataría de mirar con lupa cada uno de los créditos ya refinanciados, todavía considerados como normales.
Reclasificación
Habría que comprobar si tienen la solvencia necesaria para mantenerse con esta clasificación o si, por el contrario, existen serias dudas de que se vayan a poder recuperar y deben ser considerados, a partir de ahora, como dudosos o subestándar, aportando las debidas provisiones.
En general, se reclasificarán como “riesgo normal” operaciones o prestatarios que hayan atendido sus compromisos durante un mínimo de un año desde que se formalizó la refinanciación, de seis meses cuando se trate de préstamos con cuotas mensuales y garantía hipotecaria sobre la vivienda habitual, o cuando el principal de la operación se haya reducido en al menos un 10%.
Más provisiones
Todos los créditos que no cumplan con estas condiciones deberán ser provisionados en mayor o menor medida, por lo que habrá que ver cuántos de los actuales 60.000 millones refinanciados, considerados como normales, lo son realmente, para cuantificar el alcance de las nuevas coberturas.
Si son dudosos, la provisión mínima a dotar es del 25%, aumentando este porcentaje a medida que aumente la situación de impago hasta alcanzar el 100% cuando el crédito se dé por fallido.
Hasta ahora, y aunque con grandes diferencias entre unas entidades y otras, las provisiones aportadas sobre los créditos refinanciados promedian el 16%, unos 21.000 millones de euros.